Capítulo 17

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••• No te permitas, jamás, ser la duda de nadie •••

Avery 

Trato de concentrarme en lo que me explica Max, pero se me hace difícil seguirle el ritmo, suspiro cansada, llevamos una hora sentados en el patio de la universidad

—Vamos Avery, concéntrate. —Hago puchero porque la verdad no quiero seguir.

—¡Lo siento! No logro entenderte.

—¿Qué tal un receso? podemos ir a comer algo si quieres.

Asiento. Lo que él no sabe, es que no volveremos a este lugar, no entiendo nada de la explicación de matemáticas.

Si cambie de maestro. Pésima idea.

No he hablado con Tyler desde hace una semana de la celebración de su compromiso, solo palabras estrictamente necesarias.

Me duele, porque teníamos una relación amistosa, ahora apenas nos saludamos. No hablamos de si seguiría dándome clases particulares, solo deduje que así seria y ando como loca, hoy el profesor explico unos ejercicios. Entendí casi todo. Ese es el problema el casi, hubo una parte que no logre entender, Max me aseguro que el comprendió todo a la perfección.

Nos levantamos y nos dirigimos a una heladería que queda cerca de la universidad. Pedimos nuestros helados y decidimos caminar ya que estábamos cansado de estar sentados. La tarde es soleada y el calor insoportable.

—¿Aun no te has decidido? —pregunta Max.

Desde aquella noche donde me dijo que quería una oportunidad, está esperando una respuesta y sinceramente no había pensado sobre eso.

—Uummm bueno, aun no estoy muy segura Max.

—¿Por qué lo piensas tanto?

—Porque no me gustas, solo te veo como un amigo.

—¿No tiene nada que ver con él? ¿cierto?

—No Max, Tyler está comprometido.

Aun duele decirlo, en cambio una parte de mí ya lo he aceptado.

—Está bien, uunmm, me gustaría invitarte a una cena hoy, no es nada formal solo como amigos.

—Suena bien, sin embargo, tengo que rechazarte tengo otros planes con mi tía.

—Lo entiendo.

Sé que esta decepciono por no aceptar su invitación, lo que me da a entender que necesito cortar definitivamente las esperanzas de Max.

Pasamos un rato hablando y luego me lleva a casa.

—Gracias por traerme —digo, mientras el estaciona el auto frente del apartamento.

Me voy a bajar, pero Max me sostiene el brazo, lo miro confundida sus manos van a mi mejilla y me da un beso en la boca, quedo paralizada. Siento sus labios húmedos, él los mueve, por lo contrario, mis labios están sellados, al momento se rinde y se aleja lentamente.

—Lo siento Max, pero no puedo.

—No importa, discúlpame por mi imprudencia.

Sonrió suavemente para restarle importancia, le digo adiós y me bajo del auto rápidamente, no quiero arriesgarme que vuelva a intentar besarme otra vez.

Al entrar al apartamento, mi tía está cocinando como siempre.

—¿Puede existir un día en que no te encuentre en la cocina? —pregunto.

Ella se voltea y me sonríe ampliamente, hoy está más feliz de lo normal.

—Eso será jamás chiquilla, siéntate que tu quería tía te consentirá con un rico pastel, lo acabo de preparar.

Sedúceme Despacio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora