XXXIII. Operación.

467 90 6
                                    

Narrado por Eunchae

Kura y Yuyi me han explicado muchas, muchas, muchisimas veces qué es lo que me pasa. Y el doctor también. Pero, la verdad, no entiendo qué le pasa a mi corazoncito. Y Yuyi dice que no es nada malo y Kura dice que no me preocupe. Pero creo que tiene que ver con lo que me dijo Haerin, que ama a su mamá con todo su corazón. Y yo tengo muchas mamás, y tal vez mi cuerpo no puede con tantos corazones.

Pero el doctor dijo que lo iba a arreglar, así que, como siempre, Kura tiene razón y no debo preocuparme.

Y después de mucho tiempo en ese lugar aburrido, una señora, que Wonnie me dijo que no era mi mamá, entró a la habitación para escuchar mi corazón, mirar una pantalla aburrida y escribir unas cosas.

—No tienes que asustarte, todo va a salir bien —me dijo Kura acariciándome la mano. Pero antes de que me lo dijera no tenía miedo. ¿Por qué ahora tendría que asustarme? No lo sé, pero si ella está asustada, yo también debería, ¿no?

—Tienes que volver a casa, ¿okay? —me dijo Wonnie un poco enojada. Y yo solo asentí con la cabeza. Creo que ya no podré ir a pijamadas.

Cuando me dijeron que me levantara de la cama, Zuha me abrazó muy fuerte, como la vez que se fue. ¿Se irá de nuevo? Le respondí el abrazo y escondí mi tristeza en su cuello. No quiero que se vaya otra vez.

—Te estaremos esperando acá mismo —dijo Yuyi cuando la otra señora nos separó.

Y con ayuda de Zuha, me senté en una cama muy alta y con rueditas. Y la otra señora de azul me dijo que me acostara y, al hacerlo, me puso una manta muy calentita. Wonnie, Yuyi, Kura y Zuha me dieron besitos en la frente. Y yo les sonreí y, antes de poder pedirles otro, la señora movió la cama enorme para llevarme.

Me quedé mirando las luces del techo, que eran casi hipnotizantes. Dos juntas, y luego una sola, y y y luego otras dos juntas. Y cuando entramos a un lugar donde no había esas luces, comencé a tener miedo. ¿Por qué no estaban mis mamás conmigo? Miré a mis lados y no había ninguna cara conocida. Hice un puchero. Quería estar con Wonnie para que me defendiera y con Kura para que me calmara y con Yuyi para sentirme segura y con Zuha para que me hiciera reír. No quería estar con esos señores feos, con máscara y gorros. Todos me miraban. Daba miedo ¿Por eso Kura tenía miedo? ¿Por qué sabían que no iban a estar ellas para defenderme? Me sentía muy pequeña, indefensa y perdida. La habitación daba miedo. Llenas de máquinas y de reojo pude ver un cuchillo y un hombre con una aguja en su mano. 

Cerré los ojos con fuerza y mi pecho comenzó a doler y hice lo posible para no llorar, pero una lagrimita salió sin mi permiso.

Una cara conocida con una máscara se acercó a mí. Era el hombre que visitaba cada cierto tiempo con mis mamás, y después me daban un helado. Wonnie siempre se queja de él, pero Yuyi dice que es una buena persona. Este me dijo que me iba a cuidar mientras dormía. ¿Por qué no podía hacerlo Wonnie?

Una señora me puso una cosa rara sobre mi nariz y boca y me pidió que respirara profundo. Olía raro, como dulce y plástico. Y empecé a sentirme muy soñolienta, como si estuviera flotando en una nube suave. Y pensé en pedir helado de chocolate y, poco a poco, mis ojos se cerraron y dejé de escuchar las máquinas a mi alrededor.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

—¡DESPERTÓ!—escuché gritar a Yuyi cuando abrí un poco un ojo, la vi correr hacía a mí para llenarme de besitos la cara

—Todo salió perfecto—me dijo Zuha que estaba al lado de Yuyi. 

—Fuiste muy valiente, mi amor —dijo Kura, dándome un beso en la frente.

—Te extrañé mucho—murmulló Wonnie que se acomodó para acostarse al lado mío. Yo rápidamente la abracé y pude sentir como mis otras mamás hacían lo posible para acomodarse para también acostarse. Tardaron un poco. Puede ver como Kura le dio un codazo a Zuha. 

Comencé a quedarme dormida nuevamente al sentirme aún mareada, pero esta vez estaba feliz de estar entre los brazos de mis mamas, sintiéndome segura y amada. Soñé que nuestro hogar estaba hecho de helado de chocolate y estábamos todos ahí, felices. Porque sabía que todo estaría bien si tenía a mis mamis cerca. 




Las Madres De Eunchae.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora