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Aria está sentada en el sofá cuando entro, y sonrío para mis adentros

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Aria está sentada en el sofá cuando entro, y sonrío para mis adentros. Ha agarrado el edredón de nuestro dormitorio y se está ahogando en él, su cabeza apenas sobresale por encima. Levanta la vista y sonríe cuando me ve entrar, y me detengo frente a ella.

Se para sobre el sofá, el edredón se cae, revelando la camiseta negra que lleva puesta. Es mezquino, pero estoy feliz de que sea una mía, y no una de Min Yoongi. Lo amo como a mi propio hermano, pero estoy feliz de que haya regresado a casa. Estoy feliz de poder compartir este espacio con Aria nuevamente, es diferente cuando somos solo nosotros dos.

Ella abre sus brazos y camino hacia su abrazo, envolviendo mis brazos a su alrededor.

―Hola, bebé ―le digo, apretándola con fuerza.
De pie encima de nuestro sofá, es casi tan alta como yo, y me echo hacia atrás para besarla.
Aria suspira contra mis labios y mis manos recorren su cuerpo. No puedo tener suficiente de esta mujer.

―¿Cómo estuvo tu reunión? ―me pregunta, entre besos.

Bajo mis labios a su cuello, besándola justo debajo de la oreja donde es más sensible. Ella gime, y yo sonrío mientras bajo más mis labios.

―Estuvo bien, Laura está haciendo un gran trabajo al establecer la división de aprendizaje automático.

Mis manos se deslizan por debajo de su camiseta y ella tira de mi corbata para soltarla, dejándola caer al suelo.

―Eso es bueno ―dice, ocupada con los botones de mi camisa. Mis ojos se cierran cuando ella se inclina y besa mi cuello.

―Tenemos un montón de trabajo de mierda con el que ponernos al día ―le recuerdo, y asiente mientras presiona un beso en mi garganta. Aria y yo nos tomamos unos días libres para pasar tiempo con Min Yoongi, subestimando la cantidad de trabajo que tendríamos que hacer.

―Puede esperar ―me dice, y sonrío mientras entierro mi mano en su cabello, acerco su rostro al mío bruscamente, y mis labios chocan con los suyos, gime y envuelve sus brazos alrededor de mi cuello. No puedo creer que ella sea mía.

Empuja mi saco de mis hombros, dejándolo caer al suelo.

―Ansiosa, ¿no? ―digo, sonriendo.

Me mira mientras se arrodilla en el sofá, con las manos en mi bragueta. Sus movimientos son impacientes y gimo cuando envuelve sus manos alrededor de mi polla. Ella me sonríe antes de bajar sus labios a mi pene, absorbiéndome profundamente. Su boca está caliente y la forma en que me chupa es jodidamente irreal.

Gimo y agarro su cabello mientras me toma más profundo, moviendo mis caderas con ella.

―Mírate ―murmuro, apretando mi agarre en su cabello.
—Ni siquiera me dejaste desnudarme por completo antes de aferrarte a mi polla.

Ella gime, y las vibraciones que produce su voz hacen que me muerda el labio. La observo mientras mueve su cabeza hacia arriba y hacia abajo, tomando más y más de mí. Aprieto mi agarre en su cabello y empujo dentro de su boca, y ella lo toma. Esperaba que se atragantara, pero no lo hace, no hasta que golpeo la parte posterior de su garganta.

―Dime, bebé. ¿Estás mojada para mí? ¿Te estás masturbando solo con chuparme la polla? Ni siquiera te he tocado todavía, pero apuesto a que puedo deslizarme dentro de ti.

Ella me mira, y la mirada en sus ojos me dice que tengo razón. Salgo de su boca y ella gime, necesitada.

―Tan jodidamente hermosa ―murmuro, inclinando su cabeza hacia arriba.
—Jodidamente te amo.

Me sonríe mientras agarro los bordes de la camiseta que lleva puesta y la levanto, y me río cuando veo que está desnuda debajo. Por supuesto que lo está.

―Dime cómo lo quieres, Nyx.

Sus mejillas se enrojecen y, por un par de segundos, parece tímida, pero luego sonríe, con un brillo en sus ojos.

―Lo quiero duro, Jung Kook. Quiero sentirte muy dentro de mí y quiero que me hagas gritar tu nombre.

Me río mientras empujo contra su hombro, haciéndola caer de espaldas en el sofá.

―Por supuesto que sí, bebé.

Agarro sus tobillos con una mano y levanto sus piernas, mis dedos encuentran su camino hacia su coño.

―Empapada, no me sorprende.

Agarro mi pene y lo alineo con ella, disfrutando la forma en que se retuerce, queriendo sentirme dentro de ella. Nunca he estado con una mujer como ella antes, es tan honesta sobre cuánto me desea, sobre lo que quiere.

Empujo dentro de ella, y se tensa.

―¿Es demasiado? ―pregunto. Tener las piernas juntas y en el aire de esta manera la hace aún más tensa que de costumbre. Niega con la cabeza, y la empujo aún más.

Me encanta verla acostada ahí, con su cabello largo y oscuro esparcido sobre nuestro sofá, con los ojos vidriosos de lujuria. Me muevo lentamente, volviéndola loca. Lo hago solo para verla retorcerse.

―Jung Kook ―me advierte, y sonrío, saliendo casi por completo antes de embestirla profundamente, como le gusta. Gime, y los sonidos que hace llenan nuestra sala de estar.

Levanto sus caderas más arriba, follándola en un ángulo que sé que no puede resistir. Cada vez que vuelvo a deslizarme dentro de ella, grita de alegría. Tres minutos. Eso es todo lo que necesita mi chica para correrse sobre mi polla. Me ordeña, llevándome junto con ella.

Me derrumbo sobre su cuerpo y envuelve sus brazos a mí alrededor, sus labios encuentran los míos. Nos quedamos acostados, perdidos el uno en el otro.

―Te voy a follar así por el resto de nuestras
vidas ―le digo, mientras mis manos pasan por su cabello.

Aria se ríe.

―¿Eso es una promesa?

Sonrío y presiono un beso en su cuello.

―Es un voto, bebé.

Los dos tenemos muchísimo trabajo por hacer, pero hablaremos de eso más tarde. En algún momento, Aria encenderá la televisión y se pondrá mi camiseta, alcanzará su computadora portátil y trabajaremos juntos, uno al lado del otro, como lo hacemos todas las noches.

Pero no ahora.

Por ahora, solo tengo a mi chica en mis brazos, mientras agradezco mis bendiciones.


Por ahora, solo tengo a mi chica en mis brazos, mientras agradezco mis bendiciones

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