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Mi mente está en Aria mientras entro a la cocina para preparar el desayuno

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Mi mente está en Aria mientras entro a la cocina para preparar el desayuno. La forma en que encaja en mis brazos... no debería pensar en ella de la forma en que lo hago, pero mierda. Quiero probarla, quiero sus labios sobre los míos y mi cuerpo sobre el suyo, quiero oírla susurrar mi nombre. Todo lo que le digo que quiero hacerle por mensaje de texto... lo quiero todo.

―Buenos días, Jung Kook ―dice Aria, sonando cansada. Me tenso cuando entra en la cocina, trayendo consigo el olor de mi jabón. Maldito infierno. La idea de ella en mi ducha, con su cuerpo húmedo y resbaladizo.

―Buenos días ―digo, haciendo todo lo posible por ocultar lo duro que estoy de repente. Se ve hermosa hoy, y me obligo a mirar hacia otro lado, cuando todo lo que quiero hacer es beberla.

Se sirve una taza de té y lucho por mantener mis ojos fuera de ella. Está realmente deslumbrante con ese vestido rojo, y la forma en que se adhiere a su cuerpo es directamente pecaminosa.

 Está realmente deslumbrante con ese vestido rojo, y la forma en que se adhiere a su cuerpo es directamente pecaminosa

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*Aria.

―¿A dónde vas? ―pregunto, con un tinte de celos instalándose en mi pecho. Se ve hermosa, y al instante me preocupo de que tenga una cita. Han pasado algunos meses, y está obligada a seguir adelante en algún momento. Además, veo la forma en que los hombres que la rodean la miran, la forma en que Riley sigue invitándola a salir. Puede que no esté tan despistada al respecto como pensé que lo estaba.

Aria se recuesta contra el mostrador de la cocina y niega con la cabeza.

―No lo sé ―dice, su voz suave. Cuando me mira, hay vulnerabilidad en sus ojos.
—No pude dormir anoche, pero no quiero dejar que eso arruine mi fin de semana. Podría ir a dar un paseo o algo, todavía no he explorado Seúl y quiero hacerlo. ¿Tiene planes para hoy?

Mi primer instinto es decir que sí, tenerla cerca me ha vuelto loco. Está en las pequeñas cosas que hace y dice, está en lo perversamente inteligente que es, la forma en que sonríe, y esos labios suyos. La forma en que se preocupa por mí y la vulnerabilidad que no le mostrará a nadie más que a mí. Pensé que sabía qué esperar cuando le ofrecí un lugar para quedarse, pero estaba equivocado. Tan equivocado.

HASTA TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora