"Dame solo una noche".
Divorciado y con un hijo pequeño, Nattawin Baxter no
necesitaba a ningún hombre en su vida. Pero cuando el
multimillonario Mile King se mudó a la casa vecina, Nattawin
acarició la posibilidad de tener una aventura con él...
No había nada más típico del verano que el olor de las hamburguesas a la parrilla. Nattawin salió de la cocina de build con un cuenco de ensalada de patata y un plato lleno de tomates, cebollas y queso para las hamburguesas que mile volteaba en la barbacoa.
Recorrió el jardín con la mirada hasta localizar a su hijo, que Estaba jugando en el cajón de arena que mile había recogido de su jardín. Dejó la ensalada en la mesa de secuoya, bajo la sombrilla, y se acercó a mile. Como era habitual, lo miró de arriba abajo hasta llenarse la vista con él. Volvía a llevar unas bermudas y Nattawin sintió un estremecimiento al contemplar su espalda, ancha. Tuvo que respirar hondo para Serenarse. ¿Acaso aquel hombre no tenía ninguna camiseta en su armario?
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-La cena está casi lista -le dijo él.
-Estupendo. Me muero de hambre -en todos los sentidos.
-La barbacoa es la única forma de cocina que puedo preparar sin tener que llamar a los bomberos -nada más decirlo puso una mueca-. Lo siento.
-No pasa nada -desestimó la disculpa con la mano.
-Bass me ha enviado un esbozo de los planos -cambió de tema mientras dejaba el plato en el banco de madera y ahogaba un gemido. Por mucho que redujera los costes, lo que Bass ya había hecho gracias a la amistad de Nattawin con Build King, iba a tener que pedir un préstamo para hacer frente el deducible del seguro. O quizá pudiera llegar a un acuerdo con King Construction para pagar las reformas a plazos.
-Estupendo -mile puso una loncha de queso en cada hamburguesa-. Bass me dijo que podrían empezar mañana mismo, y me ha prometido que acabarán lo más rápido posible. Es un experto electricista, arreglará todo el cableado y lo incluirá en el coste de las reformas de la cocina.
Genial, pensó Nattawin, Aunque tenía que admitir que la casa necesitaba una nueva instalación eléctrica. De lo contrario no podría dormir tranquilo por las noches, temiendo que saltara una chispa en cualquier momento.
-Espero que mi compañía de seguros también lo vea de ese modo, porque de otra manera estaré pagándole a Lucas sus servicios hasta que cumpla ochenta años.
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-No, de eso nada -dijo él, echando las cebollas sobre la capa de queso fundido-. Ya me encargaré yo. Nattawin se puso muy tenso. Una cosa era aceptar la invitación de mile para quedarse en su casa, pero no iba a permitir que pagara las reformas de la cocina.
-Ni hablar. Es mi cocina, mi casa y mi problema.
-No seas cabezota.
-¿Cómo dices?
-Lo digo en serio -insistió él-. Yo puedo permitírmelo. No me supondrá un gran sacrificio costear las reformas, Nattawin.
No era cabezonería. Era orgullo. Tal vez no tuviera tanto dinero como los King, pero podía ocuparse de sus propios Problemas.
-Si lo haces, te arrepentirás -le advirtió-. Me da igual cuánto dinero tengas. Es mi responsabilidad. Puedo cuidar de mí mismo, de mi hijo y de mi casa.
Mile frunció el ceño.
-¿Quién lo pone en duda?
-Tú -la irritación lo abrasaba por dentro tan rápidamente como las llamas se habían propagado por su cocina.
-Lo has insinuado. No necesito que nadie me rescate.
-Mira a tu alrededor -replicó él-. ¿Acaso ves a un caballero de reluciente armadura? Nattawin respiró profundamente para intentar serenarse. Al fin y al cabo mile solo intentaba ayudarlo.
-Oye -le dijo cuando se sintió capaz de hablar sin ponerse a gritar-, ya sé que piensas que estás haciendo lo correcto, pero puedo encargarme de todo yo sola.
Él lo observó unos largos segundos.
-Muy bien -aceptó finalmente-. Y ahora que ya lo hemos dejado claro, ¿qué tal si traes a Connor mientras sirvo las hamburguesas? Por el tono de su voz y la expresión de sus ojos no parecía hacerle mucha gracia, pero a Nattawin le daba igual. Mile iba a descubrir que no todas los Donceles del mundo se rendían a los pies de un King.
El siempre había sido independiente y no iba a dejar que nadie, ni siquiera un caballero con bermudas en vez de armadura, intentara controlar su vida. Se dio la vuelta bruscamente y fue en busca de Connor. Cuando le hubo lavado las manos y lo tuvo sentado en su sillita, Mile ya había servido limonada para todos.
El niño le sonrió y sorbió ávidamente de su vasito.
-Parece que mover dinosaurios por el desierto da mucha sed -comentó mile.
Nattawin sonrió con alivio. Todo había quedado aclarado y Mile aceptaba que solo el estaba a cargo de su vida y de la de su hijo.
-Nunca se está quieto, siempre quiere probar cosas nuevas.
-Mis hermanos y yo también éramos así -dijo él, sirviéndole Una hamburguesa con la espátula. Nattawin sirvió la ensalada en los platos.
-¿Cuántos hermanos tienes?
Connor añadió tomate y lechuga a su hamburguesa y la cubrió con el pan.
-Cinco hermanos.
-¿En serio?
Al ser hijo única y haber perdido a su único pariente vivo, su abuela, años atrás, no se podía imaginar lo que era tener una Familia tan numerosa. Una parte de el envidiaba a mile por tener tantos hermanos y primos, los había visto en barbacoas, bautizos y bodas y sabía que formaban una verdadera familia.
-Sí -afirmó mile, riendo-. Mi padre siempre decía que en cuanto uno de nosotros empezaba a caminar mi madre ya le estaba pidiendo otro hijo...
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