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Miro el horizonte desde mi sofá, incapaz de conciliar el sueño

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Miro el horizonte desde mi sofá, incapaz de conciliar el sueño. Aria probablemente esté profundamente dormida en la habitación de invitados, mientras que yo le di mi habitación a Min Yoongi. Tres días. Han pasado tres días, y todo se siente jodido. Ni siquiera he besado a Aria, y ella no me ha dado ninguna indicación de que me extrañe en absoluto.

Ni siquiera podía concentrarme en el juego al que llevé a Min Yoongi. Mierda.Esperé eso durante meses, pero todo en lo que podía pensar era en la culpa que siento, las cosas que le estoy ocultando.
Estoy traicionando su confianza a lo grande.

Me sorprendo cuando escucho que se abre una puerta y espero que sea Min Yoongi. En vez de eso, es Aria. Hace una pausa a un par de pasos de distancia, su expresión es ilegible.

―Jung Kook ―susurra.

―¿Qué pasa?

Ella niega con la cabeza y camina hacia mí. Me tenso cuando deja caer su rodilla en el sofá, y mete sus piernas entre las mías. Se inclina, pasa sus manos por mi cabello y luego me besa.

Mis ojos se cierran mientras la jalo contra mí bruscamente, haciéndola perder el equilibrio. Ella tropieza, y la agarro, volteándonos a ambos para que caiga en el sofá, con mi cuerpo encima del suyo.

Enreda sus piernas con las mías y me acerca más, su cuerpo está pegado al mío. La forma en que gime cuando profundizo nuestro beso y se retuerce debajo de mí... traiciona cuánto me desea.

―Jung Kook ―susurra contra mis labios.

Tomo su labio inferior lleno entre mis dientes, provocándola mientras me alejo.

―¿Qué estás haciendo aquí? ―pregunto.
—Has estado haciendo todo lo posible para evitarme.

Me mira a los ojos y juro que me pierdo en ellos.

―Te extraño ―dice ella.
—Estás aquí, pero te extraño.

Bajo mis labios a su cuello, besando y mordiendo, con movimientos bruscos. Se siente como si no la hubiera visto en mucho tiempo. Extrañaba su toque, su cuerpo contra el mío. Ella entierra sus dedos en mi cabello y tira con fuerza.

―Deja de burlarte de mí ―dice, moviendo sus manos por mi cuerpo.

La miro a los ojos y sonrío.

―¿Qué es lo que quieres? Dime, bebé.

Sus mejillas se enrojecen, y esa expresión sonrojada suya me pone aún más duro. Me muevo para que mi polla quede justo entre sus piernas, con la camiseta negra que lleva envuelta alrededor de sus caderas.

―A ti ―me dice.

Agarro los bordes de su camiseta y la levanto mientras ella levanta los brazos para mí. Se mueve para cubrirse, pero niego con la cabeza.

―Nyx, tetas como estas nunca deberían ocultarse... No de mí, al menos.

Han pasado algunas semanas, pero todavía se siente insegura, su primer instinto sigue siendo cubrirse. Agarro sus muñecas y las empujo sobre su cabeza, bloqueándola con mi mano izquierda, usando mi mano derecha para acariciar su cuerpo.

―Eres hermosa ―le digo, ahuecando su pecho, con mi pulgar jugueteando con su pezón. Se endurece bajo mi toque, y sonrío mientras mis dedos bajan desde su estómago hasta sus muslos. He aprendido a no pasar demasiado tiempo en áreas por las que Aria se siente cohibida, solo lo suficiente para mostrarle que no debe ser insegura, pero no tanto como para que comience a pensar demasiado. Ella se retuerce cuando las yemas de mis dedos rozan sus bragas de encaje y levanta las caderas.

Le sonrío mientras paso mis dedos por la tela empapada.

―Eso no es suficiente ―le digo.
—¿Qué quieres que haga? Dime... ¿Quieres que mis dedos se entierren en tu apretado y húmedo coño?

Aria traga saliva y luego asiente. Sonrío mientras hago a un lado sus bragas, encontrándola empapada para mí. Ella me desea tanto, ¿eh?

La observo mientras arrastro mi pulgar sobre su clítoris, sus labios se abren y se esfuerza por permanecer callada. Ella gime cuando retiro mis dedos y me río.

―De rodillas ―le digo, y ella obedece, dándose la vuelta.
—Mierda ―susurro.
—Bebé, tu trasero se ve fenomenal aquí.

―Jung Kook ―susurra, su tono carece de la pasión que esperaba.
—Tengo estrías ―me dice.
—No mires, por favor.

¿Qué demonios?

Agarro su cabello y jalo su cabeza hacia atrás.

―Mira ―le digo, haciéndola mirar hacia la ventana que nos está reflejando, y se ve increíblemente sexy así.
—Dime que ves.

Empujo sus bragas por sus muslos, dejándolas envueltas alrededor de sus rodillas.

―A ti, te veo ―dice. Me inclino sobre ella y presiono un beso en su columna.

―Déjame decirte lo que yo veo, Ari. Veo a la mujer más hermosa que jamás he visto. Con un cuerpo incomparable, tetas que realmente puedo agarrar y un trasero que estaría golpeando si no hiciera tanto ruido.

Aria jadea cuando empujo dos dedos, estimulando su punto G. Gime y la rodeo, envolviendo mi mano libre sobre sus labios.

―Silencio, Nyx. ¿O quieres despertar a tu hermano? Estoy totalmente a favor de decírselo a Min Yoongi, pero tal vez no así.

La miro en el reflejo de la ventana y es jodidamente hermosa.

―Te necesito ―le digo, y ella asiente. Agarro sus caderas y alineo mi pene, observándolo deslizarse dentro de ella, centímetro a centímetro.

Nunca tendré suficiente de ella, la forma en que su coño se aprieta contra mi polla es irreal, y la vista que me presenta es casi demasiado. Me alejo, completamente fuera de ella, antes de volver a estrellarme, yendo más profundo de lo habitual.

Aria gime y niega con la cabeza.

―Demasiado profundo ―dice, y yo sonrío.

―Te acostumbrarás, estiraré tu coño para que se ajuste perfectamente a mí ―digo, haciendo todo lo posible para controlar mis movimientos un poco mejor, pero ella hace que sea tan fácil perder el control.

―Te quiero más cerca ―dice, y yo asiento con la cabeza, saliendo de ella.

―Móntame ―le digo, sentándome y jalándola encima de mí. Ella se ve sorprendida, y le sonrío.
Es hermosa, y me alegro de que finalmente se sienta más cómoda con su cuerpo. El sexo era bueno cuando se negaba a quitarse el sostén, pero es aún mejor ahora que no siente la necesidad de esconderse de mí, tenerla completamente desnuda así, la confianza y esta cercanía... Es irreal.

Aria coloca sus manos sobre mis hombros, sus ojos están fijos en los míos mientras se hunde sobre mí y se mueve lentamente, volviéndome loco. La forma en que se mueve, la forma en que gime contra mis labios... Sí, nunca tendré suficiente de ella.


 Sí, nunca tendré suficiente de ella

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