C A P 1

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Sean bienvenidas (o) al primer capítulo de Envueltos.

Capítulo editado.

Puedo entender que para muchas personas es algo complicado asimilar que se encuentre pausada mi vida académica o profesional. Llevo aproximadamente un año viajando por ciertas partes del mundo y todavía no sentía qué pertenecía a ningún lugar, esto es en definitiva; la crisis de los veinte o ser más huevona de lo normal.

Principalmente mis familiares pocas veces tenían el atrevimiento de comentarme "te va a dejar el tren" y sí, comentario muy latino. De algo he aprendido, específicamente en Europa es qué los latinos tendemos a ser muy supersticiosos. Pero sin duda el tren no me va a dejar, me he montado en muchos y en otras cosas también.

Por eso había tomado la decisión de viajar a Brasil e intentar conocer ese país, mi tío Pablo, quién tras la decisión de abandono de mi padre optó por cumplir el rol de mi figura paterna y estar presente en mi vida en la medida qué podía, pues su trabajo requiere mucho de su tiempo. Estaba contento qué viajara con él y yo también. Brasil no estaba alejado de Colombia, así qué podía viajar con más facilidad a ver a mi familia y quizá también pueda enamorarme de un lindo y sexy Brasilero.

No estoy ni estaré cerrada al amor, que siempre me va como el culo es diferente.

Así qué sí, aquí me encuentro, en São Paulo Brasil. Después de un largo viaje la casa del tío me generaba la mejor sensación para pasar unas vacaciones antes de definir qué será de mi vida. La vista del porche de la casa fue lo primero que nos recibió, amedarado y con sillones de sala descubierta.

— ¿Te gusta? — La emoción de su cara me hizo sonreír de igual forma.

— Se ve costosa — Me hace el ademán para que baje del auto y lo siga.

—No te imaginas, pero la compré por la seguridad y privacidad que me brinda el sitio — Las barreras que cubrían la gran casa de P son intimidantes, impedían que personas externas vieran lo que sucedía dentro. Pero desde mi perspectiva, lo particular del espacio era el jardin que la rodeaba- Hagamos un mini recorrido.

Pablo se dispuso a hacerme el recorrido y explicarme más razones del porqué le gustó, cosa que comprendía en cada segundo que pasaba. El primer piso totalmente abierto al exterior logrando que el maravilloso jardin participara en el día a día de la casa y también su majestuosa psicina. En el interior contaba con grandes corredores de cristal que mantenían comunicado los espacios de la casa como lo es el comedor y cocina. Sinceramente las fotos no le hacían justicia a la hermosura que estoy viendo en este instante.

—Linda ehh -Pablo me saca de mi ensueño y afirmo.

—Y grande para ser tú solo y las personas que tienes contratadas —le contesto.

— Sí y no. En algunos casos los muchachos se quedan conmigo, en especial si uno de ellos cumple años.

—Tan viejo y fiestero.

—No quisiera parecer cristiano u algo por el estilo, pero nuestras fiestas no son como las tuyas jovencita —Sus comentarios anticuados me hacían reír siempre aunque para demás familiares lo consideraban funable y cero tolerable.

Lo amaba mucho.

—OK, quisiera ver mi habitación — Lo dentengo ante las escaleras que nos llevarán al segundo piso — Para mañana quiero mi trabajo. Tío, te amo infinitamente y voy a ayudarte en todo lo que pueda y más ahora en tu condición.

Me hizo mala cara y sin negarse por lo que demandé me acompaña a la habitación que yo utilizaría —Está hecha a tu gusto, tal como tu mamá Luciana me indicó que te gustaban los espacios —No sé porqué tenía la sensación que me estaban tratando como una niña, con mucho cuidado.

Envueltos +21 ||Richard Ríos||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora