El día del último partido de la temporada llegó con una mezcla de emociones para Valentina. No era solo su último partido, sino también el de varias de sus compañeras en las Fire-Hawks. Aunque aún quedaban algunos entrenamientos, Val no podía evitar sentirse melancólica y un poco molesta. Sabía que no jugaría en su posición habitual de capitana de defensa, y eso le robaba parte de la emoción del día.
Las Fire-Hawks estaban en el vestuario, preparándose para el juego. El bullicio de la charla y las risas llenaba el espacio, pero Val se mantenía en silencio, ensimismada en sus pensamientos. Observó cómo Lynn y Riley compartían bromas y sonrisas, su amistad fortalecida con el tiempo. Aunque Val intentaba mantenerse tranquila, los celos aún la corroían por dentro, recordándole lo mucho que odiaba la cercanía entre las dos.
De repente, Lynn se acercó a la entrenadora, susurrando algo al oído. La entrenadora asintió, y Val levantó la vista, curiosa. Unos momentos después, la entrenadora se dirigió a Val.
—Val, cambio de planes. Vas a jugar en tu posición habitual— dijo con una sonrisa. Val parpadeó, sorprendida.
—¿En serio?— preguntó, aún incrédula. La entrenadora asintió.
—Lynn me sugirió que sería lo mejor para el equipo— explicó la entrenadora. Val miró a Lynn, quien le devolvió la mirada con una sonrisa triunfante.
—¿Por qué hiciste eso?— murmuró Val cuando Lynn pasó a su lado.
—Porque sé lo mucho que significa para ti— respondió Lynn con un tono despreocupado, pero sincero. —Y también porque quiero que este partido sea memorable para todas.
Val no supo qué decir. La gratitud y la sorpresa se mezclaron en su corazón. Por un momento, todos sus celos y resentimientos se desvanecieron. La generosidad de Lynn le recordó que, a pesar de sus diferencias, todas estaban allí por una misma razón: su amor por el hockey.
Cuando salieron al hielo, Val sintió una nueva energía fluir por su cuerpo. Riley se le acercó, con una sonrisa de oreja a oreja.
—Es hora de jugar— dijo Riley, su entusiasmo contagiando a Val.
—¡Claro que sí!— respondió Val, sonriendo. A medida que el himno del equipo resonaba por los altavoces, Val sintió que todo encajaba a la perfección.
El partido comenzó, y desde el primer toque del puck, Val se sintió como en casa. Coordinaba las defensas, bloqueaba tiros y lanzaba contraataques con la precisión y la gracia que la habían convertido en la líder del equipo. Riley, siempre a su lado, demostraba su habilidad y agilidad, deslizando el puck de un lado a otro y marcando goles con una sonrisa de pura alegría.
Cada vez que Val miraba hacia la línea de banquillo, veía a Lynn observándola, y aunque no se habían hecho amigas cercanas, Val apreciaba el gesto.
El juego avanzaba con una intensidad que solo un último partido de la temporada podía tener. Cada pase, cada golpe, cada gol era un reflejo del esfuerzo y la dedicación que todas habían puesto durante el año. Las Fire-Hawks jugaban como una máquina bien engrasada, cada una cumpliendo su papel a la perfección.
Finalmente, el silbato sonó, marcando el final del partido. El marcador mostraba la victoria de las Fire-Hawks, y la emoción en el hielo era palpable. Las chicas se abrazaban, reían y lloraban de alegría, celebrando no solo la victoria, sino también el final de una etapa importante en sus vidas deportivas.
Val se giró hacia Riley, y ambas se lanzaron en un abrazo, sus sonrisas reflejando la felicidad del momento.
—¡Lo hicimos!— exclamó Riley, su voz llena de emoción.
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Solo Mía: Riley x Valentina
FanfictionRiley, una joven tímida y reservada, se une al equipo de hockey de las Fire-Hawks donde conoce a Valentina Ortiz, conocida como Val, la carismática y manipuladora capitana del equipo. Val desarrolla una obsesión por Riley, deseando poseerla completa...