Capitulo ⭐13

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Dejó la botella en el escalón superior y se recostó en el
jacuzzi para tomar un largo trago de vino.

-¿Vas a decirme qué es todo esto, Nattawin? -cuando unDoncel planeaba algo, había que estar en guardia-

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-¿Vas a decirme qué es todo esto, Nattawin? -cuando un
Doncel planeaba algo, había que estar en guardia-. Nunca me has hecho compañía en el jacuzzi. ¿Por qué ahora? ¿Y por qué el vino?

-Bueno... -repuso el simplemente-. Hace una noche muy
agradable. He tenido un día agotador y me pareció buena idea relajarme en el jacuzzi -se encogió inocentemente de hombros - A ti debe de gustarte mucho, pues lo haces todos los días.

Últimamente solo lo había hecho para evitarlo, pero el tiro le había salido por la culata. Si estuvieran viendo la tele en el salón, el al menos estaría vestido normal y no con esos shorts que lo estaban volviendo loco.

Un débil gemido escapó de su garganta al fijarse en sus
pechos.

Un débil gemido escapó de su garganta al fijarse en sus pechos

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-¿Ocurre algo?

-No, nada -intentó sofocar sus reacciones, pero su cuerpo
tenía otras ideas. No importaba. Aún conservaba el control de sus actos. Nattawin tomó un sorbo de vino y giró la cabeza hacia él.

-Tengo algo que decirte...

-¿El qué?

-Quiero pasar una noche contigo.

El vino se le atragantó a Mile y se puso a toser
violentamente. ¿Nattawin Baxter haciéndole una proposición? ¿El mundo se había vuelto del revés?

-¿Lo dices en serio? -le preguntó al recuperar el aliento.

-Totalmente.
Mile sabía que debería apartarse mientras pudiera, pero no podía moverse.

-Sé que tú también lo deseas -continuó el, -He visto
cómo me miras, mile.

Él carraspeó incómodamente

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Él carraspeó incómodamente.

-No te ofendas, pero eso no significa nada.

Nattawin volvió a sonreír, como si no lo creyera.

-Has estado evitándome.

Desde luego que sí, pero no iba a admitirlo.

-Solo he estado respetando tu espacio.

-Escondiéndote mile.

-Yo no me escondo.

-Entonces ¿por qué estás tan nervioso?

Mile soltó una brusca carcajada.

-Nene no me pongo nervioso con una mujer desde que
tenía quince años menos con un Doncel.

-Hasta ahora -replicó nattawin, tomando otro sorbo de vino.

Mile apretó los dientes. No estaba nervioso. Solo estaba
siendo... prudente. Como lo sería cualquier hombre que
caminara por un campo de minas.

-¿Adónde quieres llegar, Nattawin?

-Ya te lo he dicho... Creo que deberíamos tener una
aventura.

Mile tragó saliva, incapaz de formular una frase con
coherencia. Aquello era lo último que se esperaba.

-¿Por qué Nattawin?

-Porque tú me deseas y yo te deseo.

El mismo argumento que él había usado con tantas y tantas mujeres...
Pero, por muy grande que fuera la tentación, había algo que no podía olvidar.

-Tienes un hijo.

-Esto no tiene nada que ver con Connor.

-No estoy de acuerdo. Y tengo unas reglas muy estrictas al respecto.

-¿Reglas? ¿Qué clase de reglas?

-La clase de reglas que me impiden estar con mujeres y donceles que tengan hijos.

-No busco una relación, mile, así que no lo pongas tan
difícil -se acercó más a él, hasta rezarle el muslo con la pierna, -Solo quiero tener uno o dos orgasmos.

-No puedo creer que estemos teniendo esta conversación.

-¿Y por qué no? ¿Es que ningun Doncel se te ha insinuado antes?

-Claro que sí, pero esto es diferente.

-¿Dónde está la diferencia? -los ojos miel de Nattawin ardían con pasión e impaciencia-. Me divorcié hace tres años. ¿Sabes cuánto tiempo hace que no tengo sexo?

Mile no podía apartar la mirada de sus ojos.
Comprendía y compartía el fuego que ardía en ellos.

-¿Cuánto?

-Tres años. Cuando mi marido me dejó me quedé tan dolida y furiosa que no podía pensar en el sexo. El segundo año estuve muy ocupad con el trabajo y con Connor, y... Bueno, el caso es que han pasado tres años y de nuevo estoy preparado para tener sexo.

Mile también lo estaba, más y más a cada segundo.

-Ya veo.

-Conozco tu reputación, mile. Sé que eres un mujeriego,
que nunca te comprometes con nadie y... En este caso, esas
incapacidad tuya para el compromiso es una ventaja.

-¿Esa incapacidad...?

Mile soltó un bufido. Lo miró sin saber qué decir.
Nunca se había encontrado en una situación semejante.
Él siempre había sido el perseguidor, no el perseguido, y se sentía mucho más cómodo llevando la iniciativa.
Aunque bien pensado... ¿por qué no probar cosas nuevas?..

-Estás loco... Lo sabes, ¿verdad?

-¿Algo que objetar? -preguntó Nattawin con una media sonrisa.

-Supongo que no -repuso él, sonriendo también.

Le quitó la copa de vino y la dejó en el escalón, junto a la suya

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Le quitó la copa de vino y la dejó en el escalón, junto a la suya. Una vez que se hubiera acostado con el, Nattawin sería como todas las mujeres con las que había estado. Dejaría de protagonizar sus sueños y fantasías y él podría dormir en paz de nuevo. Ambos seguirían con sus respectivas vidas... Todo sería perfecto.

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El vecino Toda Una TentacionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora