El sol se encontraba en lo alto del cielo, sus rayos penetraban las grandes ventanas del salón del trono, iluminando la vasta sala con una luz dorada y cálida que contrastaba con la frialdad del hierro y el acero. Rhaegar Targaryen, el legítimo rey, se encontraba sentado en el Trono de Hierro, su armadura reluciente capturando y reflejando la luz como si fuera una segunda piel de dragón. Su mirada era impenetrable, sus ojos violetas fijos en los traidores que yacían arrodillados ante él. El peso de la conquista recaía sobre sus hombros, pero su porte era firme y decidido, como un rey nacido para este momento.
A su lado, Daemon Targaryen permanecía de pie, una presencia imponente con Hermana Oscura descansando en sus manos. La espada, bañada en las sombras del salón, parecía vibrar con una energía oscura, como si conociera el destino de aquellos que se arrodillaban frente a ella. La armadura de Daemon brillaba con un lustre propio, su superficie de un negro profundo bordeado por detalles en rojo, el color de su casa, Targaryen. El dragón rugía en su pecho, un recordatorio de que el fuego y la sangre habían forjado el reino y ahora lo reclamaban.
Rodeando a los traidores, las capas doradas, el ejército leal a Daemon y ahora a Rhaegar, formaban un anillo inquebrantable. Sus lanzas y espadas estaban listas, sus rostros ocultos bajo yelmos dorados, pero sus intenciones eran claras: ningún traidor escaparía de la justicia que el rey Rhaegar dictaría este día.
Los traidores arrodillados en el centro del salón no podían evitar sentir el peso de la historia y el destino sobre ellos. Alicent Hightower, con la cabeza inclinada en un gesto de sumisión forzada, luchaba por mantener la compostura. Sabía que su tiempo de poder había terminado, pero no era una mujer fácil de quebrar. A su lado, Otto Hightower, su padre, mostraba una expresión dura y pétrea, pero los años de manipulación y poder se habían desvanecido en un instante. Lord Jasper Wylde, siempre tan confiado, ahora temblaba ligeramente, consciente de que su suerte había cambiado. Tyland Lannister, con la astucia de un león herido, mantenía sus ojos en el suelo, planeando una salida imposible. Y el Gran Maestre Orwyle, su rostro una máscara de arrepentimiento, sabía que no había palabras suficientes para evitar lo que estaba por venir.
Rhaegar los observó en silencio durante unos momentos que se sintieron eternos. Finalmente, rompió el silencio con una voz que resonó en todo el salón, firme y autoritaria. "Habéis conspirado, traicionado y manchado el honor de este reino. Habéis derramado la sangre de inocentes y os habéis aferrado al poder que no os pertenecía. Pero este día, el Trono de Hierro vuelve a estar en manos de su legítimo heredero."
Daemon asintió ligeramente, su mirada recorriendo a los traidores. Sabía que Rhaegar no mostraría piedad, y él tampoco lo haría. La traición tenía un precio, y los Targaryen siempre lo cobraban.
Rhaegar levantó la mano, señalando a Ser Otto Hightower. "Ser Otto, por tus crímenes de alta traición contra la Corona y por tus intrigas para colocar a tu nieto en el trono, has perdido el derecho a la vida. No habrá negociaciones, no habrá indulgencias. Esta es la justicia del rey."
El sonido de la sentencia cayó sobre el salón como un golpe de martillo. Otto levantó la vista, una mezcla de desafío y resignación en sus ojos, pero no dijo nada. Sabía que su final había llegado.
Rhaegar continuó, dirigiendo su mirada hacia Lord Jasper Wylde. "Lord Wylde, tu apoyo incondicional a los usurpadores te ha sellado el destino. La justicia no discrimina, y hoy conocerás tu final."
Jasper Wylde, siempre tan seguro de sí mismo, dejó escapar un leve gemido. Su confianza había desaparecido, reemplazada por el miedo. Pero sabía que no había escapatoria.
Rhaegar bajó la mano, su expresión grave. "Llevadlos a los calabozos. Su tiempo en este mundo se acabará pronto."
Las capas doradas avanzaron, sus movimientos coordinados y precisos. Los traidores fueron levantados y arrastrados fuera del salón del trono, sus gritos y súplicas resonando por los pasillos. Otto Hightower y Jasper Wylde, conscientes de que su final estaba cerca, no ofrecieron resistencia. Sabían que enfrentarse a la justicia del dragón era inútil.

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Dragón Blood
Fanfic"What happens in Dragonstone stays in Dragonstone" "Where Rhaegar desires the twin Rhaenyra but also desires her uncle Daemon and her husband's father, Corlys." Daemon Targaryen x Male Oc Rhaenyra Targaryen x Male Oc Corlys Velaryon x Male oc