𝐄𝐥 𝐄𝐜𝐨 𝐝𝐞 𝐃𝐨𝐬 𝐀𝐥𝐦𝐚𝐬º 𝗘𝗿𝗲𝗻 𝗝𝗲𝗮𝗴𝗲𝗿

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Lazos en el Caos
Eren Jeager

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Año 846

"Un año despues de la caida de la caída de Shinganshina"

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Nos llevaron a trabajar en el campo, cultivando alimentos porque eran escasos. No superaba lo de mi madre, no podía. Me prometí matar a todos los titanes del mundo, en cada rincón de ellos.

El día que todo cambió, mi madre estába en casa. Un estruendo ensordecedor sacudió el suelo y, en un instante, el Titán Colosal rompió el muro. Un titán se acercó lentamente, yendo hacia casa. Nuestra casa se derrumbó, atrapando a mi madre entre los escombros. Mikasa y yo intentamos desesperadamente ayudarla.

— ¡Mamá, aguanta! — grité, tratando de levantar los escombros con todas mis fuerzas.

— Eren, Mikasa, corran. Déjenme aquí, — dijo mamá con voz entrecortada.

Hannes llegó corriendo hacia nosotros. Miró a mamá y luego al titán que se acercaba peligrosamente.

— Carla, todo estará bien. Te sacaremos de aquí, — dijo Hannes con determinación.

Pero cuando Hannes se enfrentó al titán, el miedo lo paralizó. Retrocedió, corrió hacia nosotros y nos levantó en brazos.

— ¡Eres un cobarde! ¡Regresa y salva a mi madre! — grité, mientras nos alejábamos.

Mamá nos miró con una mezcla de amor y desesperación mientras el titán la levantaba. La sangre salpicó el cielo cuando el titán la devoró. Lloré y grité todo el camino, llamando a Hannes idiota, incapaz de comprender por qué no había matado al titán.

Mikasa permanecía en silencio, sus ojos llenos de tristeza. Hannes me tiró al suelo.

— No pude salvar a tu madre porque soy débil. Y tú no pudiste salvarla porque también eres débil, — me dijo, su voz llena de amargura.

Me quedé en silencio, sus palabras resonando en mi mente. Nos llevaron a una embarcación para huir. Todos los refugiados estaban traumatizados, rezando y llorando. Me levanté, empujando a la gente hasta el borde del barco. Miré al horizonte y lloré con odio.

—¡Exterminar a todos los titanes de este mundo. A cada uno de ellos.!

El Titán Acorazado rompió el Muro María, y la humanidad quedó aterrorizada. Perdiendo la Muralla María.

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Días después, 250,000 refugiados fueron enviados a la Muralla María con el objetivo de recuperar la zona, pero solo un centenar logró volver, ayudando así a combatir la escasez de comida. Armin estaba devastado porque su abuelo había muerto.

— Me uniré a la Legión de Exploración para matar a todos los titanes y vengar a mi madre, — dije con determinación.

Armin me miró con los ojos llenos de lágrimas. — Yo también me uniré, Eren.

— No tienes que hacerlo si no quieres, — respondí, preocupado por él.

Mikasa intervino, su voz firme. — Yo también me uniré, Eren. Solo quiero estar contigo y cuidarte. No quiero perder más familia.