Capítulo 18

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Pete.

Ae era mi novio. No podía creerlo todavía. En serio, no puedo.

Regresé a mi habitación con la misma sonrisa que había tenido todo el día. Mis compañeros ya estaban ahí: Can estaba en su computadora, Techno jugaba en su celular y Tar leía un libro. Pero los tres dejaron de hacer lo que hacían y me miraron con una sonrisa burlona.

-Entonces... ¿Tú y el General Intouch? —preguntó Can.
- ¿Tú y él General Medthannan? —respondí.
-Algo así.
-Solo no le digas a nadie—supliqué pidiéndole por los dos, por mí y por él.

No me avergonzaba estar con Ae, al contrario, me encantaba la idea de que un gran General, un alfa en toda la extensión de la palabra y una maravillosa persona como Ae me pidiera ser su pareja, pero el ambiente no era el adecuado cómo para ir gritándolo a los cuatro vientos. 

Voltee a ver a mis demás compañeros, pidiéndoles en silencio que también guardaran el secreto.

-Nadie dirá nada, Pete—me tranquilizo Tar—Además, yo también necesito que me guarden un secreto.

Tar cerró su libro y con su mano hizo a un lado el cuello de su camisa, mostrándonos la marca aun roja de una mordida. Todos corrimos hasta su lugar y nos sentamos en la cama con los ojos bien abiertos por la sorpresa, esperando que Tar nos contara lo que había sucedido.

-Tum me marcó—dijo finalmente.

Tum y Tar han estado juntos desde hace dos años, no se veían mucho ya que Tum estaba en otra base, pero de todos modos se veían a escondidas.

- ¿Cómo? —preguntó Can.
- ¿Cuándo? —esta vez fue Techno.
- ¿Dónde? —ese último fui yo.

Tar se encogió un poco por la vergüenza, comenzó a ponerse colorado y parecía dudar un poco en si seguir contándonos, pero supongo que la presión de nuestra mirada lo terminó por obligar. 

-Estábamos... Nosotros... Hacíamos cosas y él dijo que tenía ganas de morderme. Yo ya sabía a qué se refería y aunque me asustó un poco, le dije que sí. Sé lo que eso significa y él planea usarlo para que lo transfieran aquí y así podremos estar juntos todo el tiempo.

Una pequeña sonrisa surgió en su boca y la verdad es que estaba muy feliz por él.
La mordida significaba un gran compromiso, pues no podrías estar con nadie más, era algo así como el matrimonio.

Me preguntó si Ae alguna vez había sentido algo así por mí. Después de todo, estábamos destinados, pero aun así no sé si Ae quisiera hacer algo como eso.

Me hubiera gustado seguir escuchando la conversación de Tar, pero tenía una cita con Ae y no quería perder más tiempo.

Corrí hasta el gimnasio ya que parece que me entretuve demasiado e iba tarde. Llegué y fui recibido con una hermosa sonrisa de parte de Ae.

-Lo siento, me entretuve con algo.

Ae se acercó y me dio un beso en los labios, fue pequeño, pero suficiente para subirme los colores al rostro. 

-Sí logras vencerme esta noche, te daré una recompensa.

Los ojos de Ae me miraron de arriba abajo y se dispuso a colocarse en la posición de combate.

- ¿Y si no lo hago? —pregunté divertido.
-Entonces, tú tendrás que darme una recompensa.

Independientemente del resultado, sonaba bien para mí.

No sé si fue la felicidad de que todo entre nosotros se hubiera arreglado o si de verdad yo estaba mejorando en mis tácticas de combate, porque logré derribar a Ae al menos dos veces, claro que él me derribó muchas más, pero aun así lo sentía como un gran avance para mí.

Entre el amor y la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora