𝐄𝐥 𝐄𝐜𝐨 𝐝𝐞 𝐃𝐨𝐬 𝐀𝐥𝐦𝐚𝐬º 𝗘𝗿𝗲𝗻 𝗝𝗲𝗮𝗴𝗲𝗿

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La Primera Victoria
Eliana Fritz

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Año 850

"Cinco años despues de la caida de la caída de Shinganshina"

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El escuadrón de soporte nos explicó que los titanes habían invadido la bodega donde estaban las cuchillas y los tanques de gas, razón por la cual no nos llevaron suministros. Armin tuvo una idea.

—Podríamos usar los rifles de la policía militar para cegar temporalmente a los titanes, y los siete candidatos con mejor condición atlética los eliminaremos al mismo tiempo —propuso Armin, con confianza.

Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a sacar los rifles y a elegir a los que se encargarían de matar a los titanes.

Bajé junto a los otros seis elegidos: Conny, Jean, Reiner, Mikasa, Annie y Sasha. Mientras nos preparábamos, escuché la conversación entre Reiner y Conny.

—También podrías meterles las cuchillas por el culo —dijo Reiner en tono de broma.

Conny se sorprendió y Jean no pudo evitar burlarse.

Estábamos listos. Nosotros siete esperábamos arriba, mientras que los que tenían los rifles bajaron en el ascensor. Cuando vieron a los titanes, se asustaron, pero Marco los tranquilizó.

—Esperen a que estén lo suficientemente cerca... ¡ahora, disparen! —gritó Marco.

Todos comenzaron a disparar, cegando a los titanes. Nosotros bajamos rápidamente para matarlos. Sin embargo, Sasha y Conny fallaron. Mikasa y Annie intervinieron, matando a los titanes antes de que ocurriera una tragedia.

—Gracias, Mikasa... Annie —dijo Conny, visiblemente aliviado.

Reiner se acercó a Annie.

—No imaginaba que ayudarías a alguien —comentó Reiner con una sonrisa.

Lo miré con mala cara y me acerqué a animar a Conny y Sasha, que estaban desanimados por haberse rendido ante los titanes.

Todos comenzamos a ponernos tanques de gas y a equiparnos con cuchillas nuevas. Salimos del edificio y algunos subimos al tejado, observando cómo el titán excéntrico era devorado por los otros titanes. Con su último suspiro, corrió hacia otro titán, mordiéndole la nuca, levantándolo y golpeando a los demás antes de caer al suelo.

—Sería perfecto si fuera nuestro aliado —dijo Annie, pensativa.

—Estás loca, Annie. Vámonos de aquí —replicó Jean, nervioso.

Nadie le hizo caso. Todos mirábamos con atención, tratando de descubrir quién era el titán fundador. Me sorprendí al ver a Eren salir de la nuca del titán.

—Eren... —murmuré, haciendo que los demás se sorprendieran.

Mikasa ya se había dado cuenta y corrió hacia él para ver si seguía vivo. La escuchamos llorar, y aunque mis ojos me picaban, no podía llorar. Simplemente me acerqué a Annie y le tomé la mano, apretándola. Ella entendió y me devolvió el apretón.

Rodeamos a Eren y a Mikasa. Él estaba inconsciente mientras ella lo abrazaba. Armin tomó la mano de Eren, notando que había recuperado sus extremidades.