˗ˋˏ3ˎˊ˗

455 30 1
                                    


__________________๑♡⁠๑__________________

Valor en la Oscuridad
Eliana Fritz

__________________๑♡⁠๑__________________

Año 846

"Dos años despues de la caida de la caída de Shinganshina"

____________________________________



Era un nuevo día, y estaba más que dormida cuando sentí algo impactar en mi cara. Abrí los ojos rápidamente y vi las botas de Annie.

— Maldita Annie, — murmuré.

Ella me miró con una sonrisa inocente. — Vamos, Eliana, vamos a llegar tarde.

Debo admitir que en estos años, Annie y yo comenzamos a llevarnos bien, pero nadie superaba a Pieck. La extrañaba tanto.

— ¡Vete a la mierda, Annie! — le grité, lanzándole la almohada.

Me levanté de la cama y me puse la ropa rápidamente. Salimos de las habitaciones y fuimos al campo de entrenamiento donde estaban todos reunidos. Teníamos una prueba importante: la selección de equilibrio para realizar maniobras tridimensionales. Aquellos que no pudieran hacerlo tendrían que irse.

Me coloqué el equipo y di la señal para que me levantaran. En realidad, no me movía para nada. Shadis me observó y, con una ligera sonrisa, apuntó unas cosas en su libreta. Me bajaron y me quedé mirando a los demás, observando cómo intentaban mantener el equilibrio. Mikasa lo hacía genial, como siempre, pero mi atención se centró en Eren, que no paraba de caerse.

— Otra vez, Jaeger, — ordenó Shadis con severidad.

Todos estábamos mirando a Eren. Él dio la señal para que lo levantaran. Al principio, parecía que iba bien, pero de repente giró y golpeó su cabeza en el suelo, haciéndose daño.

Me acerqué a él mientras se levantaba, frotándose la cabeza.

— Eren, ¿estás bien? — le pregunté con preocupación.

— Sí, estoy bien, — respondió con frustración. — Sólo necesito hacerlo bien.

●●●●

Estaba sentada en la cena con Annie, mientras escuchaba cómo Eren pedía ayuda con su entrenamiento. Connie y Jean se burlaban de él, y los demás no sabían cómo explicarle lo que estaba haciendo mal. Seguía comiendo, sin prestar demasiada atención, cuando Annie suspiró cansada y me susurró:

— Quiero irme a casa.

La entendía perfectamente. Nos sentíamos alejadas de todos, tanto física como emocionalmente.

— Yo también quiero irme, — le respondí en voz baja. — Reiner fue un idiota ese día.

Annie asintió, dándome la razón. Justo en ese momento, Reiner se acercó y nos dijo en un susurro:

— Después, debemos hablar.

No respondimos, y él se alejó. Me levanté junto a Annie y nos dirigimos hacia las cabañas. En el camino, vimos a Eren practicando con Armin, Mikasa, Reiner y Bertolt. Eren estaba decidido a mejorar, y sus amigos lo apoyaban.

Mientras caminábamos, Sasha se unió a nosotras, hablando animadamente.

— ¡Chicas, hoy conseguí algo de carne extra! — dijo Sasha con entusiasmo.

𝐄𝐥 𝐄𝐜𝐨 𝐝𝐞 𝐃𝐨𝐬 𝐀𝐥𝐦𝐚𝐬º 𝗘𝗿𝗲𝗻 𝗝𝗲𝗮𝗴𝗲𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora