Capítulo 16: Experiencias prematuras:

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Jeremías pov:

Desde que hablamos han pasado muchas cosas entre Eleiza y yo, no sé qué somos aún, pero en el salón no podemos dejar de vernos; siempre que lleva ese listón blanco entre sus cabellos rojizos, me cautiva; ella es muy linda, sus labios finos y rosados me hacen delirar, además su uniforme siempre le queda hermoso.
Ella es…
UNICA.

Hace algunas semanas me dio su número, me moría por tenerlo; ya estaba harto de solo verla en la escuela e invitarla a mi casa los fines de semana.

Eleiza es lo que muchos llamarían…
Una “niña fresa”.

Ella es la hija única de una familia adinerada, bueno tienen más dinero que cualquiera en el colegio.

Sus padres no saben que somos amigos, ella ha tenido que mentir para ir a mi casa. Yo lo he hablado tantas veces con ella, pero no tengo derecho aun a nada, tal parece que solo somos amigos y seguiremos siéndolo, ya llevamos más de un año conociéndonos y al menos esperaba que me presentara a sus padres.

Yo la he hecho parte de mi mundo, ha compartido la mesa con mi tía y ha conocido lo más íntimo de mí, me ha visto llorar, me ha felicitado por mis logros, sabe a quién odio y quien es digno de mi respeto.

Pero ella aún se niega a abrirse totalmente conmigo.
Su pasión por la música es tan grande como la mía por los libros, ella me ha regalado varios, yo desearía tener el suficiente dinero para ser digno de su amor, a ella no le importa eso, pero a sus padres sí; claro que a esta edad para ellos esto es una babosada, una ilusión pasajera.

Tal vez eso sea cierto, quizás ellos tengan razón, nuestro amor o… mi amor por ella es un sinsentido.

Pero yo no quiero apartarme de ella.
Ella me hace bien.

Quisiera besarla, pero me sigo acobardando, como aquella primera vez que fue a mi casa, ya tenemos 15 años, no somos tan inocentes, pero aún no me atrevo a robarle un beso.

Tal vez se enfade. Quizás me abofetee y me rechace, prefiero no perder su amistad.
Sin embargo…

Me ha besado, y todo está en silencio, solo me mira esperando una respuesta.
Digo: Es algo genial que tú me quieras.
–No he dicho que me gustas…
¡Oh Dios! la regué
–…pero tienes razón te quiero –Completa–.
–Somos novios ¿verdad? –Pregunto impaciente–.
–Tú lo has dicho, adiós –Dice y sale corriendo por la calle de tierra–.

Ella es más astuta, más directa, no se anda por las ramas; bueno ya era hora, de que al menos alguien se decidiera dar el paso. Me mataba la intriga de estar en el limbo con ella, eso de ser y no ser nada, me agobiaba.
Aún no he ido a casa de sus padres.

Pero ya llegará el día, mientras tanto me conformo con sus besos, solo eso aunque a decir verdad me gustaría mucho más, pero ella va a la iglesia, no me deja acercarme más allá de los limites, jajaj, pero…

Yo quisiera cruzar esa frontera, atravesar el umbral de su cuerpo.

Muchas noches me descubro evocando la fantasía de su cuerpo junto al mío, sueño con estar junto a ella, con ella, en ella… Ahh; sin embargo eso será difícil, sus padres ya no la dejan salir como antes.

Solo nos vemos en el colegio y chateamos casi siempre.

Mi teléfono vibra y yo también cada vez que llega un nuevo mensaje al buzón.
Es ella.

Eleiza Mi novia:
Hola amor.
¿Qué tal la clase? (;

J

La Frontera del dolor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora