…El día que encuentres esta carta sé que me odiarás, pero ya estaré muerta.
Y tu odio no traspasará la barrera de la muerte.
No podrás atravesar la Frontera del dolor…
Jaime pov:
Vamos por Jeremías al preescolar y Mery se queda para recogerlo mientras yo prosigo a la empresa, al llegar entrego a Maick ciertos documentos referentes al centro comercial y los planos que habían faltado.
–No os preocupéis tío, dejad todo en mis manos –bromea Maick con acento español entre carcajadas–. Y ve tranquilo a España tío, que os valla bien.
–Vienes llegando de vacaciones y ya te vas para España mijito –dice Yesica con sarcasmo–.
La observo con molestia, pero me reservo el comentario y le digo a Sonia que no estoy totalmente seguro, que me deje pensarlo muy bien, pero desde luego sus palabras de aliento son de mucha ayuda; al salir de la oficina son ya las 5.30 pm.
Al llegar a la casa Mery y Jeremías ya están aquí, comenzamos una conversación a lo que Jeremías hace una pregunta que queda en el aire:
–Papá, ¿por qué nunca me han celebrado un cumpleaños…?
Eso me ha paralizado, siento mi cuerpo entumecido y el sudor de mi frente es frío, salgo corriendo al cuarto sin decir nada.
Mery pov:
Jaime se ha ido atónito por la tan temida pregunta de Jeremías respecto a su cumpleaños, su cuerpo rígido me confirmó que no está preparado para contarle a Jeremías el porqué de su pasado y respondo rápidamente intentando remediarlo:
–Mi vida, lo que pasa es que tu papi tiene mucho trabajo y está muy ocupado, pero tú sabes que te amamos mucho mi niño. ¿Lo sabes bien, verdad?... Feliz cumpleaños mi amor –lo abrazo y le doy un beso en la frente.
Jeremías se levanta cabizbajo de su silla y va a su habitación y por la expresión de su rostro no lo noto muy convencido, así que hoy dormiré con él…
Antes de irme a la cama he hecho una rica torta de chocolate para Jeremías.
–Jere… –susurro– ¡chist! No le digas nada a tu papá…
–Nada de qué tía… –dice restregándose los ojos y encendiendo la luz de la habitación.
–Te traje esto mi vida –digo mostrándole la torta– ¡sorpresa príncipe! ¡Te amo!
Sonríe.
–Gracias tía, yo también te amo mucho, mucho, mucho –dice degustando el chocolate que se escurre por sus dedos.
Ya es de mañana y preparo todo para llevar a Jeremías al colegio e ir al mercado a hacer unas compras.
Jaime pov:
Hoy he decidido leer definitivamente el diario de Alicia, eso me ha tenido intrigado, ahora veo que realmente no conocía a la persona que dormía junto a mí; entre las muchas cosas que hay en el diario, una vieja carta dirigida a mí, me llama la atención; la abro rápidamente y comienzo a leerla:
Santa Ana de coro, 21 de abril de 1985.
Amado Jaime:
Escribo esta carta para agradecerte: gracias por amarme y respetarme, gracias por comprenderme. Estando ya al borde de la muerte, preferí dejar estas líneas confesoras, para revelarte este secreto que me ha carcomido desde hace ya varios meses, quizás mañana moriré, prefiero contar toda la verdad, aunque sea lo último que haga.
El día que encuentres esta carta sé que me odiarás, pero ya estaré muerta.
Y tu odio no traspasará la barrera de la muerte.
No podrás atravesar la Frontera del dolor.
Quizás pasen muchos años para que encuentres esta carta, no quiero que vivas más bajo la sombra del engaño, por más dolorosa que sea esta horrible verdad que no me atrevo a decirte frente a frente, hoy quiero que sepas que… de lo que me avergüenzo eternamente es que un hombre… ese desgraciado hombre…
¡Ese hombre abusó de mí!
Y fruto de esa violación, es este niño que llevo en mi vientre y que no sé si nacerá, pero lo único que jamás dudaré es que tú lo cuidarás con tu vida.
Atte.: Alicia Granados.
¿Una violación? ¿Un hombre? ¿Quién es ese desgraciado que abusó de mí Alicia?; ¿Por qué no confió en mí? ¿Por qué Alicia me ocultaría algo tan grave?
¡Dios mío qué voy a hacer!
Al terminar de leer esta carta mi mundo ha quedado de cabeza y todo da vueltas en mi mente, ya lo comprendo todo, o no comprendo nada en realidad, no tengo razón de vida, todo fue un engaño, siento que algo ha explotado dentro de mí, una bola de rencor ha consumido mi alma en este momento, quiero gritar, destrozar algo, incluso deseo morir, pero el llanto ha sido más fuerte, algo atroz: una mezcla de ira, dolor y lástima crece dentro de mí.
Me tiro sobre la cama, nuestra cama, donde la hice mía muchas veces y ahora la siento tan extraña y tan vacía.
Me echo a llorar como un desgraciado que ha perdido todo, porque así estoy, lo he perdido todo, y fui un idiota al creer que sería feliz con mi familia.
Pero me doy cuenta que no tengo hijo.
No tengo familia.
No tengo nada.
Estoy convencido…, aunque sea una decisión precipitada estoy dispuesto a tomarla, sin importar que de seguro cambie nuestras vidas.
