Capítulo 4: Un intento de verdad

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...Me marcharé con tu recuerdo guardado en el alma, y estoy segura que serás un guerrero y ayudarás a tu papi...

Jaime pov:
No voy a preocupar a Alicia, no voy a causarle más daño con mis dudas, la enfermera me ha sacado de la habitación para intervenirla, ya es tiempo de que dé a luz o… podría ser muy tarde.

Ya han pasado dos largas horas y no he tenido noticias de Alicia ni de Jeremías, ya he comenzado a preocuparme, no sé qué ocurrirá en nuestras vidas después de esto…

Veo mi reloj de modo frenético, y cada minuto, cada segundo que pasa se vuelve un tormento más profundo para mí.

Doy vueltas de un lado a otro recorriendo el pasillo con impaciencia, a cada médico, camillero o enfermera que pasa frente a mí lo detengo en busca de información, de alguna noticia.

Tres horas.
Alicia se debate entre la vida y la muerte. Y yo no puedo ayudarla.

¡Maldita sea!

¿Por qué se tarda tanto esa operación?

Me acerco a la sala de espera, intento calmarme, no tengo apetito, no puedo comer nada. Pregunto a una enfermera sobre el avance de la operación, pero no da respuesta. Solo toca esperar.

Ya van 5 eternas horas.
Y estoy dispuesto a tumbar esa estúpida puerta y sacar a mi esposa de este lugar.

La voz de la enfermera interrumpió mis pensamientos.

–Señor, señor su esposa despertó y su hijo ya ha nacido, pero en estos momentos se le están practicando los exámenes de rutina, ¡ah! Su esposa quiere verlo –dice la enfermera mientras se retira rápidamente.

–Ok, muchas gracias –digo mientras paso a la habitación a ver a Alicia.

Verla moribunda, casi al borde de la muerte me produce un inmenso dolor que inunda todo mi ser, su semblante deja ver claramente que su vida se agota rápidamente. Le digo:

–Amor ya estoy aquí, estoy aquí para cuidarte.

–Jaime ¿y mi hijo?; ¿Cómo está él? –pregunta ella desesperada.

–Cálmate Ali él está bien, ahora le están haciendo unos exámenes –respondo tratando de calmarla.

Alicia pov:
Ya estoy a punto de morir, sé que no saldré de este hospital con vida, Jaime ha intentado consolarme, pero no podrá hacerlo, antes de irme de este mundo quiero ver tan solo una vez el rostro de mi hijo.

–Jaime por favor ve a buscar a mi hijo –digo ansiosa– quiero verlo.

–Está bien –dice y sale a buscarlo– aquí está nuestro pequeño Jeremías –anuncia al llegar.

–Podrías dejarme un momento a solas con él.

–De acuerdo lo que tú quieras, estaré detrás de la puerta –me complace y sale de la habitación.

–Sabes Jere, al menos mi consuelo, es ver tus dulces ojos antes de morir mi pequeño niño, sé que voy a morir, pero me marcharé con tu recuerdo guardado en el alma, y estoy segura que serás un guerrero y ayudarás a tu papi –acaricio su rostro tierno y unas ansias locas de vivir me llenan el alma, pero es tarde–, y aunque no esté contigo quiero que tengas esta cadena con una llave que lleva mi nombre grabado, esta es la forma en la que estaré siempre contigo.

>>esta llave es la que abrirá las puertas de tu pasado y hará que entiendas tu futuro, espero sueñes conmigo alguna vez en tu vida y visites algún día mi tumba para llevarme flores, ¡te amo bebé!, cuídate mucho –lloro cómo una tonta besando la frente de Jeremías mientras lo amamanto.

La Frontera del dolor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora