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En "Martes", a solo una hora del cierre, había pocas mesas ocupadas. Taeyong se enfocó en limpiar las mesas que se habían usado en la fiesta de la tarde. Colocó los platos y vasos cuidadosamente en una bandeja antes de mirar hacia fuera por la ventana.

La primavera había llegado, todos los signos de nieve y hielo habían desaparecido. Su boca se torció, la mayoría de la gente suponía que por estar tan «al norte»; la gente de Chicago amaba las primaveras y los otoños. Taeyong sabía que lo hacían, pero rodeados de vidrio y asfalto, él no podía imaginar que estaban en junio. Pero una vez fuera, cuando salía al sol, un agradable viento frío circulaba desde el lago y eso parecía sacar del sueño a la ciudad y que volviera a la vida.

Cuando Taeyong volvió a prestar atención a la mesa que limpiaba, un hombre entró al restaurante y miró rápidamente alrededor mientras se quitaba la delgada bufanda de su cuello. Usaba un abrigo verde oscuro y su cabello, también oscuro, estaba desordenado por el aire de la noche. Se detuvo frente a Jihyo, la camarera encargada. Pidió tranquilamente su mesa.

—Prefiero en una de las bancas —agregó con acento inglés.

Jihyo lo guio a una tranquila mesa, le dejó el menú y le prometió un rápido servicio. Ella miró a Taeyong y él asintió. Volvió al área de servicio y se lavó las manos antes de regresar a la mesa.

—Buenas noches, señor. Mi nombre es Taeyong, y lo atenderé esta noche —se presentó cortésmente. Le ofreció el especial de la noche—. ¿Le gustaría algo de tiempo? —preguntó.

—No, gracias —contestó el hombre con una sonrisa mirando a Taeyong críticamente—. Tomaré el especial y el vino de la casa —ordenó relajándose y sonriéndole cuando Taeyong parpadeó, la frase dicha en tono casual lo puso nervioso.

—Claro —dijo con ligera dificultad—. Traeré su orden en un momento —le aseguró al hombre y se alejó.

Fiel a sus palabras, Taeyong volvió en un momento con una copa de cristal y una botella de vino que abrió hábilmente. Sirvió un poco en la copa, se la dio al hombre para que la probara y esperó, todavía asombrado de cómo una inocente frase le había golpeado tan duro a pesar de todo el tiempo que había pasado.

El hombre probó el vino y asintió aprobándolo, dejó la copa en la mesa y miró a Taeyong, que seguía en silencio.

—¿"Martes" siempre está animado? —preguntó finalmente.

—¿Animado? —Taeyong llenó la copa—. Temprano, normalmente. A esta hora de la noche, no mucho. Si quiere comer en la tarde, puede hacer una reservación.

El hombre sonrió y se rio suavemente, una rica y sorprendentemente profunda risa.

—Siempre tengo reservación —agregó.

Taeyong frunció el ceño un poco y miró al hombre directamente.

—Lo siento. No recuerdo haberlo visto aquí antes —dijo, disculpándose.

El hombre lo miró y bufó molesto.

—Era una broma, no te lo tomes al pie de la letra —dijo encogiéndose de hombros ligeramente—. No, solo he estado aquí algunas veces, principalmente en áreas privadas o en el bar —agregó.

Taeyong asintió y dejó la botella en la mesa pero volvió a mirar al hombre para asegurarse.

—Disfrute del vino. Su comida estará aquí pronto —dijo.

—Gracias —el hombre estudiaba los movimientos de Taeyong detenida y cuidadosamente—. ¿Vendrá el señor Jay esta noche? —preguntó casualmente.

Martes | JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora