Al día siguiente, Kazuki regresó a la escuela con una sensación de serenidad. Las enseñanzas de Lee sobre mantener la calma y encontrar equilibrio resonaban en su mente, dándole una nueva perspectiva sobre cómo enfrentar los problemas. Sin embargo, la vida tenía preparada una nueva prueba para él, una que pondría a prueba todo lo que había aprendido.
Durante las primeras horas de clase, todo transcurrió con normalidad. Los mismos rostros, las mismas conversaciones triviales, y aunque algunos de sus compañeros seguían mirándolo con desdén, Kazuki se sentía diferente. Había algo en su actitud, una confianza silenciosa que parecía mantener a raya las burlas y provocaciones.Sin embargo, la calma no duró mucho. Durante el recreo, mientras estaba en el patio, vio a Marcos rodeado de su grupo habitual. Algo en la forma en que lo miraban le hizo darse cuenta de que algo estaba por suceder. Marcos tenía una expresión extraña en su rostro, una mezcla de desafío y resentimiento.
—¡Kazuki! —gritó Marcos de repente, llamando la atención de todos a su alrededor.
Kazuki se detuvo y lo miró fijamente. Notó que la multitud se formaba alrededor de ellos, como si esperaran un espectáculo.
—¿Qué quieres, Marcos? —preguntó Kazuki con calma, aunque podía sentir la tensión en el aire.
—He estado pensando en lo que pasó el otro día —dijo Marcos, dando un paso adelante—. No me gusta cómo terminaron las cosas.
Kazuki mantuvo su postura tranquila, recordando las palabras de Lee. No dejaba que el miedo o la ira lo dominaran, aunque podía sentir la adrenalina empezando a correr por sus venas.
—No tienes que pelear conmigo, Marcos —respondió—. Podemos dejarlo aquí.
Marcos se rio con desdén, como si las palabras de Kazuki le hubieran resultado absurdas.
—¿Dejarlo? No, Kazuki. Esto no ha terminado. Quiero que todos vean lo que pasa cuando alguien como tú intenta hacerse el fuerte.
La multitud comenzó a murmurar, anticipando una pelea. Kazuki sintió el peso de las miradas sobre él, pero también recordó las lecciones de Lee. No tenía que ceder a la violencia. Había otra forma.
—No voy a pelear contigo —dijo Kazuki con firmeza—. Si quieres demostrar algo, busca otra forma de hacerlo.
Marcos se detuvo, sorprendido por la respuesta de Kazuki. No esperaba que se negara tan abiertamente, y menos aún de una manera tan segura.
—¿Te estás acobardando? —lo provocó, dando otro paso hacia él.
Kazuki mantuvo su posición. Podía sentir el desafío en el aire, pero también sentía una calma interior, algo que no había sentido antes.
—No es cobardía —dijo Kazuki—. Es decisión. No voy a ser parte de tus juegos.
Por un momento, todo quedó en silencio. La multitud parecía contener la respiración, esperando a ver qué haría Marcos. Por un instante, la duda cruzó por su rostro, como si estuviera cuestionando si valía la pena seguir con esto.
Pero antes de que pudiera responder, alguien más intervino. Una voz firme y decidida se alzó desde el borde de la multitud.
—¡Basta ya!
Todos se giraron para ver a la chica que había estado espiando a Kazuki y Lee días antes. Era Elena, la amiga de la infancia de Kazuki, que finalmente había reunido el valor para intervenir.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Marcos, claramente sorprendido por su presencia.
—Vengo a detener esta tontería —dijo Elena, mirando a Marcos con una mezcla de coraje y determinación—. Kazuki tiene razón. Esto no va a resolver nada.
Marcos la miró con furia, pero también con algo de desconcierto. No esperaba que alguien interviniera, y menos de esta manera. Elena se giró hacia Kazuki, con una expresión que combinaba la preocupación y el apoyo.
—Kazuki, no tienes que hacer esto. No dejes que te arrastren a su nivel.
Kazuki asintió lentamente, sintiéndose agradecido por su intervención. Esto era lo que necesitaba para reafirmar su decisión. No estaba solo. Había personas que lo apoyaban.
—Tienes razón, Elena —dijo, mirando a Marcos con una nueva determinación—. No voy a pelear.
Marcos parecía enfurecerse aún más por la intervención de Elena, pero también estaba perdido, sin saber cómo responder. La presencia de ella había cambiado las reglas del juego.
Finalmente, Marcos dio un paso atrás, como si comprendiera que no tenía sentido continuar. Miró a Kazuki con desprecio, pero también con una chispa de respeto, aunque no quisiera admitirlo.
—Esto no ha terminado —dijo, antes de dar media vuelta y alejarse, seguido por su grupo.
La multitud comenzó a dispersarse, decepcionada por la falta de acción, pero Kazuki no se preocupó por eso. Había ganado una batalla importante, no contra Marcos, sino contra sus propios miedos y dudas.
Elena se acercó a él, con una sonrisa tímida pero sincera.
—Me alegra que hayas tomado esa decisión —dijo—. Eres más fuerte de lo que crees, Kazuki.
Kazuki la miró, sintiendo una nueva oleada de gratitud y determinación. Aún tenía mucho camino por recorrer, pero con amigos como Elena y Lee a su lado, sabía que podía enfrentarlo.
—Gracias, Elena —respondió, sintiendo que, por primera vez, estaba verdaderamente en control de su destino.
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¿Quieres morir o sobrevivir?
ActionKazuki Baldur ha conocido el sufrimiento y la soledad desde una edad temprana. Nacido en el pequeño pueblo de Elorrio, en el País Vasco, su vida ha sido una constante lucha. Con unos padres ausentes y una escuela llena de hostilidad, Kazuki ha apren...