Capítulo 19

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Pete.

-Entonces ¿ya por fin están juntos?
-Si mamá, Ae ya es mi novio.

Debido a que en la base solo teníamos un día y medio de descanso, aprovechaba ese tiempo para hablar con mi madre. Ella se había ido de la cuidad a un refugio, por lo tanto, no podía visitarla, así que solo nos quedaban estas pequeñas llamadas los fines de semana.

Digo que es un día y medio de descanso, porque los sábados aun teníamos que trabajar. No era un entrenamiento como el del resto de la semana, solo nos asignaban una tarea; ya sea limpiar, acomodar o algo relacionado al mantenimiento de la base, una vez que terminabas, tenías el resto del día libre y el domingo era algo así como un regalo caído del cielo.

En esta ocasión, me había tocado ayudar con el inventario de la enfermería y mientras revisaba los suministros, decidí llamar a mamá. 

-Estoy muy feliz por ti cariño, espero poder conocerlo pronto.

Cuando comencé a tener mis sospechas por lo que pasaba entre Ae y yo, sabía que solo mi mamá tendría la respuesta, o al menos me ayudaría a llegar a una. Le había estado hablando de Ae desde hace dos meses, prácticamente sabía todo lo que pasó entre nosotros.

Bueno, no todo. Obviamente omití unas partes.

-Yo también estoy feliz mamá, no tienes idea cuánto.

La escuché reír un poco a través del teléfono y fue contagioso, ya que también me reí.

-Pero cuéntame, ¿cómo fue?
-Mamá, eso es personal—dije sintiendo mi cara poniéndose roja.
-Anda, cuéntale a mamá cómo pasó.

Estaba pensando cómo contarle la historia omitiendo la parte en la que ambos estábamos besándonos en el sillón de su oficina, pero afortunadamente, escuche que la puerta de la bodega se abrió, anunciando que algún teniente venía a supervisar mi trabajo.

-Mamá, te llamó luego, aún tengo cosas que hacer.
-Está bien, pero llámame esta noche, necesito saber que tan romántico puede ser Ae—se burló.
-De acuerdo. Hablamos después, te quiero.
-También te quiero, cielo.

Colgué el teléfono y continúe con mi trabajo, el cual era bastante el día de hoy. Eran las ocho de la mañana y planeaba terminar al medio día para pasar ese tiempo libre con Ae. Nuestro primer fin de semana libre como pareja.

Escuché los pasos acercarse a mí, así que intenté borrar mi sonrisa para no verme sospechoso. No funcionó mucho.

Finalmente, los pasos se detuvieron atrás de mí, así que voltee para saludar a mi superior, pero de haber sabido quien era la persona, no me hubiera esmerado tanto en borrar mi sonrisa, ya que su cara terminó por borrar lo que quedaba de ella.

-Teniente Golston. —salude.
-Te dije que me llamaras Eric.

Contuve mis ganas de torcer mis ojos.

- ¿Puedo ayudarte en algo, Eric?
-Solo vine a preguntar si necesitas mi ayuda.

Tenía una sonrisa coqueta que comenzaba a fastidiarme y ese acento fingido me estresaba aún más.

-Gracias, pero estoy bien.

Continúe revisando los medicamentos, caminaba por los pasillos y revisaba la lista que me dieron para asegurarme de que coincidiera con los números anotados, pero era difícil concentrarme con él mirándome en todo momento.

-Deja de hacer eso—dije molesto.
- ¿Qué cosa? —respondió con un tono inocente.
-Deja de mirarme y de paso puedes dejar de fingir, sé que no eres extranjero.

Entre el amor y la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora