"Dame solo una noche".
Divorciado y con un hijo pequeño, Nattawin Baxter no
necesitaba a ningún hombre en su vida. Pero cuando el
multimillonario Mile King se mudó a la casa vecina, Nattawin
acarició la posibilidad de tener una aventura con él...
Build posó la mano en la ligera protuberancia de su barriga.
-Lo siento mucho por él.
-Yo también, pero poco a poco lo estamos superando - quizá si se lo repetía lo suficiente acabaría creyéndoselo.
-Bueno... -Build contempló la reformada cocina-. Aunque lo hicieran a tus espaldas, tengo que admitir que es un trabajo formidable.
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-Desde luego. Sé que debería estar furioso con mile, pero me encanta la cocina. Es exactamente como la había imaginado. Y cada vez que entraba en ella recordaba al hombre que lo había hecho posible. ¿Hasta cuándo permanecería su recuerdo grabado en la casa y en su corazón? Tal vez el resto de su vida...
-Aún no me has contado nada de Italia -dijo, desesperado por cambiar de tema.
Build lo miró fijamente, le agarró la mano y le sonrió.
-Muy bien... Deja que te hable de la Toscana.
Nattawin intentó apartar a mile de su cabeza y concentrarse en el relato de su amigo. Con un poco de esfuerzo se iría sintiendo mejor cada día. Y muy pronto mile ya no sería el centro de sus pensamientos.
-Janice -ladró mile por el teléfono-. Cuando Garrett llame pásamelo inmediatamente.
-Siempre lo hago -replicó ella con sequedad.
No era de extrañar. A su secretaria no le había hecho ninguna gracia que mile acabara sus vacaciones prematuramente. Sobre todo porque mile había vuelto a la oficina con un humor de perros.
-Tráeme el plan para la seguridad del museo.
-Enseguida -colgó y Mile devolvió el auricular a su sitio con exagerada suavidad.
Si no lo hacía así, estaría tentado de arrojar el maldito aparato por la ventana. En todo momento se sentía a punto de estallar. -Seguramente porque no estás durmiendo nada -se murmuró a sí mismo. Al marcharse de casa de Bible y Build se había alojado en un hotel, incapaz de permanecer por más tiempo cerca de Nattawin y Connor. Los últimos tres días los había pasado casi íntegramente en la oficina. Solo abandonaba el despacho cuando se quedaba sin fuerzas; entonces se iba a la suite de Beach side y permanecía toda la noche sentado en el balcón y pensando en Nattawin. Lo que más deseaba en el mundo era volver a su lado, pero ya no había vuelta atrás. Se recostó en la silla y contempló el interior de su despacho
Era exactamente igual al de Garrett, con un cuarto de baño provisto de ducha separando las dos habitaciones. A mile casi siempre se le hacía de noche trabajando y era una suerte poder ducharse y cambiarse de ropa en la oficina.
El mobiliario consistía en un sofá de cuero color burdeos, una gran pantalla de televisión, un minibar, una colección de fotos familiares en una pared y algunos premios que King Security había recibido a lo largo de los años. Tiempo atrás los dos hermanos se gritaban, provocaban y reían, cada uno desde su despacho.
Pero Garrett estaba con su mujer, y lo único que acompañaba a mile era un silencio sepulcral. El negocio iba estupendamente. Todo lo contrario que su vida personal. Pero tenía la solución al alcance de la mano. Bastaba con levantar el teléfono y hacer una llamada para concertar una cita con una mujer hermosa en un restaurante de lujo. Podría volver a su vida de antes y olvidarse de la maldita madurez.
-La madurez está sobrevalorada... -se dijo-. Que Garrett y los otros se conformen con una sola mujer. Alguien tiene que cargar con el muerto. Alargó la mano hacia el teléfono, pero se detuvo y dejó caer el brazo sobre la mesa. No quería tener una cita con nadie. Ni encontrar una casa nueva, habiendo vendido ya la agencia su apartamento. No había nada que le interesara. Ni la casa. Ni el trabajo. Ni las mujeres. Nada. Y esa apatía alimentaba su disgusto y frustración.
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La puerta se abrió con tanta fuerza que golpeó la pared. Mile se levantó de un salto y encaró a su primo. -Bible... ¿qué haces aquí? Bible King se plantó en el umbral, con las piernas separadas y los puños apretados.
-Quiero saber qué hiciste para que mi Doncel esté convencido de que debo darte una paliza.
Mile miró a Janice, quien detrás de Bible sacudía la cabeza sin apenas mostrar sorpresa. Estaba acostumbrada a las peleas entre los miembros de la familia King. Tampoco él se sorprendía de ver a su primo. De hecho, Llevaba días esperándolo.
-Al menos cierra la maldita puerta.
Bible lo hizo y se volvió hacia él.
-¿Qué has hecho? ¿Por qué con Nattawin precisamente? ¿Es que no podías dejarlo en paz? -parecía haberse calmado lo suficiente para no querer liarse a puñetazos con mile. Era una lástima, porque a mile le vendría bien una buena pelea. Irritado y frustrado, rodeó la mesa y se sentó en el borde.
-No lo había previsto así.
-No, claro que no -dijo Rafe, sentándose a su lado-. No planeaste nada. Aunque habría estado bien que lo hicieras.
-Sí, tal vez -admitió mile-. ¿La verdad? No sé en qué yo tampoco podía pensar en otra cosa.
-¿Te ha contado Lucas lo de la cocina de Nicole?
-Sí -Rafe frunció el ceño-. Tiene suerte de que Nicole no lo haya demandado-. No se puede ignorar a la ligera el contrato que firma un cliente, ¿sabes?
-No fue idea suya -le aclaró mile, - Eso también fue cosa mía. Su primo se echó a reír.
-Parece que has estado muy ocupado, ¿no?
-Se podría decir que sí -mile sacudió la cabeza. Las dos últimas semanas las había pasado en una nube y le costaba volver a su vida normal Lo que sentía solo eran los restos del deseo. Y lo acabaría superando. Estaba listo para olvidarse de aquella experiencia y seguir adelante, como siempre había hecho. Pero lo primero era aclarar la situación con su primo y evitar el conflicto familiar...
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