Capítulo 5

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Los minutos les parecieron horas, esperaron pacientemente que todos se acomodaron en las sillas que habían en el lugar. Tomaron las paletas con sus respectivos números. Los huéspedes del hotel tendrán por números el de su habitación y los que llegan de afuera se debían registrar para poder participar. Destiny buscó las dos butacas que tenía el número que le correspondía y tomaron asiento para esperar que la subasta diera comienzo.

Destiny además de la cuenta que su padre había puesto a su disposición desde pequeña en la que contaba con una suma cuantiosa de dinero tenía su cuenta personal, producto a su trabajo. Ella era la gerente de ventas de la compañía de su padre. Puesto, que dejó vacante para irse de luna de miel y en su retorno ya vería que haría. Justin era un hombre adinerado, tenía su propia compañía de publicidad al igual que su familia, no tendría por qué preocuparse. Entre Justin y sus ahorros podría comenzar su sueño más grande, administrar una tienda de antigüedades. Siempre le ha gustado coleccionar cosas tales como monedas, cuadros, entre otros.

Marco desde la otra esquina del salón miraba a su alrededor buscando a su asistente. Ésta desapareció en el momento que más la necesitaba. Decidió hablar con uno de los auspiciadores para poder detener la venta de esa pintura que tanto lo marcó.

Recordó el momento en que lo pinto. El estaba triste, la ausencia de su padre, quien murió cuando él ya tenía veinte años, dejó otra cicatriz abierta en su corazón. Marco tan solo tenía ocho años cuando comenzó a pintar. En la pintura encontró la forma de sacar todo el enojo con el que había crecido. Su madre lo abandonó y lo dejó con su padre para irse con otro hombre, le molestaba su hijo de solo dos años. Su padre fue quien educó y cuidó hasta que murió en un accidente. Su padre era su única familia o al menos la única persona que reconocía como tal. Esa pintura reflejaba su dolor, su corazón, lo reflejaba a él.

Cuando sale de sus pensamientos se da cuenta que la subasta había comenzado. Ya no le dió tiempo de buscar a nadie. Tocaba comprarse a sí mismo. Eso en realidad no le importaba, su prioridad en el momento era evitar que alguien tuviera su pintura. Su dinero no lo hacía más feliz. Era un hombre solitario, que vivía para pintar. Su vida social era un desastre. Mucho se especulaba de su hombría ya que no se le conocía una novia formal. Sólo eran amantes de una noche, con las que no volvía a repetir. Ella llegaba a él y se regalaban, nunca ha tenido que cortejar a ninguna mujer.

Escuchó al maestro de ceremonia pedir la atención de los presentes para comenzar. Comienza la subasta sin ningún contratiempo. La primera pintura fue vendida, sonrió para sus adentros. Ese dinero tendría un uso adecuado. Él mismo se encargaría de que llegara a los lugares correctos para prevenir la trata humana. Una a una se fueron vendiendo sin mucho problema. Hasta que llegó la pintura esperada.

- Bien, llegamos a la última pintura de la noche de hoy, ¿Quién ofrece 50,000€?

- 60,000€ - dice una mujer mayor de algunos 50 años.

-100,000€ - Marco contraataca. No permitiría que se quedaran con ella.

-150,000€ - vuelve a hablar la señora.

-250,000€ - Marco contraataca y mira a la mujer que le hace una mueca de desagrado. Sonrío triunfante, le había ganado su pintura a la señora.

- 250,000€ a la una, 250.000€ a las...- el presentador se ve interrumpido por una voz de mujer que Marcó reconoció sin tener que voltear a verla.

- 500,000€ - el mundo de Marco se detuvo, por un momento había pensado que esa mujer no podía adquirir su pintura, que no contaba con los recursos para superar una cuantiosa cantidad y la había descartado. Pero como si de un balde de agua fría se tratara, la voz de Destiny lo hizo despertar ante su realidad. Ella solo espero el momento perfecto para dar su estocada final. Y no porque él no pudiera superar el precio, si no, por qué sabía que si había duplicado su oferta era por qué nada la detendría para adquirirla.

