Mile asintió, sintiendo cómo recuperaba la confianza en sí mismo. En lo relativo a Nattawin había dudado tanto que era un inmenso alivio ver el camino ante él. Sí, merecían lo mejor. Y él iba a asegurarse de que lo tuvieran.
-¿Y bien? -le preguntó Garrett-.¿Vas a quedarte a cenar
esta noche?.Mile sonrió con una convicción absoluta.
-Claro que no. Me voy a casa. Con Nattawin.Nattawin echaba terriblemente de menos a Mile.
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Habían pasado días y todo seguía igual. El dolor crecía en su interior, hinchándose como una burbuja de aire envenenado hasta que casi no podía respirar.
Pero el dolor no era su único problema. A Connor también lo afectaba la ausencia de Mile. Todos los días le preguntaba a su papi por él, y el le explicaba lo mejor que podía que, Mile había tenido que marcharse.
La angustia era insoportable. La programación televisiva dejaba mucho que desear por la madrugada, pero era mejor que dar vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño.Se tiró en el sofá, con una camiseta sin mangas negra y el pantalón corto de un pijama, y estuvo zapeando hasta dar con una teletienda donde se publicitaban los servicios
de videntes y echadores de cartas.Por solo cinco dólares el minuto un desconocido te decía cómo arreglar tu vida.
Pero el no necesitaba un vidente para eso. Lo que
necesitaba ya lo había perdido.Fuera todo estaba en calma. Dentro, el volumen del
televisor estaba tan bajo que apenas se oía. Por eso dio un respingo en el sofá cuando llamaron al timbre. Corrió hacia la puerta y agarró el teléfono de camino, por si
tenía que llamar a la policía. Aunque bien pensado...
¿qué ladrón se molestaría en tocar el timbre?Miró por la ventana que daba al porche y el corazón casi se le salió del pecho al ver a Mile.
¿Qué estaría haciendo allí? ¿Y qué debería hacer el?
¿Ignorarlo? ¿Abrir la puerta para poder cerrarla luego en sus narices?
Él volvió a llamar al timbre y Nattawin tomó una rápida decisión. Si mile seguía haciendo ruido, Connor se acabaría despertando y a el le costaría Dios y ayuda que volviera a dormirse.Descorrió los cerrojos y abrió la puerta para enfrentarse a unos ojos negros que se clavaron en el como rayos láser.
-¿Qué quieres, mile?
-A ti Nattawin.
-¿Qué, Cómo?
Imposible. Debía de estar soñando otra vez. No había otra explicación. En los últimos días apenas había pegado ojo, pero lo poco que había dormido solo había servido para que su mente lo torturara con sueños como aquel. Soñaba con que mile volvía a su lado para pedirle perdón, algo que un King jamás haría, y le declaraba su amor inmortal. Y los sueños siempre acababan de la misma manera... despertándose y sintiéndose más vacío y desgraciado.
Él deslizó una mano hacia la puerta, como si pretendiera
impedir que el le cerrara.-¿Puedo pasar?
No era un sueño...
-Creo que no -le negó, por mucho que le costara. Lo que
realmente quería era arrojarse en sus brazos y sentir de verdad, no continuar en aquella media mentira que estaba viviendo. Pero bajo sus deseos, esperanzas y necesidades yacía una amarga verdad. Mile no solo lo había abandonado a el. Había abandonado a Connor.
Le había roto el corazón a su hijo y el, no creía que jamás pudiera perdonarlo.-Está bien -dijo él-. Lo entiendo. Estás enfadado, y tienes todo el derecho del mundo a estarlo.
-Es algo más que un enfado, mile-replicó el-.
Desapareciste de la noche a la mañana. Connor no deja de preguntar por ti, y yo solo puedo decirle que tuviste que
marcharte.Él apretó la mandíbula y agachó momentáneamente la
cabeza.-Lo sé. Y lo siento.
-Aquel día en la playa te oí, ¿sabes? -continuó Nattawin, sosteniéndole la mirada-. Cuando le dijiste a tu hermano que lo sentías por Connor. Mi hijo no necesita tu compasión. Ni yo tampoco.
Mile volvió a agachar la cabeza, antes de mirarla de nuevo a los ojos.
-Eso eran tonterías. Yo nunca he sentido lástima por
Connor. ¿Por qué habría de compadecerlo? Lo tiene todo. Te tiene a ti.Sus palabras aliviaron una mínima parte del dolor. Pero no bastaba con eso, ni muchísimo menos.
-Lo siento, Nattawin. Por todo.
-No es a mí a quien tienes que pedir disculpas. O mejor
dicho... no solo a mí.-Eso también lo sé. La razón por la que he venido a estas horas es porque tenía que asegurarme de que Connor estuviese durmiendo. De modo que, si me dices que me vaya, él nunca sabrá que he estado aquí.
Nattawin se estremeció.
-Pero no me digas que me vaya -se apresuró a añadir él.
-¿Por qué debería hacerlo?
Mile se agachó para recoger una gran bolsa blanca que reposaba a sus pies. Nattawin no la había visto hasta ese momento, lo cual no era extraño, ya que no había apartado la mirada de sus ojos....
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El vecino Toda Una Tentacion
Romansa"Dame solo una noche". Divorciado y con un hijo pequeño, Nattawin Baxter no necesitaba a ningún hombre en su vida. Pero cuando el multimillonario Mile King se mudó a la casa vecina, Nattawin acarició la posibilidad de tener una aventura con él...