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Sonrío para mis adentros cuando Jung Kook encuentra otra excusa para salir de su oficina

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Sonrío para mis adentros cuando Jung Kook encuentra otra excusa para salir de su oficina. Se acerca a mí, con una pila de documentos en sus manos esta vez.

―Aria ―dice, con expresión seria. Me giro para mirarlo, tratando de evaluar si realmente necesita algo esta vez. Hasta ahora, me ha pedido ayuda con cinco consultas diferentes que, en el mejor de los casos, son de nivel elemental. Debería molestarme, pero honestamente, me encanta. Me encanta lo descarado que es sobre su afecto, no está tratando de verse bien o cualquiera de las tonterías que solía hacer Brad.

Los últimos días han sido tan perfectos que es surrealista. Parece que todo esto podría ser un sueño, como si me despertara mañana para descubrir que estar con Jung Kook sigue siendo solo una fantasía. Es perfecto, y me estoy enamorando más cada segundo que paso con él.
Jung Kook se trata más de acciones que de palabras, me muestra cuánto se preocupa por mí todos los días y ni siquiera se trata de las citas, son las pequeñas cosas. Nos sentamos juntos en el sofá, hablamos durante horas, sin tener nunca suficiente el uno del otro. Está en la forma en que me toca, nunca me empuja fuera de mi zona de confort, aún no me siento cómoda quitándome el sostén, y él nunca me cuestiona al respecto, nunca me empuja. En vez de eso, simplemente besa mis inseguridades, tomándose su tiempo conmigo.

―Jung Kook ―digo, sonriendo mientras me levanto de mi asiento.

Sus ojos brillan, y sé que ha inventado otra excusa para pasar un rato conmigo.

―Estaba revisando algunas de las ideas que me enviaste para la interfaz ―dice, agitando los documentos en sus manos.
—Y esto no se ve del todo bien.

Reprimo una sonrisa y asiento gravemente. Los documentos en su mano no están ni remotamente relacionados conmigo. Si no me equivoco, son actas de reunión.

―Será mejor que eche un vistazo a eso ―digo, sonando preocupada. Todos estos pequeños retrasos durante el día significan que Jung Kook y yo tenemos que trabajar horas extras en casa, pero vale la pena. Estas pequeñas interrupciones me alegran el día.

Jung Kook frunce el ceño.

―Oh, parece que no tomé todas tus notas.
Debo haberlas dejado en mi oficina. ¿Por qué no vienes conmigo y las analizamos?

Asiento, apenas capaz de reprimir mi emoción mientras lo sigo a su oficina. En el segundo en que la puerta se cierra detrás de nosotros, envuelve sus brazos a mi alrededor, inclinándose para besarme. Incluso con los tacones altos que llevo puestos, no puedo alcanzarlo a menos que se incline.

Sus labios chocan con los míos, y un suave gemido escapa de mis labios.

―Aria ―susurra, con sus manos recorriendo mi cuerpo. Su toque es necesitado y desesperado, reflejando cómo me siento. Nunca tengo que preguntarme con Jung Kook, sus sentimientos por mí son obvios.

HASTA TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora