VEINTIDOS

1 0 0
                                    

Al día siguiente, Jordyn no aparece por el trabajo. 

Me sorprendo a mímismo añorando su presencia. Henry está de un mal humor poco habitualen él, así que no me atrevo a preguntarle dónde se ha metido Jordyn, perotoda esta situación me está alterando.  

De camino al baño entre un retoque y otro, atisbo a Henrydiscutiendo por el celular. Alcanzo a oír algo sobre Jordyn. 

Parece ser queestá molesto por algo que hizo. Por horrible que parezca, saberlo me hacecasi feliz; no el hecho de que Henry esté enfadado con Jordyn, sino saberque la relación entre esos dos no es absolutamente perfecta.Visto el mal humor de Henry, no quiero que me cacheescabulléndome del trabajo. 

Será mejor que me serene cuanto antes. 

 Nisiquiera estoy seguro de por qué el talante de Henry me tiene tanperturbado. Puede que experimente, no sé, una especie de reflejocondicionado ante cualquier tipo de ira. Me lavo la cara con agua fría yme paso los húmedos dedos por el pelo mientras me recuerdo a mí mismoque necesito este trabajo, que Henry no es mi padre y que no secomportaría como él ni en un millón de años.Al abrir la puerta, me topo con Henry, que no parece muy contento.

—¿Tú la animaste a arreglar las cosas con ese ex suyo? 

—¿Qué?Proyecta una onda un tanto Deliverance. 

Me escondo en el baño otravez.Él me sigue al interior. 

—Los vi a los dos charlando en la boda y, un minuto después, estababailando con ese tal Mike.¿Y yo qué culpa tengo? Intento recordar la conversación quemantuvimos ayer por la noche, pero me está entrando claustrofobia y elhedor a pis del retrete me provoca náuseas y Henry parece a punto dearrancarme la cabeza. 

Henry no es como tu padre. Henry no es como tupadre.Suena su celular. Decido utilizar la distracción para largarme de allíen friega, pero cuando Henry descubre que es Jordyn quien llama seplanta en el umbral para impedirme el paso. 

—¿Dónde carajo estás? Tu madre se pasó toda la noche hecha unmanojo de nervios pensando que te había pasado algo.Henry me fulmina con la mirada mientras escucha la respuesta. Mesiento como si me estuvieran juzgando por un crimen del que lo ignorotodo. 

—Aslan nos llamó. Dice que no fuiste a dormir a casa.Sigue escuchando. Su mirada asesina se intensifica. 

—Está aquí. Y no se ha molestado en comentarme nada al respecto.Va a tener que darme unas cuantas explicaciones, ya lo creo que sí.Trago saliva para empujar la pelota de golf que tengo en la garganta.

—Ya seguiremos hablando —se despide Henry antes de estamparmeel celular contra el pecho con tanta fuerza que casi me deja sin aliento.Abandona el baño como un vendaval y cierra de un portazo al salir.Me quedo mirando el teléfono hasta que oigo a Jordyn al otro ladopidiéndome que le conteste. 

—¿Sí?  

—¡Perdón, Tyler! ¡Lo siento muchísimo! 

—¿De qué se trata todo esto?—Le dije a Henry que pasé la noche contigo. Por favor, por favor,por favor, ¿me puedes cubrir? Te deberé una. 

—¿Estás loca? Ya me reclamó por no sé qué de tu ex. No voy adecirle que pasamos la noche juntos. 

—No me refiero a eso. Le dije a mi mamá que tomé un poco dechampagne en la fiesta, que ibas a llevarme y que te pedí que no medejaras en casa de mi papá porque no quería que me viera borracha, por loque pasé la noche en la tuya. 

—Claro, y crees que así me libraré del rencor eterno de Henry,¿verdad?

—Por favor, Tyler.

—Necesito el trabajo, Jordyn. 

—Te juró que mi mamá lo tranquilizará. Todo saldrá bien. Les diréque Mike intentó llevarme a su casa y que tú interviniste, y quedarás comoun héroe. Por favor...Pues claro que voy a ayudarla, pero antes quiero que sude la gotagorda.

—¿Por favor?Su voz ha adquirido un tono de desesperación del que no la creíacapaz. 

—Okey. 

—Ay, gracias, gracias, gracias, gra... 

—Con una condición. 

—Tú mandas.—Dime dónde estuviste en realidad —le pido para molestarla. 

—Cállate.Prácticamente la oigo sonrojarse. 

—Eres una zorra. 

—¿Es en serio? No acabas de llamarme zorra, ¿verdad? 

—Espero que al menos... 

—No soy idiota. Pues claro que usé condones.

 —Mejor para ti. Pero te iba a decir que espero que al menos tedivirtieras.Empieza a dolerme la cara de tanto sonreír.

 —Ah, ejem, bueno, no es que sea asunto tuyo, pero, sí, me divertí —casi noto el calor de sus mejillas ruborizadas y yo estoy a punto de soltarla carcajada. Me la estoy pasando en grande. La tortilla acaba de voltearse—.

 Por lo menos me divertí hasta esta mañana, cuando recordé cómofuncionaban las cosas con Mike. 

—Bueno, ¿quieres que te confiese lo más raro? 

—Claro. 

—Te extrañé aquí.Guarda silencio.

—Henry da un miedo que te cagas cuando está enojado. 

—Ay, Dios, Tyler, de verdad que te debo una. Te invitaré a cenar. A unsitio bonito. Tú eliges.  

—Es una cita.De nuevo se queda callada. 

 —No te lo tomes al pie de la letra —la tranquilizo—. 

 Te veo mañanaen la escuela. Mientras tanto, escribiré una lista de sitios que siempre hequerido probar pero nunca he podido permitírmelo.

—Gracias otra vez —repite antes de colgar. 

—A tu servicio —musito para mis adentros.

Claro que a tus servicios querida Jordyn, realmente no se que haria sin ti. —pienso para mi mismo.

Después De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora