Cuando llego a casa, veo el coche de Jordyn estacionado en la acera. Está
sentada en el escalón de la puerta. Sin duda vino a reclamarme por...
¿qué? ¿Por haberla colocado en el punto de mira de las malvadas
animadoras y de Brett? ¿Por haber machacado a Brett como todo un
psicópata?
Por fin, bajo del coche. Cuando me acerco, advierto que está
llorando.
—¿Estás bien? —le pregunto. Estúpidos sentimientos de mierda.
—¿Sinceramente? —no me mira a los ojos. Tengo la sensación de
que le doy miedo. Diablos, yo también me tendría miedo—. No lo sé.
Permanezco algo apartado.
—No tenías que... Tú... Se me pusieron los pelos de punta cuando vi
cómo...
—¿Qué? ¿Cómo me transformaba en mi padre?
—Mierda. No, Tyler. No iba a decir eso.
—¿Ah, no?
—¡Pues claro que no!
Se levanta. Ahora me mira. Noto que quiere decir algo más.
Se fija en la bolsa de hielo que llevo atada a la mano y avanza un paso
hacia mí. Luego otro. Me toma la mano y me besa la punta de los dedos.
Me peleo con las llaves usando la mano izquierda, pero ella me
arrebata el llavero y abre la puerta. Me lleva a la cocina, donde retira la
bolsa de hielo. No se aparta cuando le enjugo las lágrimas, pero sólo me
mira la mano mientras desenrolla el vendaje provisional que me puso la
enfermera de la escuela.
—Ay, Dios mío, tu dedo —con sumo cuidado acaricia la hinchazón
de mi mano. Noto como si un camión rodara por encima—. Deberíamos
ir a urgencias.
Asiento. Sin embargo, cuando echa a andar hacia la puerta principal,
la detengo.
—No puedo —alego—. No lo puedo pagar. Voy a...
¿Voy a qué? ¿A devolver mi dedo yo mismo a su lugar?
—Mi madre y Henry se ocuparán de eso cuando se enteren de lo que
hiciste por mí. Y conste que no te estoy animando a que lo repitas. Lo que
hiciste. Es que... —se calla—. Vamos.
Me mira a los ojos. La intensidad de su expresión me acobarda, así
que la sigo sin discutir.
Por raro que parezca, entramos y salimos en el transcurso de dos
horas: radiografía, férula y ya está. Milagrosamente, no me rompí nada.
Tengo dos graves esguinces en los dedos índice y medio; el anular está
dislocado. El dolor de la dislocación no fue nada comparado con el que
experimenté cuando me volvieron a colocar el maldito dedo en su lugar.
Por suerte, me recetaron fuertes calmantes para varios días. Jordyn me
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Después De Ti
Teen FictionEN PROCESO, LENTOOO La vida de Tyler parece perfecta: es popular, se le dan bien los deportes, tiene amigos, una novia increíble... Pero el día que encuentra a su madre muerta en la bañera, sin ninguna explicación a su suicidio, Tyler se hunde: pier...