OCHO

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Hoy es viernes y Sheila ha programado un "cara a cara" para esta noche.Lo hace de vez en cuando. Me dirá que tengo que ser más considerado conella y que sabe que la estoy pasando mal y que procura tenerlo en cuenta,pero que debo esforzarme más. 

Luego cogeremos intenso parareconciliarnos y las cosas volverán a estar como al principio.En cuanto doblo la esquina del zaguán del auditorio, una bola depapel de aluminio me golpea la barbilla. .

—Tienes buena puntería para ser una chica —le espeto mientras meinclino para recoger la bola. 

—¿Para ser una chica? Te crees con derecho a todo, ¿verdad? —Jordyn me fulmina con la mirada. 

—La mayor parte del tiempo, sí. 

 —¿A qué viniste?Escojo el banco más alejado del suyo y me acomodo.

 —A comer —respondo mientras doy un bocado a mi patéticoalmuerzo. Ayer cené las últimas rebanadas de pavo, y la carne asadarestante apenas si me alcanzaba para medio panecillo de hoy. De ahí que elsándwich consista sobre todo en mayonesa, mostaza y lechuga. Apenasnoto el sabor de la carne.

 —Mira, Tyler, no puedo elegir dónde me siento a comer. No hay sitiopara mí en nuestra pequeña jerarquía social, ni una mesa en la cafeteríadonde sea bienvenida. Ésta es mi única opción —suspira con pesar—.

 ¿Sabes?, antes no eras tan imbécil.

—Pensé que me considerabas un hijo de puta.Sonrío mientras muerdo otro bocado.Me hace la Britney señal. Luego conecta unos auriculares al celular yme da la espalda. 

—Qué original —le suelto.Vuelve a enseñarme el dedo y sube tanto el volumen que oigo lamúsica a través de los auriculares.No tiene sentido decirle nada más porque sé que no me escucha, peromi sola presencia basta para sacarla de quicio y yo me conformo con eso.Cuando termino de almorzar, me encamino a la fuente del otro ladodel vestíbulo. 

Mientras bebo, echo un vistazo al zaguán para ver si Jordynsigue dando la espalda al sitio que acabo de abandonar. Ni siquiera se hadado cuenta de que me levanté. Podría irme y ella seguiría allíenfurruñada durante otra media hora porque es demasiado tozuda comopara voltear a ver. Me río sin poder evitarlo. 

De algún modo debe de haberme oído porque se gira para lanzarmeuna mirada asesina. Entonces descubre que ya no estoy en el banco. Sinembargo, ella también ha terminado de comer y tiene que pasar por milado para tirar sus restos. Así que, como cabía esperar, le cierro el paso.Ahora no tiene más remedio que hacerme caso. 

Jordyn me tira su basura a la cabeza y me espeta:

—¡Jódete!Lo dice en voz tan alta que los pocos alumnos que hay por el pasillodel gimnasio voltean a vernos. No me dejó elección. Le jalo el cordón delos auriculares y replico: 

—No, gracias.Me encamino a la puerta.Me muero por voltear para comprobar su reacción, pero estropearíael efecto. Prefiero ver cómo la gente se parte de risa a mi alrededor. Sinembargo, cuando llego al coche y pienso en la gente que se ríe de ella y ensus comentarios acerca de la jerarquía social de la escuela, donde no haysitio para ella...Entierro el pensamiento y subo al auto.

Después de las clases, Sheila me está esperando a la entrada delestacionamiento.Le agarro la bolsa y me encamino a su coche. Noto sus ojos fijos enmí durante todo el paseo. Está esperando que me disculpe, lo sé, pero niaunque me costara la vida conseguiría recordar qué demonios hice. 

—Pues... Perdón, Sheila —le digo en cuanto estamos los dosinstalados en el coche, con la esperanza de que baste con una disculpageneral. Cuando sigue sin hablar, la miro a los ojos por fin.Enarca las cejas. 

—¿Por...?Rebusco en mi mente. ¿Qué diablos hice? Sinceramente, no meacuerdo. 

