Capitulo 9

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La mira, se ve tan vulnerable, tan frágil que solo desea protegerla. No entendía por que con ella se sentía así. Por qué deseaba tanto cuidarla. «“Seguro es para que te de deba un favor y le puedas cobrar por la pintura.”» dice su voz razonable. La vuelve a mirar esta vez pasando la yema de sus dedos por el perfil de su rostro, llega a su mentón y sube a sus labios rozando los lentamente, la mujer separa un poco sus labios. Para él esa acción era excitante, su amigo, el que no piensa, estaba despertando y eso no podía pasar, pero tampoco deseaba dejar de mirarla.
«“Admite que quieres pasar una buena noche con ella, seguro después se te quita todo”» —le hace ver su voz lujuriosa.
Marco quita todo pensamiento de su mente y se levanta de la cama, va al baño pero ya era tarde, su amiguito estaba pulsando por salir. Se quita la ropa y enciende la ducha. Mira a su amigo y comienza a descargar sus deseos bajo el agua tibia.
Pensó en los labios de la mujer, imaginaba como era tenerla entre sus piernas, sentirse dentro de ella. Hasta que al fin calmó sus deseos. Se bañó y puso su albornoz para salir a buscar su ropa. Ve a la mujer moverse y musitó algunas palabras. Se acerca a ella para poder entender mejor lo que ella está diciendo. Evidentemente no era para él pero le daba curiosidad.
Se sienta en la cama justo al lado de ella, solo logra escuchar el nombre de Justin. ¿Quién rayos será Justin? ¿Por qué la ponía tan intranquila tan solo mencionarlo? Buscaría información de ella y el tal Justin en la mañana ahora se acostara a dormir, fue una noche larga. Busca una frazada y se la pone a la mujer mientras él se acuesta a su lado. La mujer se voltea a su lado y tira su pierna para enredar la con la de él. «“Será una noche más larga”» dice su conciencia a lo que él solo encoge sus hombros y cierra sus ojos para ver si puede dormir.

Al día siguiente Destiny se despertó y miró a todos lados. Esa no era su habitación. Donde rayos estaba, recordó que había ido a la disco, que había conocido a un hombre, este la invitó a un par de tragos y se entretuvo bailando. Se miró su ropa, al menos sabía que no había hecho ninguna locura, de el vestido sacó sus llaves, solo había llevado la tarjeta para pagar, su ID y su llave de la habitación. Tenía las tres tarjetas en un bolsillo dentro de su vestido. Amaba los vestidos con bolsillos secretos. Salió de la cama pero no logró salir sin que la persona que la había rescatado saliera del baño recién bañado.
Tenía una toalla amarrada a su cintura tapando eso que se podía notar por encima de la toalla, sus ojos se querían salir. Miró su pecho lleno de esas finas líneas que hacían las gotas en la piel mientras caían. Su boca se hizo agua, estaba como el médico se lo había recetado. Miró su rostro y no podía creer de quien era semejante cuerpazo.

—¿Te ibas sin siquiera decir, Grazie? —inquiere pero ella baja su rostro en forma de vergüenza. Nunca pensó que le debiera estar bien al hombre que para ella es un acosador—. Por tu gesto creo que sí.
—Yo... —suspira—. Lo siento no sé qué hago aquí. Pero enseguida me voy. —contesta volteando para salir.
— No te vayas, ordené desayuno para los dos. ¿No querrás que me lo coma todo yo? —su picardía la confundía.
—¿Qué buscas Marco? Sé sincero, ¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué haces todo esto? El almuerzo, sacarme de la disco, ahora el desayuno. —fue directa.
—Sabes que quiero. —se sincera sin tapujos.
—No te la voy a devolver. —dice tajante.
—Verás que sí, volverá a mis manos como que me llamo Marco D'Angelo. —dice desafiando a la mujer, ella levantó su mentón, no se dejaría intimidar por él.
—Y yo te aseguro que no será así, como que me llamo Destiny O'Reilly. —la carcajada del hombre no se hizo esperar confundiéndola más si eso era posible.
De dos zancadas llega a ella. La toma del mentón para que lo mire a los ojos.
El corazón de la mujer estaba por salir de su pecho. Que diablos le pasaba. Temblaba como una hoja al viento. Su aliento a menta tan cerca de su boca, bajó su mirada para no caer en la tentación que tenía al frente.
—Mírame a los ojos Destiny O'Reilly. — su nombre le pareció una canción en sus labios. Qué le pasaba con ese hombre que hacía que su fortaleza la abandonara—. Te aseguro que esa pintura... —Sus respiraciones eran muy pesadas. Ambos estaban envueltos en esas sensaciones que les provocaba el uno al otro—. Volverá a mí. —su voz gruesa llena de lujuria hizo que Destiny cerrará sus ojos, no aguantaría mucho.
Lo deseaba, era como un imán, ella no quería sucumbir a esos deseos antes de sanar sus heridas, pero con Marco se le estaba haciendo más que difícil.
El hombre aprovechó la acción de ella para rozar su rostro con la yema de sus dedos, esta vez bajaba por el tabique de su puntiaguda nariz hasta llegar a sus labios. Cuando llega a ellos sus estos se separan un poco haciendo su voluntad. Marco la ve tragar profundo y no aguantó más. Quería saber a qué sabían sus besos, deseaba saber si le correspondía de igual manera. Se aventuró a sentirlos. Puso una mano en la cintura de la mujer y con la otra tomo su nuca para asegurar que no se iría de sus brazos. Unió sus labios con los de ella. Esta no tardó en corresponder al beso. Lo deseaba tanto como él la deseaba a ella, pero eso será algo que él no sabrá nunca.
Marco invade su boca con su lengua para explorar cada rincón de esta. Ella hizo lo mismo con la suya saboreando la suya. Era un beso con pasión, con deseos. Se separaron para tomar aire. Marco no la soltó, mas si la apretó con asías a su cuerpo sacando un gemido de la mujer. Deseaba más, deseaba poseerla, ya no era solo el deseo de saber a qué sabían sus besos, ahora quería probar cada rincón de su cuerpo.
—Me tengo que ir. —suelta de golpe.
—No te vayas. —pide él aún con su frente pegada a la de la mujer.
—Es lo mejor. Esto se salió de control. —explica ella apretando sus párpados para que él no pudiera leer sus pensamientos.
Sabía que si se quedaba allí acabaría en su cama, metido entre sus piernas, era algo que la llamaba a continuar y llegar hasta donde él deseaba, pero su parte racional le acordaba la razón por la que estaba allí, debía sanar. No quería hacer las cosas de otra forma. Así que con determinación salió de los brazos del hombre y sin decir palabra se fue.

 Así que con determinación salió de los brazos del hombre y sin decir palabra se fue

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