- 500,000€ a la una, 500,000€ a las dos, 500,000 € a las tres, vendida.

Destiny aun sin poder creer que nadie la hubiera retado para adquirir la pintura se había emocionado muchísimo. Por su mente pasaron muchas cosas pero nunca se le hiciera tan fácil adquirir la obra que tanto le tocó. Ya había pensado ponerla en su habitación. De forma que sea lo primero que vea cuando despierte. En algún momento encontrará que es eso que tanto daño le hizo al pintor. No lo conocía, nunca había escuchado hablar de él pero de lo que sí estaba segura es que es un alma en pena vagando entre una sociedad sin corazón.

Todos los presentes se dispusieron a salir del salón, unos para buscar las obras adquiridas y otros para concluir la noche. Destiny fue a dejar sus datos y poner todo en orden para que su nueva pintura fuera enviada a su Penthouse. Llamaría a Elena su ama de llaves para que lo reciba. Después de dejar todo listo se dispuso a subir a su habitación, el lunes dejaría Madrid para recorrer a España en tren, su próximo destino será Zaragoza, deberá tomar el tren el lunes en la mañana para recorrer unas tres horas de camino. Ya tenía su boleto listo, esa era parte de todo lo que había planeado con su ahora exnovio.

Subió con Vane a su habitación, se sentía cansada, usaría el domingo para descansar. Se dió un baño, estaba verdaderamente feliz por su nueva adquisición. Se acostó pero no paró de pensar en el hombre del cuadro, Marco, quien será, porque vió en él, el mismo dolor que ella tiene en su alma. Se quedó dormida pensando en las pocas palabras que cruzaron.

El domingo se hizo presente y Vanessa tuvo que despedirse, debía arreglar todo para el lunes, no podía faltar a esa entrevista porque entonces todos sus esfuerzos habrían sido en vano. Con gran pesar se despidieron no sin antes prometer que se mantendrán en comunicación todo el tiempo, sea por videollamada como por llamada regular. La mañana pasó sin inconvenientes. Decidió ir a la piscina y tomar un poco de sol.

Mientras Destiny estaba feliz, Marco quería matar a su asistente, pero no apareció en toda la noche. Era de conocimiento público que el hombre tenía un temperamento un poco fuerte. Rocío su asistente era una chica un poco despistada y olvidó decirle a su jefe que se había sentido indispuesta para la gala y fue a su cuarto a descansar. Marco logra al fin dar con los promotores que dieron auspicio a la subasta de la noche anterior.

- Señor D'Angelo, no podemos dar la dirección de la persona que la compró. - dice el hombre que se encarga de distribuirlas.

- Solo quiero su nombre y su número de paleta. - Marco sabía que ella se hospeda en el hotel solo necesitaba saber en cual habitación.

- No podemos, es información confidencial. - termina el hombre.

- ¿Que desea por esa información?- pregunta sacando su cartera

- No señor D'Angelo, ¿Cómo se le ocurre? - Marco saca de su cartera 200€ y los pone en su mano.

- Y si cooperas con mi causa puede que te regale 200€ más.- el joven que tenía la lista lo miró sin saber qué hacer. Miró a todos lados y al percatarse que estaban en un lugar donde no había nadie, buscó la lista y dió la información que necesitaba Marco.

El hombre sonríe victorioso. Compraría la pintura, haría lo que fuera por recuperarla. Le diría que era un error, que ella no estaba en venta y devolvería el dinero. Se haría pasar por uno de los agentes de la subasta para no quedar en evidencia. Cuándo llega a la habitación de Destiny toca varías veces sin respuesta, espera unos cinco minutos y una mujer de mediana edad sale de la habitación.

- La señora Greens no se encuentra. - dice la mucama dejándose llevar por el nombre de la reservación.

- No sabe si tardará mucho, necesito hablar con urgencia con la signora.

- No sé, ella salió para la piscina. - dice encogiéndose sus hombros.

- Bien grazie, la buscaré entonces allá.

- Bien grazie, la buscaré entonces allá

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