Me iré.
Me iré lejos del dolor.
Llamo a Sonia y le pregunto si es posible irme España hoy mismo, para mi sorpresa otro empresario se irá hoy dentro de dos horas y por eso le he rogado que me permita marcharme con él, noticia que la ha dejado muy desconcertada, pero al fin accedió. He dejado una carta a Mery en la que relato como me he enterado de toda la verdad y de mi decisión de marcharme quizás para no volver jamás.
Camino al aeropuerto, por la calle escucho de boca de un anciano: “el que vive de ilusiones… muere de decepciones”, eso me ha entristecido más, pues sé que es la verdad, al abordar el avión un sentimiento de melancolía y culpa invade mi cuerpo, pero ya es muy tarde, el avión ha despegado, rumbo a mi futuro sin engaños...
Mery pov:
Luego de ir de compras, busco a Jeremías en el preescolar para almorzar –solo espero que Jaime haya cocinado–. Al llegar a la casa toco el timbre, pero nadie responde, al abrir la puerta mi sorpresa es que Jaime no se encuentra en casa, enciendo la luz que da hacia el pasillo de afuera y envío a Jeremías a cambiarse.
Al llamar a Jaime por teléfono me envía a buzón y tras repetidos intentos que terminan en histeria, desisto pues sé que no contestará, tengo un mal presentimiento, algo malo sucede aquí... ¡¡Jaime debería al menos contestar su teléfono!! ¿Qué es lo que está pasando? Al entrar a su cuarto noto un gran desorden, trozos de papel sobre la cama, y...
¡qué hace el cofre de Alicia aquí y además abierto!
¡Dios mío, Jaime ha descubierto la verdad!, lo sabe todo, lo sabe todo...
Sobre la cama encuentro una carta –lo más probable que sea de Jaime–, he comenzado a leerla y dice:
Santa Ana de coro, Martes 24 de abril de 1990.
A Mery:
Quise dejar estas letras de dolor para expresar lo que siento, cuando leas estas líneas de seguro no estaré aquí ¡Me iré muy lejos, me iré muy lejos! No intentes buscarme no vale ya la pena, pues sé toda la verdad y estoy seguro que tú también sabias de esto y nunca dijiste nada; no te culpo ya que no era tu responsabilidad, no podías fallar a la memoria de tu hermana
Espero que puedas ser más fuerte que yo, seguro estoy que Jeremías no estará en mejores manos que las tuyas y lo cuidarás como si fuese tu hijo, así que quiero darte las gracias.
Gracias por ayudarme en los peores y mejores momentos.
Siempre fui un incrédulo, la verdad siempre estuvo frente a mí y no pude verla, Alicia tenía una enfermedad mortal y yo su esposo nunca pude darme cuenta de nada, aún al escribir esta carta no entiendo por qué ella... no confió en mí, son muchas las preguntas que flotan en mi mente, pero ya no sirven de nada, no vale la pena contestarlas, pues no puedo pelear contra el destino.
Estoy atónito ante lo que ha pasado en mi vida, ha sido muy rápido todo y casi no pude verlo venir, aún me niego a creer que Jeremías no...
¡Qué Jeremías no sea mi hijo!
Es algo tan doloroso, no solo el hecho de que no sea mi hijo, si no que él es producto de una violación, tanto así que no podría verlo a los ojos, lo lamento tanto, pero sé que tú cuidarás bien de él.
Atte.: Jaime Davalillo.
Al terminar de leer la carta entiendo el profundo dolor que le embargaba al escribirla, quizás yo tenga gran culpa de su tristeza, por no haber hablado antes, ¡qué podía hacer! Había hecho una promesa y no podía defraudar la memoria de mi hermana, pero algún día tenía que llegar este momento y ya no hay vuelta atrás, es demasiado tarde para remediar lo que pasó.
Meto la carta en el bolsillo derecho de mi pantalón, seco mis ojos llorosos y voy a la sala a almorzar con Jeremías; dan las 5.30pm en el viejo reloj que cuelga de la pared y el niño pregunta:
–¿Tía por qué mi papá no ha llegado? Siempre llega esta hora ¿no te parece raro?
–Jeremías, tu papá tuvo... –Digo con un nudo en la garganta– tuvo que irse de viaje a España.
–Y... ¡por qué no se despidió de mí!
–Lo ocurrido es que lo han llamado de emergencia y tuvo que marcharse.
Las lágrimas se asoman por mis ojos.
Estúpido dolor.
Tan solo me mira con tristeza y va callado a su cuarto, yo sin decir tampoco ni una sola palabra más que pueda herirlo, solo me siento un victimario más en este crimen de horror del que no podemos salir, todo pasó tan a prisa:
La enfermedad de Alicia.
Su muerte.
Su engaño.
La forma abrupta en la que ha reaccionado Jaime…
Todo esto me hace cada día convencerme más de que tan solo somos títeres de un circo de horror.
¿Qué pasará en mi vida de aquí en adelante?
¿Qué ocurrirá con nuestros destinos...?
No lo sé.
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La Frontera del dolor.
RomanceJeremías Davalillo puede parecer un chico como cualquier otro, pero no es así, vive una vida de mentira. Toda su infancia de perfección fue sólo una ilusión, presagiada por los fantasmas del pasado de su familia: una a la que nunca debió pertenecer...