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MAYA ALLEN DAVISON

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MAYA ALLEN DAVISON

—¿Cómo era tu nombre?

—No se lo habia dicho señorita, mi nombre es Juan, un gusto—Juan me observa a través del retrovisor soltando una pequeña risa notando como observo todo—. Estamos a unos minutos de la empresa.

—¿Estas seguro que Drew te pidió que vinieras por mí?

—Muy seguro, es más fácil si yo los llevo al aeropuerto.

Drew habia enviado una camioneta completamente negra y a un hombre desconocido para mi a buscarme a mi hogar sin previo aviso, claro que lo llame para confirmar que la información fuera cierta. En un rato viajaríamos a Londres y eso me tenia muy emocionada, supongo que iríamos a la empresa por él, como siempre, Drew trabajando hasta en el último minuto.

—¿Hace cuanto conoces a Drew?

—Desde que es niño, siempre he trabajado para la familia, Señorita Maya—responde amablemente en el momento que noto como el coche se detiene—. Estamos fuera de la empresa.

—¿Puedo ir por él?

—Asumo que puede—ríe—. Yo estaré aquí afuera, deme un minuto y le abro la puerta.

—No es necesario Juan, tranquilo—sonrió.

Decido solo tomar mi teléfono y bajar del coche, saludo a los guardias de la empresa y subo hasta el despacho de Drew, la realidad es que no quedaba tanta gente trabajando, asumo que se debe a que en tan solo dos días será fin de año.

Cuando las puertas de elevador se abren comienzo a caminar hacia el despacho de Drew, saludo a su secretaria quien no me detiene y aunque veo a Rebecca prefiero fingir que no la note, no la odio y mucho menos tengo rencor, pero tampoco es alguien que me agrade demasiado.

Toco dos veces la puerta de Drew antes de abrir y encontrármelo sentado en su escritorio, pero hablando con alguien, cuando miro dentro de la oficina descubro a una chica rubia, demasiado guapa y perfecta. Pienso que estoy interrumpiendo, pero cuando Drew me hace una señal con su mano para que entre entonces asumo que mi molestia no es incomoda.

—Hola, un gusto, soy Maya—saludo con un movimiento de mano antes de acercarme a Drew y dejar un corto beso en su boca descubriendo que tiene nuestra foto en la oficina.

—Un gusto, yo soy Amy—me sonríe—. Eres la novia de Drew, ¿no?

¿Qué debía responder? Frente a sus clientes lo era, en la realidad no era algo que hubiéramos aclarado, ¿ella era su cliente? Drew no dice nada, solo toma mi mano con cariño en los segundos en que me admiro por la belleza de la chica frente a mí. Su cabello rubio parecía perfecto, era alta y no solo por los tacones perfectos que llevaba, vestía ropa lujosa y su maquillaje parecía hecho por el mismo dios, ¿de donde habia salido esta mujer? Era como estar frente a una diosa.

Adicto a MayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora