"Dame solo una noche".
Divorciado y con un hijo pequeño, Nattawin Baxter no
necesitaba a ningún hombre en su vida. Pero cuando el
multimillonario Mile King se mudó a la casa vecina, Nattawin
acarició la posibilidad de tener una aventura con él...
Nattawin encontró la nota sobre la almohada y la manta que Mile había dejado en el sofá donde había dormido. Era breve, concisa y casi impersonal.
"Voy a la oficina. Volveré esta noche, Si necesitas algo, llámame".
-¿Si necesito algo? -susurró, antes de aplastar la nota en la mano. Tuvo que morderse el labio para reprimir las ganas de llorar. Si necesitaba algo... Lo único que necesitaba era... No, no Importaba. Jamás volvería a pasar por lo mismo.
Se había pasado casi toda la noche llorando y reprendiéndose a sí mismo. El era la única culpable. El corazón le dolía terriblemente y tenía los ojos escocidos por las lágrimas y la falta de sueño. Era un completo idiota. No Solo se había enamorado de mile King aun sabiendo que era una locura, sino que había empezado a... albergar esperanzas.
Pasó una mano por la almohada que mile había usado y apretó fuertemente el puño. No iba a derrumbarse. No iba a seguir llorando. Tenía que ser fuerte, ya que no solo debía pensar en el. También estaba su hijo. El era un chico adulto y acabaría superando su desgracia, pero Connor era solo un niño... que no tenía ni tres años. Solo le faltaban dos meses para cumplir los tres añitos.
Cuando se encariñaba con alguien lo Hacía con todo su corazón, y a cambio esperaba recibir el mismo afecto. Era demasiado pequeño para comprender lo que significaban la traición o la decepción. Al menos el padre de Connor se había marchado antes de que él naciera. No se podía echar de menos a alguien a quien no se conocía. Pero el caso de mile era diferente. No podía explicarle la situación a su hijo. Tan solo podía esperar que algún día Connor olvidara al hombre al que había querido como si fuera su padre.
Por el momento olvidar era imposible, pero no tenía tiempo para revolcarse en la miseria. Tenía que ponerse en marcha. Levantó y vistió a su hijo y lo llevó a la cocina para el desayuno.
Connor miró a uno y otro lado, confundido.
-¿ónde está milo?
Todo era culpa de el, pensó mientras miraba los brillantes ojos de su hijo. El podía soportar el dolor, pero no ver sufrir a su hijo.
-mile ha tenido que marcharse, cariño -le dio unas cuantas fresas y un poco de yogur.
-¿ónde ta? -empezó a aporrear la bandeja con su cuchara-. ¡Yo también! ¡Quielo ir! ..
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Connor hizo un puchero y a Nicole se le encogió el corazón.
-Ya lo veremos -le dijo, y se maldijo por darle falsas esperanzas.
Decidió que, en cuanto hubiera dejado a Connor en la guardería, llevaría sus cosas de nuevo a casa. Lucas acabaría muy rápidamente el trabajo si ella le insistía. Y si no, siempre podría amenazarlo con una demanda. Cuando volviera a su vida normal, comenzarían a sanar las heridas. Unos días después Nattawin seguía sin ver a mile, pero su casa volvía a ser suya y Build y Bible ya estaban de regreso.