—¿Por ser un idiota?Gruñe con impotencia. 

—¡Por Dios! Ni siquiera recuerdas por qué estoy enojada, ¿verdad?

 —Sheila, tengo muchas cosas en las que pensar en estos momentos. 

—Pero tuviste tiempo para charlar con la friki gótica.Ah, es eso. Está enojada porque cree que almorcé con Jordyn.

—¿En serio? ¿Todavía estás enojada por eso? 

—¿Todavía? ¡Pero si fue hace nada!  

—¡El lunes! —lo digo en un tono más alto de lo que es apropiado.Respiro profundamente antes de continuar—.

 En primer lugar, no creoque te tenga que dar explicaciones de lo que hago y... 

—¿No crees que me tengas que dar explicaciones? ¡Soy tu malditanovia! 

—Y en segundo lugar, no almorcé con la friki gótica. Almorcé en susitio. Ella se fue a otra parte. 

—¿Y entonces por qué te vi hablando con ella? 

—La viste gritarme. 

Eso no se considera una conversación.

—Lo que tú digas.La miro con atención, preguntándome si de verdad todo haterminado. 

—¿Sabes qué? Ya no puedo seguir así. Es demasiado esfuerzo. Nisiquiera creo que nos gustemos ya. Pienso que sólo seguimos juntosporque no quieres dejar al chico de la madre muerta. Pues mira, no hacefalta que lo hagas. Hasta aquí llegamos —le dedico una sombra de sonrisa—.

 Ya nos veremos por ahí.Estoy estacionado en doble fila, de cara al coche de Sheila, y la veollorar al teléfono mientras arranco. Su llanto debería entristecerme perosólo siento alivio.Lo único que lamento mientras doy marcha atrás es no habermeacostado esta noche con ella. 

Debería haber roto después del acostón dereconciliación, pero eso me habría convertido en un cabrón aún másgrande de lo que soy.Mi padre no está en casa. Si hubiera tenido intención de venir después deltrabajo, ya habría llegado, así que, por lo que parece, esta noche me helibrado.Capitán está pendiente de su correa, pero no tengo ganas de salir acorrer.

 Y, por primera vez en mucho tiempo, tampoco se me antoja estarsolo. Me pregunto qué dirá mañana el doctor Dave acerca de eso.Lástima que sea mi psiquiatra. Me encantaría tenerlo como amigo.Viejo, algo no anda bien cuando estoy pensando en salir por ahí conmi loquero.Saco el teléfono y despliego mis contactos. 

Podría preguntarle aMarcus si quiere que quedemos de una vez, pero seguro que apareceríacon Doce y no hay nada más triste que hacer de chaperón. Y entoncesllego a Ali "corazoncito sobre la i" Hightower.¿Por qué no? Le envío un mensaje de texto:

 Eh, soy Tyler. ¿Me recuerdas de la sesión de fotos? ¿Tienesalgo que hacer esta noche? 

La respuesta es casi instantánea. 

Claro que te recuerdo!!! Puedo cancelar mis planes siquieres que salgamos.Le envío mi dirección. 

Ya me estoy viniendo... Digo... voy saliendo para allá ;) 

Wow. A Marcus le encantaría.

 Ali no espera que le dé conversación. Me dejó muy claro que vienepara echarse un acostón y ya, lo que constituye una experiencia totalmentenueva para mí. Pongo una de las películas de Batman de Christian Balepara generar la ilusión de que vamos a hacer algo más que practicar elsexo. Le quita cierta sordidez al asunto. Antes de que el argumentoempiece a cobrar forma siquiera, se quita la falda y mete la mano en mispantalones. 

Es sumamente flexible. Y escandalosa. Mucho. Empiezo a desearhaber cerrado la ventana, pero pronto transporta mi cuerpo a lugares queni siquiera sabía que existieran. Al cuerno los vecinos.No se entretiene cuando terminamos. Me besa, se viste y me jura quenunca hace esas cosas. Luego se va. La película ni siquiera ha llegado alfinal.Y ahora me siento todavía más solo que antes.

Después De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora