XXXVI. Comisaria.

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¿Qué pasó para que el club de las madres de Eunchae terminaran tan golpeadas? Para eso tenemos que partir desde el inicio. Cuando aquella anciana observó que en su cartera no estaba su celular, sino que el de una chica que le había arruinado su santo domingo. Su cara se puso roja al ver ese fondo de pantalla de 4 mujeres sonriendo con la niña en el aeropuerto ¡Esa es la cosa más diabólica que ha visto en su vida!

—¿Aló?—contestó Kazuha al recibir una llamada por el celular de la anciana—Sí. Ajá. En estos momentos no lo creo posible... ¿En serio?—Yunjin la miraba confundida. Todas se encontraban almorzando y estaba segura de que ese celular no era el de Kazuha, era muy antiguo para eso—¿Me puede indicar donde queda eso? ¿Una cuadra del supermercado? ¿No? Perdón, no soy buena con las calles—Sakura podía escuchar como una mujer gritaba al otro lado del celular, pero Kazuha estaba muy calmada como para saber que debía de preocuparse—Sí, ahí estaré. No se preocupe. Llegaré tempranito. Ajá. Entonces adiós, que tenga una bonita semana.

Colgó el celular y miró a sus compañeras.

—¿Quién era?—preguntó Chaewon.

—Nos acaban de citar en la comisaria, por robo, atentado contra la iglesia y por daño psicológico a mayores.

—Yo no robé nada—dijo Sakura.

—Oh, eso—les mostró el celular—. Agarré el celular equivocado.

—¿Estás segura de que dejaste de drogarte?—preguntó Chaewon.

—Nada desde que encontraste a Eunchae, no, lo hice una vez, pero fue antes de mudarme con ustedes. 

—Puede que le dejó secuelas—dijo Yunjin.

—Puede ser—dijo Kazuha y siguió comiendo—. Pero creo que eso es un mito, yo creo que nací asi.

—Yo pienso más que es porque no fuiste al colegio—dijo Sakura—. Pero no te preocupes, lo que importa es que eres multimillonaria. Así que iremos a la policía a protegerte.

—¿Qué es drogarse?—preguntó Eunchae y todas se quedaron paralizadas. 

—Es una palabra prohibida—Sakura fue la primera en reaccionar. 

—¿Cómo...—se tapó la boca con sus dos manitas antes de decir "**** madre", que lo escuchó de Chaewon. 

—Exacto—respondió Yunjin. 

(...) 

La citación en la comisaria de un sábado. Mientras Chaeyeon caminaba detrás de Eunchae. Las cuatro madres se encontraban caminado con su mejor conjunto de ropa. Kazuha hasta podía escuchar una canción de Guns N' Roses de fondo y cuando se colocó los lentes de sol, sintió el calor de una inexistente explosión. Se sentía genial y lista para recuperar su celular. El club de las madres de Eunchae ya no era un simple club para ella, era un ejército. 

Yunjin, por su lado, tenía una imagen un poco distinta en su mente. En el teatro, la caminata de ese estilo suele ser hacia la muerte. Que iban a sacrificarse para morir por la felicidad de Eunchae. Podía escuchar el fuerte ritmo de los tambores y cuando se colocó la capucha de su abrigo, sintió unas ganas de llorar, aunque ni siquiera tuviera razones. 

—Tienen que dejar de ver películas—comentó Chaewon al ver las caras de sus amigas. 

—Se necesita un monstruo para matar a otro—murmulló Sakura uno de los diálogos del LoL, porque no era Chaewon la que llegó con ganas de pelear. Los papeles se habían invertido por ese momento. 

Cuando Kazuha abrió las puertas de la comisaria con una patada, se sacó los lentes y un cigarro inexistente. Abrió la boca para decir un diálogo de vaqueros, pero notó la presencia de los policías, la anciana con lo que parecían ser sus nietos. Hombres serios, bien vestidos y que sin siquiera sudar le ganaría a ellas en una pelea. 

Las Madres De Eunchae.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora