Especial: Angie y Danna

3.1K 154 1K
                                    

Pasaron los años, y la vida de Val y Riley se había establecido en una rutina cómoda, pero no por ello menos apasionada. Val, a sus 27 años, Val seguía con el Hockey, también siendo entrenadora personal, y Riley, ahora con 25, había logrado construir una pequeña pero exitosa empresa de diseño gráfico. Sin embargo, había algo en lo más profundo del corazón de Riley que sabía que faltaba, un deseo que no se podía ignorar, quería ser madre.

Era un pensamiento que había rondado su mente durante mucho tiempo, pero que hasta ahora no se había atrevido a expresar abiertamente. Riley amaba a Val con todo su ser, y sabía que su relación era lo suficientemente fuerte como para soportar cualquier cosa, pero ¿qué pasaría si Val no compartía ese deseo? El miedo a la respuesta la había hecho guardar silencio, hasta aquella noche en la que, acostadas en la cama, bajo las suaves sábanas de su hogar, decidió finalmente hablar.

-Val... -susurró Riley, su voz casi ahogada por la incertidumbre.

Val, quien estaba leyendo un libro, levantó la vista y la miró, notando inmediatamente la seriedad en los ojos de Riley.

-¿Qué pasa, amor? -preguntó Val con ternura, cerrando el libro y dejándolo a un lado.

Riley tomó una respiración profunda, sus manos entrelazadas en su regazo mientras trataba de encontrar las palabras correctas.

-He estado pensando en algo, y no sé cómo decírtelo... -Riley comenzó, su voz vacilante. Val tomó sus manos y las apretó suavemente, dándole el apoyo que necesitaba para continuar- Val, quiero... quiero ser madre. Quiero que tengamos una hija.

El silencio que siguió a su confesión fue pesado, pero no incómodo. Val no apartó la mirada ni un segundo, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. Había hablado con Riley de su futuro en muchas ocasiones, pero este tema en particular nunca había salido a la luz de manera tan directa.

Finalmente, Val sonrió, una sonrisa llena de comprensión y amor.

-¿Es algo que realmente quieres? -preguntó suavemente, aunque en el fondo sabía la respuesta.

Riley asintió, sus ojos brillando con emoción y un poco de nerviosismo.

-Sí, Val. Siento que algo nos falta, y creo que una hija podría... podría completar nuestra familia.

Val se tomó un momento para considerar todo. Ella también había sentido en ocasiones que su vida con Riley, aunque maravillosa, podía ofrecer más. Había soñado con la idea de formar una familia, pero nunca había sentido la urgencia de expresarlo, temerosa de cómo cambiaría su dinámica. Sin embargo, ver la determinación y el deseo en los ojos de Riley la hizo darse cuenta de que, en el fondo, también compartía ese sueño.

-Entonces, ¿qué estamos esperando? -respondió Val finalmente, su tono ligero pero lleno de sinceridad.

Riley se quedó sin palabras por un momento, abrumada por la emoción. Saltó sobre Val, abrazándola con fuerza, sintiendo que su corazón estallaba de felicidad.

-¡Te amo tanto! -exclamó, su voz quebrándose por las lágrimas de alegría que comenzaban a llenar sus ojos.

Val la abrazó de vuelta, acariciando su espalda con ternura.

-Yo también te amo, Riley -susurró Val- Y sabes, creo que serás una madre increíble.

Las semanas que siguieron estuvieron llenas de preparación y decisiones importantes. Decidieron que la adopción sería el camino adecuado para ellas, y aunque sabían que no sería un proceso fácil, estaban dispuestas a pasar por todo con tal de tener a su hija en sus brazos.

Después de meses de papeleo, entrevistas y reuniones con agencias de adopción, finalmente recibieron la llamada que había estado esperando. Había una pequeña niña en un hogar de acogida, y estaban en la lista para conocerla. Su nombre era Angie, y solo tenía dos años y medio. Val y Riley apenas podían contener su emoción mientras conducían al hogar de acogida, sus manos entrelazadas todo el camino.

Solo Mía: Riley x ValentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora