"What happens in Dragonstone stays in Dragonstone"
"Where Rhaegar desires the twin Rhaenyra but also desires her uncle Daemon and her husband's father, Corlys."
Daemon Targaryen x Male Oc
Rhaenyra Targaryen x Male Oc
Corlys Velaryon x Male oc
El sol comenzaba a descender en el horizonte, proyectando una cálida luz dorada sobre la isla de Dragonstone. En la sala del consejo, Corlys Velaryon, la nueva Mano del Rey, se movía con determinación alrededor de la mesa mapa. El antiguo marinero y Señor de las Mareas estudiaba los territorios, evaluando aliados y enemigos con la mirada aguda de un estratega consumado. Sus dedos trazaban rutas en el mapa de Westeros, iluminado por brasas y carbón que resplandecían en su interior, proyectando sombras danzantes en las paredes de piedra.
A medida que los miembros del consejo empezaban a entrar en la sala, Rhaegar Targaryen, el Rey, los seguía de cerca. Su porte majestuoso y su mirada decidida infundían respeto y un aire de autoridad incuestionable. Al llegar a la mesa, Rhaegar vio a Corlys, quien hizo una leve reverencia y dijo:
"Majestad." Rhaegar tomó asiento, y los demás siguieron su ejemplo. Corlys, con una voz firme y resonante, llamó a los guardias:
"¡Tráiganlo!" Un guardia apareció, seguido por Aerys de Meereen. Habían llegado hace unas horas y ahora se presentaba ante el consejo. El guardia lo anunció: "Aerys de Meereen, majestad."
Aerys se acercó a la mesa, observando con interés el impresionante mapa de Westeros iluminado por las brasas. Con una leve inclinación de cabeza, saludó:
"Majestad, mis lores." Rhaegar lo observó detenidamente antes de hablar.
"Como ya sabes, me encuentro en una posición complicada. He perdido a la princesa Rhaenys y su dragón. Ocupo el mando en una isla sin un ejército terrestre. Y no debo ir a la batalla como constantemente se me dice. Puedo ser asesinado o capturado y conmigo, la esperanza de una victoria." Aeryx asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.
"Y sus esposos y dragones y los de las tierras de los ríos."
"Eso está por verse. En cualquier caso, debo proceder como si estuviera solo. Y veo que para hacer eso necesito más jinetes de dragón. Para Vermithor y Ala de Plata. Y para Bruma a quien creo que le falta su vínculo."
"¿Y la princesa Rhaena?"Corlys intervino, explicando: "Ella lo ha intentado antes. Pero los dragones aquí no la aceptaron como jinete." Rhaegar se acercó a Aerys, sus ojos fijándose en los de su pariente lejano.
"Quiero que intentes reclamar a Vermithor. Eres un Targaryen por mi tía-abuela Saera, pero quiero que entiendas el peligro. Para reclamar a un dragón debes estar listo para morir." Aerys se arrodilló ante Rhaegar, su voz firme y decidida.
"Yo entiendo el riesgo y lo acepto con gusto. Prometí servir a mi rey con toda mi fuerza y dar mi sangre por la suya. Es mi juramento, majestad." Rhaegar sostuvo la mirada de Aerys, viendo en sus ojos la determinación que necesitaba.
"Tal vez los dioses nos favorezcan," dijo finalmente, con una esperanza renovada brillando en su mirada.
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El viento aullaba a través de las ruinas de Harrenhal, llenando los corredores vacíos con un eco lúgubre y constante. Daemon Targaryen se encontraba en una de las cámaras superiores, su figura recortada contra la tenue luz de las velas. Sus ojos, normalmente llenos de determinación, ahora reflejaban un tormento interno que no podía apaciguar. Los muros de la gran fortaleza parecían cerrarse a su alrededor, como si las propias piedras conspiraran para aplastarlo.