72. reencuentro

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Shameless - Camila Cabello

Los primeros meses Hedone fue muy tranquila, dormía, comía y hacía sus necesidades, no era tan ruidosa, pero nada más pasar a los cuatro meses apenas y nos dejaba dormir, me dejó muy delgada cómo otros de mis hijos parecía que me succionó todo sólo dejando las caderas y los senos, tratabamos de descansar pero Hedone siempre lloraba por comida haciéndome ir cansada a la oficina. Y cuando Fred quería subir a algo más lo hacía sufrir mucho teniendo que ir al baño a ayudarse mientras yo la calmaba.

Charlie y Heath ya la habían conocido en persona y estaban encantados por mi linda hija, le trajeron unos dragones de peluche y una linda escoba que usará nada más llegar al año, prometí mandarle muchas fotos cuando comenzará a crecer. Los meses seis y siete bajo su intensidad y nos dejo dormir un poco más, dormía cómo Fred cuando dormía solo, se movía mucho en la cuna, lo que me hacía reír y a Fred tomarle fotos, pero cuando lo hacía se despertaba haciéndome mirarlo mal y ordenándole que la cargara para calmarla.

Los meses ocho y nueve comencé a llevarla a la oficina haciendo al señor Weasley muy feliz de ver a su nieta todos los días, pero Fred también quería llevarla a la tienda, así que nos turnabamos. Cuando comenzó a gatear para el decimo mes no había quién la parara en casa lo que hacía que Fred y yo estuvieramos detrás de ella para todos lados, además de ya comenzar a balbucear cómo si estuviera en una conversación fluida haciendonos reír y sonreír mucho además de que comenzamos a dejarla más seguido con sus abuelas, Lily y Molly. Sus tíos la consentían demasiado así que también se ofrecían a cuidarla, pero Fred era demasiado paranoico para dejarla sola con ellos.

En una ocasión que debíamos dejarla con mi mamá, ví a Fred salir de la ducha con una toalla a la cintura haciéndome lamer los labios al mirar cómo se secaba el cabello con otra toalla y la manera en que las gotas de agua caían por su torso me hacían apretar los muslos. Hacía muchos meses que no teníamos algo de intimidad por estar cuidando a Hedone, pero lo necesitaba mucho últimamente, no habíamos pasado de uno que otro beso caliente con algún apretón ligero porque no había mucho tiempo para concretar algo más.

Se veía tan bien en sólo una maldita toalla haciendo algo tan cotidiano cómo salir de la ducha, y para empeorar sus brazos flexionandose tan bien que me hacía derretir y querer que me cargué cómo antes, que me dejé sobre la cama sin caminar por...

-Estas mirando, preciosa -rió sacándome de mis pensamientos pecaminosos

-lo siento -volví la mirada avergonzada a mi cabello en el reflejo del espejo

Volvió a reír y lo ví de reojo acercarse por detrás de mí susurrandome al oído haciéndome cerrar los ojos soltando un suspiro pesado.

-¿Quieres que me quite la toalla?

-No... Yo... solo estaba...

-¿Alguna vez te dije que esté vestido rojo nuevo me calienta mucho? -dejo un beso bajo mi oreja y comenzó a bajar besos por mi cuello haciendo que mi piel se erizara- Cuando lo llevas a la oficina no puedo dejar de pensar en las ganas que tengo de arrancartelo con los dientes

-Freddie -suspiré sintiendo también el tacto de sus manos rodeando mi cintura con delicadeza

-Dime, mi amor

𝐂𝐚𝐝𝐞𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫𝐞𝐬 • 5ta RD Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora