C A P 17.

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Capítulo editado. 

Recomendación: Big girls dont cry , Fergie. 

En el instante que supe que todo lo había hecho ella, porqué no tenía dudas, mi corazón quería salir de mí, no porqué él se enteró de las cosas que las prefería ocultas y lo que en su momento generó daño en mí; sino darme cuenta que eso todavía generaba malestar, incomodidad y pena.

Los problemas de mi padre no deberían afectarme, pero lo hacen. ¿Tristeza o rabia era lo que sentía por él? De cierta manera mi madre me recordaba constantemente que sus errores no tenían porqué ser los míos, pero compartía un lazo sanguíneo con ese hombre.

¿Cómo no sentirme vínculada a él? si mi cabello, mis labios y demás cosas era heredados por él.

Las voces de Pablo y Richard era lo que escuchaba en la alejanía, no dejaron qué yo me hiciera cargo del asunto, por tanto era P quién tomó medidas legales contra ella y agradecía a Ríos por estar pendiente de mí, a pesar que lo culpaba a él por su falta de responsabilidad conmigo.

De lo rabioso que se encontraba decidió citar a Rodriguez para indagar si él se encontraba al tanto de las acciones de su querida hermana, esto a su vez, es más complicado de lo que parece. Al equipo no le convienen este tipo de problemas legales, se ve afectado la reputación y los contratos que hay con patrocinadores. Por eso, era bueno que ella se encontrara en Colombia y que el abogado moviera sus influencias.

Previamente Ana me había traído un té para calmarme y funcionó, me sentía más relajada, decidida a hacer algo y darle fin al asunto.

El sol fuerte del día entraban libremente por la sala de estar ubicada cerca de la psicina y el jardín, me gustó el reflejo de los rayos en el agua y como esta se movía por la brisa.

Pensé en Fernanda por un momento ¿estaría bien? Si se entera de eso posiblemente llega a fallecer. Ella por su parte ya había iniciado el procedimiento para el divorcio y los papás regresaban unos días a Brasil, me alegraba porque vería a F.

Y obviamente R ya sabía todo; la infidelidad de Javier. Se lo había contado al finalizar mi llanto. 

Siento que las voces cesan y los pasos de alguien se dirigen hacía mí, claro, era él. Con su aspecto preocupado y serio que nunca pensé ver por fuera de la cancha.

— ¿Cómo te encuentras? —Su voz ronca me hace mirarlo rápidamente.

— Bien — Podía jurar qué mi aspecto ahora mismo no es lo mejor del mundo, me encontraba sin bañar y con la ropa de ayer todavía. 

Se sienta delante de mí a observarme —No hagas eso — Le digo. 

— ¿Qué cosa? — Lleva sus brazos detrás de su cabeza y se apoya por completo en el mueble — ¿Verte?

—Ajá — Dejo de mirarlo para que contemplara mi tristeza y preocupación, además, de como me agradaba verlo ahí; sentado y al pendiente de mí.

— Se me hace imposible no mirarte. 

Me hago la fuerte para que mis mejillas no ardan y me delanten —Mmm
¿Cómo se supone que deba tomar ese comentario? — le pregunté seriamente para disimular mi gusto de lo que mencionó.

—No tienes porqué responder nada Julia, soy consciente de lo que he dicho y debo cumplirlo. Y en estos momentos es donde más se amerita —Su mirada decayó y buscó otro punto dónde mirar.

Se culpaba tanto por lo que me pasaba que me confudía todo lo que hacía, es decir, ¿Qué si Emilia no fuese la culpable de todo, su atencíon no sería cómo la de ahora? 

Envueltos +21 ||Richard Ríos||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora