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El día era de los más hermosos, incluso cálido. Los árboles estaban en todo su esplendor, el calor se reflejaba en la tierra y el sol estaba alto en el cielo azul. El mundo parecía calmado y tranquilo con el letárgico calor.

El grupo era pequeño, pero mayor de lo que cualquiera de los presentes esperaba. Jeong Jaehyun se había ido sin nada más que un susurro. Ningún anuncio oficial se había hecho. Ningún familiar había sido contactado. Ninguna llamada telefónica se había intercambiado entre los mutuos amigos informando de la muerte. Nadie de los conocidos conocía a los otros. Pero el rumor se corrió. Había políticos prominentes, hombres de negocios entremezclados solemnemente con humildes obreros y sombríos criminales, todos ellos creían que conocían al hombre.

En la mañana del funeral, la concurrencia se dirigió al hermoso cementerio lleno de árboles, obligándose a acomodarse entre la variedad de monumentos cercanos al lugar de la tumba.

Yerim le había comprado a Taeyong algo de ropa que ella consideraba apropiada para el funeral. El iría de negro, irónicamente no tan diferente a como era él. Traje negro, zapatos negros, camisa negra con pequeñas líneas grises. Negro por los secretos. Negro por las sombras. Negro por la pena. Se mezcló con el resto de la multitud, pero se sentía absoluta y totalmente solo.

Mark lo había llevado a casa desde el hospital después de que los doctores anunciaran su muerte, y se había quedado con él toda la noche. Se quedaron sentados en el sofá juntos, en silencio, ninguno era capaz de decir nada, hasta que finalmente se quedaron dormidos.

Taeyong había estado totalmente retraído durante tres días después de que Jaehyun perdió toda esa sangre en el "Martes". Sabía que lo ocurrido no era algo que fuera capaz de superar... Sostuvo la mano de su amante y lo vio morir. Oyó las últimas palabras de Jaehyun disculpándose, cuando era él quien debía hacerlo. Eso había afectado a Taeyong, lo había cambiado de alguna manera. Él no podía sentir nada, solo el intenso dolor y la penetrante soledad y estaba seguro que nunca lo superaría.

De pie, ahí, en medio del pacífico lugar entre la multitud, se dio cuenta de repente de que todo era real. Taeyong nunca lo vería de nuevo. Nunca podría decirle las cosas que quería. No podría decirle que lo sentía. Que había sido un tonto. Que se enfrentaría a cualquier peligro solo para estar con él.

Estaba de pie junto a Mark y parte del personal del "Martes"; se alejó del grupo y del mausoleo de mármol. Deteniéndose al lado de él. Lentamente se fue deslizando hasta caer al suelo y se frotó los ojos, tratando de detener las lágrimas. No había llorado desde la noche en que Jaehyun fue apartado de su lado.

Ahora la agonía era tan dolorosa que amenazaba con estrangularlo. Solo que estaba demasiado agotado para seguir deteniéndolo. Todo lo que podía hacer era quedarse sentado con el corazón roto, mientras las lágrimas bajaban por su cara.





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Martes | JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora