Capitulo 12

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Él comienza a pasar la esponja con jabón por el cuerpo de Destiny disfrutando de ella poco a poco. La sensación que estaba sintiendo le gustaba tanto que sentía miedo de lo que eso implicaba. Sus caricias se hacían más seductoras mientras pasaba el tiempo. Ella toma la iniciativa y se voltea para quedar frente a él.
Sus pechos le hicieron ver que estaba excitada, una sonrisa se posó en sus labios al saber que solo él era el dueño de esa excitación. Los tomo en sus manos y buscó pegar sus labios a ellos pero ella no se lo permitió.
—Ahora me toca a mí. —dice lanzándose a sus labios. Los devoró como ninguna mujer lo había hecho.
Él no puso mucha resistencia, quería saber hasta dónde llegaría y se dejó hacer. Destiny abandonó sus labios y bajó por su dorso dejando besos por doquier hasta llegar a su gran amigo. Este latía esperando recibir un premio. Lo tomó entre sus manos y lo llevó a sus labios, éstos rozan su glande mientras sus manos se movían de arriba a abajo en su falo. El gemido del hombre la incentivó para que siguiera, así que abrió su boca para que entrará y poder saborearlo con más ahínco. Él comienza a mover su pelvis con movimientos más rápidos. Destiny agilizo sus movimiento con la boca y manos en combinación haciendo que las maldiciones del hombre se escucharan más fuertes.
Marco le tomó el cabello y puso sus manos en su cabeza para adentrarse más en su boca. Destiny movía sus manos más rápido. El hombre no pudo aguantar más y sacó su miembro de su boca y la halo hasta su cuerpo haciendo que lo montará ahí mismo. Necesitaba sentirla, era algo que no podía aguantar más. Ella lo puso con cuidado en la puerta de su centro y comenzó a cabalgar lo con mucho anhelo. Se sentía llena, completa. Marco tomó sus senos entre sus manos y comenzó a jugar con ellos, chupaba y mordisqueaba al ritmo de sus movimientos. Se sentía en la gloria con ella allí. En sus treinta y cinco años no había hecho el amor de esa manera, con esa entrega, con esa necesidad de amar y ser amado.
Disfrutaba a esa mujer como nunca había disfrutado de ninguna otra. La sintió contraer sus músculos vaginales y supo que pronto le daría un orgasmo, la tomó por sus glúteos y comenzó a moverla, sus gemidos se hacían más fuertes mientras más se movía. Sintió como en su miembro sentía la presión de los músculos de Destiny y no aguanto más. No quiso salir de esa área tan confortable. Decidió llenar a la mujer con su esencia caliente. Destiny cae en su pecho exhausta, descansan y salen para darse el baño. Se bañaron entre caricias y fueron a la cama a dormir. Durmieron acurrucados, como si fueran una pareja real.
Marco fue el primero en despertar. La vió moverse y sonrió. No sabía explicar lo que sentía al verla allí con su cuerpo desnudo. «"Creo que necesitas otra sección de sexo para que al fin se te quite la sensación de necesidad"» le dice su lado lujurioso. «"No le hagas caso, no le hagas daño, sabes muy bien lo que estás sintiendo, no te hagas el bobo"» dice su razón.
Él se encontraba en un debate, lo que sí sabía era que una noche no fue suficiente para matar el deseo que sentía por ella. Verla así tan vulnerable lo hacía desearla más. Sacó sus pensamientos lujuriosos de su cabeza y fue al baño, cuando salió vió que la mujer aún dormía, la contempló un poco más, pero una llamada lo interrumpió.
—Ciao —contesta la llamada.
—Ciao Marco, tu vuelo sale en dos horas ¿dónde estás? —dice Carlo su mejor amigo y socio.
— Lo había olvidado por completo. Creo que no podré salir hoy porque me ha surgido un problema.  — mira a la mujer que estaba dormida en su cama.
— Ay Marco, si no te conociera te creería, me intriga qué mujer ha hecho que tus museos no sean más importantes que ella. —inquiere Carlo y lo hace sonreír.
— Iré, pero no hoy, dame tiempo voy mañana o dentro de dos días.
«"Seguro, ese es el tiempo que necesitas para cansarte de ella"». —le cuestiona su lado lujurioso.
—Recuerda que solo tú puedes resolver el problema. —Marco blanquea sus ojos.
—Sí, te prometo que ya iré.
—Solo tienes unos días para resolverlo. No lo olvides. —advierte Carlo.
—Para eso te tengo a ti, para no olvidarlo. —alega riendo.
—¡Bien, bien! Te dejo voy a ver como retraso todo para tu llegada.
