Perspectiva de Richad Ríos
Capítulo muy importante.
Desesperación es lo que siento desde que la conocí, una desperación que me hacía preguntarme repetidamente sí era ella la equivocada o era yo. Para empezar, analizaba el hecho de que no es el tipo de mujer con las que normalmente estoy acostumbrado a frecuentar o mantener relaciones sin compromisos, pero pensé que podía manejar el asunto como siempre lo hacía.
Ella es todo lo contrario: apegada, cautivadora y decisiva en lo que sentía. ¿Mucho para mí en este instante? Tal vez.
Pero todo lo que pensaba sobre las relaciones se flaquearon cuando ella se interponía en mis momentos más íntimos y propios, en mis espacios de soledad, era su cabello lo que imaginaba tener entre mis dedos y su boca, su dulce boca. Me molestaba pensar que la necesitaba, motivo del porqué me obliglé en no llamarla o buscarla cuando terminabamos de hacerlo, trataba de persuadir en el fondo de mí lo fantástico que se sentía al estar juntos.
Y entre tantas cosas, yo termibana engañado. No era posible que al estar con otras no me hacían olvidar lo especial y excitante que es su sexo. El hecho de no ser un santo se convertía en un gran defento para lo que ella quizá buscaba en un hombre, pero no quería verla con nadie más, no deseba que otro hombre tomara lo que tanto yo disfruté.
Pero, ¿Qué hacía si mi corazón latía desenfrenado cuando invadía mi alrededor? o cuándo su perfume era lo único que lograba percibir en las salas de entrenamiento o desde la distancia. Admitía desde mi sincero corazón que jamás había pertenecido a nadie más, que la primera vez que la vi, sentí que había desbloqueado un nivel por tenerla finalmente frente a mí, tal cual o más preciosa aún de lo que me imagé sobre su aspecto y personalidad.
Sus mejillas rojas había delatado su vergüenza ante el comentario de Pablo que indudablemente me hizo reír ¿Era posible que ella estuviese anhelando conocerme? porqué yo sabía mucho más cosas que ella de mí, estaba seguro.
Hija única, cuidada, protegida, rica, amorosa y un historial fatal en las relaciones, porqué no podía llevar una vida perfecta.
La decisión me pesaba más que cualquier otra cosa, no dudaba de lo que Dios tenía en mis planes profesionales, por eso trabaja todos lo días. Entregaba todo mi esfuerzo, talento y dedicación en cada partido para asegurarme que yo podía dar más de mi mismo si así me lo proponía. Sin embargo, en el otro aspecto de mi vida me sentía extraviado ¿Me gustaba? sí y mucho ¿Era lo qué quería para mi vida? Tal vez. Pero las palabras de Pablo siempre estuvieron en mi cabeza, no podía hacerle ningún daño a su preciosa sobrina y me odiaba por eso, porqué no estaba seguro si podía evitarlo.
Una decisión que no estuve preparado para ofrecer, pero que eventualmente su tío tenía razón ¿Qué más podía ofrecer? ¿Un tiempo mediocre? ¿Mis problemas por no pararlos en el momento en qué de ví? ¿Mi poca capacidad de ser una buena pareja?
Había tomado mi decisión de alejarla, por su bien y por el mío. Pero no se sentía así, joder, para nada.
— ¿Pensando en ella? — Después de verla partir con Enzo y con esa vestimenta que me alteró por completo mi calma, claro que pensaba en su magnífico trasero, pero eso no era tema de interés de Pablo, claro.
— No — para mi sorpresa me extendió un vaso de whisky
— ¿Ya sabe qué yo te pedí que te alejaras? — Su mirada preocupada me hizo entender que actuar a su espalda lo estaba matanto. Pero me sentía culpable, yo sabía su pasado con anterioridad y Pablo solo evitaba que yo dañara su progreso aquí.
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Envueltos +21 ||Richard Ríos||
RomansaLo que inicia con una fuerte desconfianza pronto se transformará en una atracción tan ardiente que amenza por consumirlos. Cada encuentro entre Julia Montoya y Richard Ríos es una batalla de voluntades; entre el deseo irrefutable y el juego. Julia...