¿Quieres morir o sobrevivir?

Progolo: Esta es mi historia

Mi nombre es Kazuki Baldur. Nací en España, en un pequeño pueblo del norte llamado Elorrio, situado en el País Vasco. Desde que tengo memoria, mis padres rara vez estaban en casa. Siempre tenía que arreglármelas solo, y, para ser sincero, mi vida era un desastre. Me sentía profundamente solo. En la escuela, la situación no era mejor. Me golpeaban, me acosaban y se burlaban de mí constantemente, incluso en sus redes sociales. No solía usar tecnología, ya que nunca me dieron ningún dispositivo digital, por lo que el "mundo digital" era algo desconocido para mí. No le daba mucha importancia, pero poco a poco, empezaron a surgir en mí sentimientos que no podía ignorar.

Un día, regresando a casa después de otra jornada de tormento escolar, me topé con algo inesperado. En la televisión, un famoso artista marcial pronunciaba una frase motivadora que caló profundamente en mí: "Nunca pierdas la esperanza. Cree en ti mismo. Haz lo que deseas, porque nadie puede decidir tu destino. Eres humano, tienes sentimientos, eres capaz de todo". Esa noche, algo cambió en mi interior. Comencé a preguntarme si realmente podría cambiar mi vida, si tenía la fuerza para enfrentarme a mis miedos y perseguir mis sueños. La escuela seguía siendo un infierno, pero empecé a anhelar un futuro diferente. Entonces, un día, todo alcanzó un punto crítico. Me atraparon en un rincón donde no podía escapar. Estaba solo, sin esperanza, hasta que apareció él. Una figura que nunca había visto antes, alguien que irradiaba una luz que nunca había sentido. Me defendió de mis agresores con una determinación que me dejó sin palabras. Después de dispersar a los matones, se acercó a mí y, por primera vez en mi vida, alguien me miró con genuina preocupación y me preguntó: "¿Estás bien?". Esas palabras resonaron en mi alma. Fue la primera vez que alguien se interesó realmente por mi bienestar. Desde ese momento, supe que mi vida iba a cambiar. Decidí seguir el camino del artista marcial que vi en la televisión, buscar respuestas y hallar la fuerza dentro de mí. A lo largo de mi viaje, aprendí que, aunque la vida esté llena de sufrimiento y soledad, nunca debo rendirme. Debo levantarme una y otra vez, no importa cuántas veces caiga. Así comenzó mi historia, una historia de lucha, de descubrimiento y, sobre todo, de esperanza. Esta es mi historia.