— Eres el mejor.
— Espero conocer a quien te tiene así. — dice Carlo pero no tuvo respuesta.
—Arrivederci Carlo.
—Arrivederci Marco.
Terminó la llamada y rió internamente. En ese momento solo quería estar con ella, quitar esa sensación de necesidad que poseía cuándo ella no estaba junto a él. La miro parpadear sus hermosos ojos azules. Sin darse cuenta un brillo en su mirada se había posado.
— Buenos días. —susurra ella cubriendo su cuerpo con las sábanas.
— Buongiorno principessa —saluda él acercándose a la cama—. ¿Cómo amaneciste?
— Tengo un poco de dolor de cabeza, pero creo que es un efecto del vino. — él sonríe y se acerca a dejar un beso en sus labios.
— Te ves hermosa cuando duermes.— el rubor en sus mejillas no le pasó desapercibido y volvió a besarla. Esta vez el beso se extendió hasta quedar sin aliento. — Que me has hecho pequeña bruja, no me reconozco.—confiesa poniendo su frente junto a la de ella.
Destiny cierra sus ojos, ni ella sabía que había pasado allí. Sentía algo tan inmenso cuándo la besaba, sentía la necesidad de ser su mujer a cada rato. No era normal eso que sentía, pero era tan divino. Se sentía en las nubes entre sus brazos.
— Me tengo que ir. —comenta ella de momento. No quería que él se diera cuenta de lo que causaba en ella. No quería que él se aprovechará de eso para hacerla sufrir.
— Acabo de cancelar un viaje a Italia solo por quedarme contigo. — dice en forma de reproche y rápido se arrepintió.
— Marco yo... —Destiny nerviosa no sabía qué hacer.
— Quédate conmigo hoy. —súplica— Solo quiero pasar un tiempo contigo, no puede ser tan malo.
—Marco... Esto no debió pasar. Es muy temprano para que yo... —ella comienza a vestirse mientras él la mira, no sabe cómo convencerla de que se quede con él. Su corazón comienza a palpitar fuerte. No podía permitir que se fuera y lo dejará ahí como si nada.
— Te están buscando Destiny O'Reilly. Ofrecen hasta recompensa a quien diga dónde estás. —ella detiene sus movimientos para encararlo.
—¿Tú no estás diciendo eso, verdad? —ella estaba atónita—. Tú no me vas a chantajear con eso. —cuestiona caminando hasta él. Marco se pone de pie para afrontarla.
—Si no te quedas conmigo llamaré a tu padre y diré dónde encontrarte. —la reta.
La mirada asesina de Destiny le advierte que nada bueno hizo.
—Bien, préstame tu móvil. —él la mira extrañado. Cuándo se lo entrega ella marca el número de su padre—. Papá —Marco abrió los ojos como dos órbitas apunto de salir—. Sí papá, estoy bien solo llamo para decirte que no envíes a nadie a buscarme. Estoy en España y me encuentro bien. Necesito curar mis heridas y creo que lo estoy logrando. Pronto iré nuevamente. Los amo, dile a mamá que estoy bien. —termina la llamada y le entrega el móvil nuevamente—. A mi nadie me amenaza. —escupe volteandose para buscar sus zapatos. Marco la toma del brazo y la hace mirarlo.
—No te vayas Destiny, te necesito. —dice esto último con un dolor en su pecho. No sabía que ocurría dentro de su corazón, pero algo no lo dejaba respirar. Necesitaba con urgencia los besos de esa mujer. Así que tomó su rostro para mirarse en sus ojos, bajó hasta sus labios y los besó.
Los besó como si necesitara de ellos para poder vivir, los besó con pasión pero al mismo tiempo con todo eso que su corazón quería sacar. La besó con el más grande y puro amor.
Destiny devuelve el beso con la misma entrega que él. Ella no quería aceptar que su corazón comenzaba a latir fuerte solo por él. Marco la acercó a su cuerpo para cubrirla con sus brazos.
— Nunca he necesitado a nadie como te necesito a ti, Destiny. Pensé que era cosa de una noche, pero verte vestirte para dejarme aquí, solo, hizo darme cuenta que no es así. — dice en su oído, haciendo que un escalofrío corra por su cuerpo.
Se miran a los ojos y vuelven a besarse. Esta vez terminaron cumpliendo todos sus deseos carnales. Sus cuerpos se hacían uno a la hora de hacerse el amor. Se amaron hasta que sus cuerpos no dieron para más. Deseaban quitar esa necesidad que cada momento se hacía más grande. Ese día permanecieron todo el día en la habitación. Pidieron lo que se comerían durante el día y se mimaron todo lo que pudieron.

 Pidieron lo que se comerían durante el día y se mimaron todo lo que pudieron

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