Capítulo 18: Cenizas del Pasado

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Kazuki se dirigía al dojo, como siempre, con la intención de continuar su entrenamiento. La rutina extrema de Lee lo había dejado exhausto en los últimos días, pero también había notado una mejora significativa en su fuerza y resistencia. Mientras caminaba, una sensación de inquietud empezó a crecer en su interior. Había algo extraño en el aire, una tensión que no podía identificar.

A medida que se acercaba al dojo, notó algo que le heló la sangre. En el horizonte, se alzaba una columna de humo oscuro, justo en la dirección donde se encontraba el dojo de Lee. Su corazón se aceleró, y sin pensarlo dos veces, empezó a correr.
Al llegar al dojo, se encontró con un escenario de pesadilla. Las llamas envolvían el lugar donde solía entrenar, y el humo negro se alzaba al cielo como una señal de destrucción. Bomberos y policías rodeaban la zona, tratando de sofocar el incendio y mantener a los curiosos a raya.

Kazuki sintió un nudo en el estómago. Trató de avanzar, pero un policía lo detuvo.

—Lo siento, chico, no puedes pasar. Es peligroso —dijo el oficial con firmeza.

—Pero... mi maestro... él está... —Kazuki intentó protestar, pero las palabras se le quedaron atragantadas en la garganta.

Sus ojos se movieron frenéticamente, buscando alguna señal de Lee entre el caos. Y entonces la vio. En el suelo, cerca de la entrada parcialmente derrumbada del dojo, yacía la bandana roja de Lee. Estaba ennegrecida y chamuscada, como si hubiera sido arrancada en el último momento.

Kazuki se quedó congelado. La imagen de su maestro, siempre sereno y sabio, se desvanecía ante la visión de esa prenda quemada. ¿Quién podría haber hecho algo así? ¿Lee... podría haber...?

Las dudas y el miedo inundaron su mente. La persona que había convertido su vida en un camino de disciplina y autocontrol, la única figura que había mostrado verdadera comprensión y apoyo, ahora estaba envuelta en un misterio mortal.

Kazuki se quedó en silencio, incapaz de procesar lo que veía. Los recuerdos de los entrenamientos, las lecciones de vida, todo parecía desmoronarse frente a sus ojos. Sintió una rabia creciente, una furia que no había sentido antes. ¿Quién podría haber atacado el dojo? ¿Y por qué? ¿Había sobrevivido Lee, o estaba ahora entre las cenizas de lo que una vez fue un santuario de paz y autoconocimiento? Las preguntas martilleaban en su cabeza sin cesar.

Entonces, notó algo en el suelo, entre los escombros. Una tarjeta, apenas visible entre el polvo y la ceniza. Se agachó para recogerla y vio que en ella solo había un símbolo: una sombra oscura, como un borrón, que parecía estar acechando. No había palabras, solo esa imagen inquietante.

Kazuki apretó la tarjeta en su mano. No sabía qué significaba, pero estaba claro que esto no era una coincidencia. La organización que estaba detrás de Marcos y los recientes eventos había dado un paso adelante. Y ahora, se había llevado a Lee o, al menos, había intentado destruirlo.

Kazuki, con la bandana de Lee algo chamuscada, dándose cuenta de que ya no podía quedarse a un lado. La lucha que se avecinaba era mucho más grande de lo que había imaginado. Necesitaba respuestas, y necesitaba estar listo para enfrentarse a quienes habían causado esto.

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