Dos horas después, todo había vuelto a estar tranquilo. Bueno, no exactamente. Había bastantes heridos, pero afortunadamente, nadie se encontraba entre la vida y la muerte.
Al parecer, la emboscada consistía en eliminar a los nuevos reclutas, las marcas de balas en las camionetas y el hecho de que desaparecieron varios de los reclutas, solo indicaba que había sido planeado con antelación. La pregunta era ¿cómo es que lo sabían? ¿Quién les dijo a los betas que precisamente ese día llegarían los reclutas? ¿Sera que había algún traidor en sus filas?
Se supone que eso es lo que Ae debería estar investigando, pero en vez de eso seguía sentado en el mismo lugar, en la misma silla, junto a la misma persona.
Después de que Pete estuvo estable, ChaAim se fue a atender sus responsabilidades como doctora. Ae también tenía responsabilidades pero no pudo moverse, y la verdad es que ni siquiera lo había intentado. Tenía tantas dudas en su cabeza que no sabía por dónde empezar. ¿Quién era él? ¿Por qué si ni siquiera lo conocía se sentía tan bien estar junto a él? ¿Por qué los latidos de su corazón le provocaban tanta tranquilidad? ¿Y cómo es que era tan hermoso?
-Mmh—un quejido salió de entre los labios de Pete y Ae saltó de su asiento.
Pete apretaba los ojos, los sentía pesados y le costaba lograr ver algo en concreto cuando decidió abrirlos. Todo estaba borroso y no supo decir con exactitud cuánto tardaron sus ojos en enfocar las cosas a su alrededor.
Cuando se acostumbró a la luz, su mirada se posó en Ae.
Ambos contuvieron la respiración por unos segundos, sus ojos examinaban la cara del otro mientras cada uno tenía pensamientos diferentes.
Pete estaba confundido e hipnotizado por los ojos negros del extraño frente a él. Un extraño que era increíblemente guapo y con una piel ligeramente bronceada que le recordaba a su caramelo favorito.
Mientras que Ae, solo podía pensar que si dormido era hermoso, despierto era más que precioso. Todo este tiempo se estuvo preguntando de qué color serían sus ojos y ahora que los veía, notaba pequeños destellos dorados entre ese abundante color café que le hicieron sentir que miraba directamente a una joya.
-Quien... ¿Quién eres?—preguntó finalmente Pete— ¿Dónde estoy?
Su voz era suave y sonabaevidentemente confundido.
-Mi nombre es Ae Intouch, soy el general a cargo de esta base militar.
Por el contrario, la voz de Ae era más profunda, a diferencia de que esta vez no sonaba como comúnmente lo hacía. Era más sencilla y relajada, menos demandante.
- ¿Y cómo es que llegué aquí?
Ae iba a contestar su pregunta, pero una vocecilla gritó desde lejos, interrumpiendo su conexión visual.
- ¡Pete! Por fin despertaste, estaba muy asustado, creí que no abrirías los ojos hasta mañana o peor, ¡que no lo harías nunca!
Si la memoria de Ae no fallaba, el nombre de ese parlanchín era Can.
-¿Cómo te sientes? ¿Tienes dolor? ¿Tienes hambre? Yo estaría muriéndome de hambre, así que supongo que tú también. Volveré en seguida, traeré una enfermera.
¿Cómo es que este chico podía respirar y hablar tanto al mismo tiempo? Incluso Ae se sentía un poco mareado de solo escucharlo.
-No es necesario que vayas, yo iré. —lo interrumpió Ae.
No supo cómo es que por fin pudo moverse de ese lugar, pero lo hizo.
Pete, al darse cuenta de que Ae se alejaba, estiró su brazo de manera involuntaria intentando detenerlo, pero cuando sus dedos apenas y tocaron una parte de la piel de Ae sintió un ligero cosquilleo que cubrió desde la punta de sus dedos hasta su pecho.
Ae detuvo su andar, volteo ligeramente la cabeza y vio el brazo de Pete estirado, intentando tocarlo. Sus ojos volvieron a encontrarse y las mejillas de Pete adoptaron un ligero color rosado que lo hizo verse tan adorable. Pero de alguna manera, Ae había recuperado un poco de su sentido del deber.
-Enviare a una enfermera, te pondrás bien.
Pete estuvo a punto de pedirle que se quedara, pero las palabras se atoraron en su garganta cuando intentó levantarse y una descarga de dolor lo invadió.
Tal y como Ae le dijo, una enfermera llegó junto con una bandeja de comida, pero sin Ae.
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Entre el amor y la guerra
Fiksi Penggemar¿Qué piensas cuando escuchas la palabra "guerra"? Apuesto a que más de una mala definición se asoma por tu cabeza, y no te equivocas en ninguna. Pero, si tuviéramos que concluirla en una sola, creo que "muerte" es lo más apropiado. Los betas se han...