Kazuki se encontraba en la chatarrería que ahora servía como su nuevo dojo improvisado. Bajo el brillo del sol naciente, su cuerpo era una manifestación de disciplina y fuerza. El sonido de sus golpes resonaba contra el saco de boxeo, rápidos y fluidos, con la precisión que recordaba a las técnicas de Bruce Lee. Cada golpe llevaba una potencia controlada, una energía que se notaba fluía de manera natural por su cuerpo.
Estaba solo, pero no por mucho tiempo.
— "Kazuki, te estás exigiendo demasiado."
Masaru, uno de los aliados de Lee y maestro de Kazuki, apareció en la entrada del dojo. Su mirada seria y serena no dejaba lugar para distracciones. Masaru no solo era un experto en artes marciales, sino también en saber cuándo detenerse y reevaluar.
— "Lo que necesitas ahora no es solo fuerza física, sino claridad mental." — añadió Masaru, observando el impacto de cada golpe en el saco ya destrozado.
Kazuki bajó los brazos, jadeando un poco mientras asentía. Masaru lo había llevado al límite durante las últimas semanas, pero el objetivo era claro: alcanzar el nivel de su maestro, Lee. O incluso superarlo.
— "Elena ha estado avanzando también." — continuó Masaru, señalando el área de entrenamiento donde ella estaba. — "Pero su poder es diferente... su don la hace especial. Tú también debes encontrar lo que te distingue de los demás."
Kazuki observó a Elena. Su katana brillaba al sol mientras entrenaba con una intensidad sobrenatural. Había algo en ella que resonaba de manera distinta, una fuerza que parecía emanar desde su interior, como si despertara un poder antiguo. Su recuperación había sido milagrosa, y ahora estaba incluso más determinada.
Masaru miró a Kazuki con seriedad.
— "Tu viaje apenas comienza. Entrenamos duro, pero aún hay cosas que no puedes comprender. No te distraigas. Hay amenazas mayores acercándose a ti, y debes estar listo para enfrentarlas."
Kazuki asintió, decidido. El entrenamiento tenía que continuar.
En un lugar oculto y envuelto en sombras, los Siete Pecados Capitales se reunían. Estos líderes eran la cabeza de una organización global que operaba en las sombras, controlando operaciones en los lugares más estratégicos del mundo. Cada uno representaba un poder letal, un aspecto oscuro de la naturaleza humana, y cada uno gobernaba su territorio con una influencia invisible pero implacable.
Sentados alrededor de una mesa, sus identidades eran enigmáticas, pero sus posiciones de poder eran innegables. Lust, la controladora de Asia, hablaba primero:
— "El discípulo de Lee ha comenzado a moverse. Es joven, pero tiene potencial. No podemos permitir que crezca demasiado."
Wrath, un guerrero feroz que dominaba Sudamérica, golpeó la mesa con su puño.
— "Dejemos de jugar con niños. Démosle una lección ahora, antes de que sea tarde."
Pride, el líder del grupo, alzó una mano. Su mirada era fría, calculadora, y su presencia imponía silencio inmediato en la sala.
— "No subestimemos su legado. Lee no era cualquier luchador, y este muchacho tiene sangre de guerrero. No actuemos impulsivamente."
Cada miembro de los Siete representaba un pecado capital, y cada uno tenía un rol específico en la organización:
Lust - La maestra de la manipulación psicológica, con influencia en Asia.Gluttony - Controla los recursos en África, con una vasta red de contrabando.Greed - Empresario que maneja la economía sumergida de Europa.Sloth - Estratega militar que gobierna América del Norte.Wrath - Guerrero feroz que domina Sudamérica con violencia y control.Envy - Una mujer enigmática que opera en las sombras de Oceanía.Pride - El líder supremo, la figura detrás de todos los movimientos, con un control absoluto sobre la organización.
— "Por ahora, observaremos. Pero si se convierte en una amenaza mayor, lo eliminaremos. Mantengan a sus hombres en alerta." — concluyó Pride.
La reunión terminó en silencio, pero la amenaza era clara: Kazuki estaba en su radar, y pronto llegaría el momento en que las fuerzas globales caerían sobre él.
En otro rincón del mundo, Marcos estaba solo. Las semanas lo habían desgastado emocionalmente, y ahora estaba atrapado en un torbellino de pensamientos oscuros. Su lealtad hacia la organización que lo había moldeado estaba en conflicto con su pasado. Cada día se sumergía más en la rabia y la confusión.
Mientras golpeaba el espejo, una llamada interrumpió su tormento interno. Marcos levantó el teléfono con manos temblorosas.
— "Es hora, Marcos. Kazuki debe caer. Elige tu lealtad."
Marcos no respondió. Solo apretó el puño. El destino lo arrastraba hacia una colisión inevitable con su viejo amigo, pero en su interior, las dudas crecían.
Mientras el mundo se preparaba para las próximas batallas, otro hombre se movía entre las sombras. En Japón, en lo profundo del submundo de la Yakuza, el Clan Yamazaki estaba en alerta. Este clan, uno de los más poderosos y antiguos de la organización criminal japonesa, había mantenido un control férreo sobre los territorios de Japón durante décadas.
En el centro de este clan estaba su líder, Ryuji Yamazaki, un hombre imponente, de más de dos metros de altura, cubierto de tatuajes tradicionales que representaban dragones y demonios. Ryuji era una leyenda viva dentro de la Yakuza, conocido por su brutalidad y su sentido de honor implacable. Nadie se atrevía a cruzarlo.
Recibió una llamada esa noche. Al otro lado de la línea, Pride, el líder de los Siete Pecados, habló.
— "Ryuji, tengo una misión para ti. Un chico en España está empezando a llamar demasiado la atención. Su nombre es Kazuki Matsumoto. Es el discípulo de Lee."
Ryuji sonrió mientras encendía un cigarro. Su enorme figura se movió lentamente hacia la ventana, desde donde contemplaba la ciudad iluminada por las luces nocturnas.
— "El discípulo de Lee, ¿eh?" — murmuró, mientras exhalaba el humo. — "Hace mucho tiempo que no enfrentaba a alguien que valiera la pena. Dime, Pride... ¿cuándo debo empezar la caza?"
Pride se mantuvo en silencio unos segundos antes de responder.
— "Ve a España. El destino del chico depende de tus habilidades. Asegúrate de que no viva lo suficiente para convertirse en un problema."
La sonrisa de Ryuji se ensanchó. Sus ojos brillaban con una mezcla de anticipación y sed de batalla. Un nuevo oponente había sido marcado.
— "Perfecto." — fue lo último que dijo antes de colgar.
La figura masiva de Ryuji Yamazaki se giró y caminó hacia la puerta, dejando atrás la sombra de su imponente presencia. La Yakuza estaba en movimiento, y Kazuki no tenía idea de que un hombre de tal calibre pronto se dirigiría hacia él, trayendo consigo la furia de una de las organizaciones más peligrosas del mundo.
La caza había comenzado.
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¿Quieres morir o sobrevivir?
ActionKazuki Baldur ha conocido el sufrimiento y la soledad desde una edad temprana. Nacido en el pequeño pueblo de Elorrio, en el País Vasco, su vida ha sido una constante lucha. Con unos padres ausentes y una escuela llena de hostilidad, Kazuki ha apren...