Un año más tarde

3 0 0
                                    

—No confiéis en lo que ven vuestros ojos.

La profesora Treadwell se paseaba de un lado a otro de la tarima del aula magna. Caminaba con pasos lentos y regulares, casi hipnóticos.

—Los ojos nos engañan continuamente, rellenan los espacios en blanco en un mundo saturado de estímulos.

Una imagen con un detalle geométrico mareante se proyectaba detrás de ella en la pantalla.

—Cuando digo que vivimos en un mundo saturado de estímulos, lo digo en serio. En todo momento, nuestros sentidos reciben mucha más información de la que pueden procesar de una sola vez, y nuestra mente se ve obligada a elegir en qué señales prefiere centrarse. Para ello, se basa en nuestras experiencias y en nuestra idea de lo que es normal. Así, las cosas que nos resultan familiares son las que, en general, podemos desechar. La forma más fácil de entender este fenómeno es a través de la fatiga olfativa: el olfato deja de percibir ciertos olores cuando ha estado expuesto a ellos durante un rato. Es una suerte que exista este fenómeno, especialmente si vuestros compañeros de cuarto no cuidan mucho la higiene.

La clase respondió con una diligente risita nerviosa, y después volvió a quedarse en silencio, mientras un nuevo diseño multicolor aparecía en la pantalla.

La profesora dibujó un amago de sonrisa y continuó la explicación.

—La mente crea movimiento donde no lo hay. Rellena los colores y las trayectorias basándose en lo que hayamos visto antes, y calcula lo que debería estar viendo ahora. —En ese momento una nueva imagen se proyectó en la pantalla—. De no ser así, solo salir a la calle y ver un árbol consumiría toda nuestra energía mental, lo que nos volvería incapaces de hacer nada más. Para que seamos seres funcionales, la mente rellena los espacios del árbol con sus hojas y sus ramas.

Un centenar de lápices tomaban notas a la vez, inundando el aula con un sonido parecido al de un grupo de ratones frenéticos.

—Por eso, cuando entramos en una casa por primera vez, experimentamos un ligero mareo. La mente tiene que procesar más información de lo habitual: bosquejar el plano y la distribución, crear una paleta de colores y guardar un inventario de imágenes que poder utilizar más adelante, para no tener que volver a pasar por ese agotador proceso una y otra vez. La próxima vez que entremos en esa casa, ya sabremos dónde estamos.

—¡Charlie! —Una voz insistente susurró su nombre, a escasos centímetros de su oreja.

Charlie siguió escribiendo, con la mirada fija en la pantalla. A medida que avanzaba en el tema, la profesora Treadwell comenzó a caminar más deprisa, señalando de vez en cuando la pantalla con el brazo para ilustrar sus explicaciones. Parecía que las palabras le brotaran cada vez más despacio, mientras que su mente avanzaba a toda velocidad. El segundo día de clase, Charlie ya se había dado cuenta de que la profesora a veces dejaba una frase a medias y la completaba con otra totalmente distinta. Era como si estuviera haciendo una lectura en diagonal y entresacara solo algunas palabras de aquí y de allá. A la mayoría de los alumnos de robótica les ponía de los nervios, pero a Charlie le gustaba, porque convertía las clases en una especie de rompecabezas.

La pantalla volvió a iluminarse, esta vez con la imagen de un surtido de piezas metálicas y el diagrama de un ojo.

—Esto es lo que tenéis que recrear.

La profesora Treadwell se alejó un paso más de la pantalla y se giró para verla junto a los alumnos.

—La inteligencia artificial básica consiste en el control sensorial. No os enfrentaréis a mentes que sepan filtrar este tipo de cosas por sí mismas. Tendréis que diseñar programas capaces de reconocer las formas básicas y desechar la información prescindible. Tendréis que hacer por el robot lo que vuestro cerebro hace por vosotros: crear un conjunto de información organizado y simplificado que se base en lo importante. Comencemos analizando algunos ejemplos de reconocimiento formal básico.

Trilogia de libros de five nights at freddy'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora