Capitulo ⭐ 23

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Se sorprendió al recibir una llamada en el móvil.
Cuando estaba trabajando el teléfono no paraba de
sonar. Pero desde que comenzara sus vacaciones había vivido en una especie de burbuja.
Sacó el aparato del bolsillo y sonrió al ver la pantalla.

-Hola, Garrett, ¿qué tal la vida por palacio?
-Ya sabes cómo es -dijo su hermano gemelo, riendo-. Otro día llevando una corona.

Mile también se rio.

-Debe de ser muy duro... ¿Los aldeanos han empezado a
asaltar el castillo con antorchas?

-No, aún no. Pero mi cuñado, el príncipe, me humilló ayer en una carrera a caballo. ¿Eso cuenta?
-Casi -el viento de la tarde le agitaba los cabellos y la
camiseta a Mile.

El reflujo del mar dejaba una amplia franja de arena mojada, un par de surfistas cabalgaban las olas y las Familias empezaban a recoger los bártulos para volver a casa

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El reflujo del mar dejaba una amplia franja de arena mojada, un par de surfistas cabalgaban las olas y las Familias empezaban a recoger los bártulos para volver a casa. En la playa, Nattawin estaba sentado en una silla plegable con un libro que no leía. Y en la orilla, un niño pequeño destruía otro castillo de arena.

-¡Más!! Mile!!

Sonriendo, mile sostuvo el móvil con una mano y con la
otra hizo otra torre condenada de antemano.

-¿Eso que he oído es un crío? -preguntó Garrett,
- ¿Dónde estás?

-Sí, es un crío -frunció el ceño-. Estoy en la playa, y está
llena de críos.

-Tú odias la playa

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-Tú odias la playa.

Mile sacudió la cabeza.

-No odio la playa. Odio las multitudes -miró hacia ambos lados de la playa. El sol empezaba a ponerse y casi todo el mundo se había marchado. En poco rato solo quedarían los surfistas más duros y un puñado de jóvenes en torno a una Hoguera. La brisa era fresca y algunas nubes flotaban en el crepúsculo. Nattawin se levantó y se dirigió hacia ellos, caminando lento y sensualmente. Mile respiró hondo e intentó concentrarse en la voz de su hermano, quien le estaba gritando al oído.

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El vecino Toda Una TentacionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora