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Taeyong pidió un par de días de vacaciones en su trabajo, para quedarse en casa de Jaehyun, además del fin de semana. Solo volvió a su casa para dar de comer a los perros. Pasaba la mayor parte del tiempo tratando de no burlarse de los lamentos de Jaehyun a causa de las vacunas y las mordidas del perro. Había algo tan morbosamente divertido en cómo, el habitualmente oscuro e impasible grandulón, gemía a causa del medicamento y de las lesiones. Aún dormido Jaehyun gemía, Taeyong pasaba el resto del día tratando de no molestar a Smith y Wesson, intentando lograr que Jeno le dijera unas cuantas palabras, y tratando de no preocuparse por las cosas que Jaehyun había dicho mientras sufría los efectos de los medicamentos para el dolor. También exploró la casa de Jaehyun un poco. Se sentía casi como un niño que salió de la cama para espiar. Descubrió que un total de cuatro personas formaban el personal de la casa: Jeno, el mayordomo, la mujer de la limpieza y un cocinero. Todos eran amables y reservados.

El lunes, Jaehyun se despertó y se sintió mejor para mostrarle a Taeyong el pasaje secreto que había del estudio a la cocina. Se reía como un niño cuando le mostraba como entrar y salir.

No hablaron de temas incómodos, ni de secretos o misterios y lo único estresante que hacían era jugar con Smith y Wesson, una actividad que a menudo incluía gritos a todo pulmón cuando uno de los gatos, cansado de jugar se aferraba a los dedos de su pie o alguna otra área sensible. Era divertido pasar tiempo con Jaehyun haciendo cosas diferentes pero seguras. Pensando en eso, Taeyong encontró que le molestaba más que nunca.


(...)


De vuelta al trabajo, Taeyong atendía a una pareja durante la cena la noche del martes, contestaba sus preguntas acerca de la selección del gourmet y les prometía que la probarían pronto.

Cuando regresó al área de servicio, Yerim lo estaba esperando. Era la primera noche que ella trabajaba, después del fin de semana libre que se había tomado para ver a su familia.

—¿Qué tal el fin de semana? —preguntó ella.

Taeyong la miraba preguntándose qué actitud tendría.

—Bien. Tranquilo. Me tomé el fin de semana libre. ¿Cómo te fue con la familia?

—Tae —dijo ella en voz baja y seria—. No evites el tema, estoy intentando tener tacto en esta situación. Bien. ¿Hablaste con él?

—Un poco —admitió Taeyong. A pesar de que nunca le había puesto atención a la curiosidad de Yerim antes, ahora estaba inquieto. Jaehyun había tenido razón todos estos meses. Ella era malditamente curiosa.

—¿Y? —insistió ella.

—Mira, aprecio tu preocupación —le dijo Taeyong, gruñendo molesto. Se sentía cómodo teniendo a Jaehyun de nuevo. No necesitaba que Yerim le hiciera más preguntas difíciles—. Pero no es realmente asunto tuyo lo que es o lo que hace.

Yerim entrecerró los ojos y lo miró más de cerca.

—¿Ni siquiera le preguntaste quién es? —preguntó ella después de un momento de estudiarlo.

—Sé quién es —dijo Taeyong tranquilamente—. Es mi amante y eso es suficiente para mí.

Yerim suspiró, cerró los ojos cuando otro camarero pasó cerca cargando su bandeja.

Ella esperó hasta que se fue de nuevo y se acercó a Taeyong.

—¿Está casado? —preguntó preocupada.

—¡No! —contestó Taeyong—. No está casado, no está dentro del armario, no es un criminal y no es peligroso para mí —le dijo, repitiéndoselo el mismo diligentemente.

Martes | JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora