El sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y naranjas. En un lugar desolado, lejos del bullicio de la ciudad, Kazuki se encontraba frente a un viejo saco de boxeo colgado entre los escombros de una chatarrería. Su respiración era calmada, pero su mirada ardía con una determinación renovada. Habían pasado meses desde los últimos eventos, y durante ese tiempo, su cuerpo había cambiado.
— Hah! — Kazuki lanzó un golpe con la velocidad y precisión de un rayo. El impacto resonó en el aire, y el saco de boxeo osciló violentamente, como si hubiese sido golpeado por una fuerza sobrehumana.
Kazuki ya no era el chico de antes. Su cuerpo, ahora marcado por músculos definidos y una postura imponente, reflejaba los resultados de un entrenamiento intenso y metódico. Cada movimiento que hacía fluía con la misma gracia que Bruce Lee, combinando potencia y agilidad. Cada puñetazo y patada que lanzaba parecían tener una precisión letal.
El ambiente alrededor era silencioso, salvo por el eco de sus golpes. Kazuki no estaba en un gimnasio de última tecnología. Se había retirado a este basurero para entrenar en aislamiento, buscando endurecer su cuerpo y su mente en la adversidad. No había lujos aquí, solo esfuerzo y voluntad.
— Hah! — Otro golpe, esta vez acompañado de un giro ágil que conectaba con una patada brutal. Las piezas metálicas del lugar crujían bajo sus pies.
Kazuki respiró hondo, permitiendo que la calma inundara su cuerpo tras el entrenamiento brutal. Sus ojos se alzaron hacia el horizonte, donde el sol ya dominaba el cielo. Ahora más que nunca, sabía que no podía detenerse. Los desafíos que se avecinaban iban a ser mayores, más peligrosos. Pero él ya no era el mismo.
Mientras Kazuki entrenaba en soledad, en otro rincón de la ciudad, Elena despertaba de su profundo sueño. Meses habían pasado desde que había entrado en coma, y aunque su cuerpo había descansado, su mente no.Desde su despertar, algo había cambiado en ella. Ya no era solo una chica de secundaria con una vida sencilla. Dentro de ella, había un poder que comenzaba a manifestarse. Durante el tiempo en que estuvo inconsciente, Elena había tenido sueños, visiones de Kazuki luchando, sufriendo... defendiendo su vida por ella. En esos sueños, había sentido algo más: una conexión con algo desconocido, una fuerza que despertaba dentro de su propio ser.
— "¿Qué me está pasando?" — se preguntaba mientras miraba sus manos. A veces, podía sentir una energía recorriendo su cuerpo, algo que no podía explicar. Aún no comprendía del todo lo que había despertado en ella, pero sabía que tenía que descubrirlo.
Su entrenamiento, aunque no físico como el de Kazuki, también había comenzado. Elena sabía que no podía quedarse atrás. En su interior, una lucha por entender su poder la impulsaba hacia adelante.
Pero mientras Kazuki y Elena seguían adelante, había alguien que no lo hacía.
En una habitación oscura, Marcos estaba sentado solo, con la mirada vacía. Su cuerpo estaba presente, pero su mente estaba lejos. Los últimos meses habían sido devastadores para él. Las traiciones, las luchas, las mentiras... todo lo había roto por dentro. Solía ser un joven lleno de vida y energía, pero ahora parecía una sombra de su antiguo yo.
— "No queda nada..." — murmuró para sí mismo, su voz ronca y vacía.
El reflejo en el espejo no era el mismo. Las emociones que lo habían guiado durante tanto tiempo se habían desvanecido. La rabia, el dolor, y la culpa lo habían consumido. Y ahora, estaba listo para convertirse en lo que los demás querían que fuera: un peón, un "cabeza de turco", alguien destinado a ser utilizado por la organización.
El rostro de Marcos ya no mostraba esperanza, sino una frialdad desoladora. Algo dentro de él se había roto, y no había manera de repararlo. Marcos ya no era el mismo, y eso solo traería más caos.
Mientras Kazuki sigue entrenando con una nueva fuerza y propósito, mientras Elena busca comprender su poder, y mientras Marcos se hunde más en la oscuridad, el destino de estos tres está más entrelazado que nunca.Kazuki lanza un último golpe al saco de boxeo, sus pensamientos vagando entre lo que había sido y lo que sería. Sabía que no podía proteger a todos, pero ahora tenía un objetivo claro: hacerse más fuerte para defender a aquellos que amaba.
Justo en ese momento, una figura oscura se mueve entre las sombras de la chatarrería. Un hombre observa a Kazuki desde la distancia, sus ojos fijos en cada movimiento. Una llamada suena en su bolsillo, y contesta.
— "Sí, he localizado al chico... el legado de Lee."
La figura cuelga y desaparece entre las sombras, dejando a Kazuki solo, sin saber que está siendo observado. Algo se avecina, algo que cambiará todo lo que conoce.
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¿Quieres morir o sobrevivir?
ActionKazuki Baldur ha conocido el sufrimiento y la soledad desde una edad temprana. Nacido en el pequeño pueblo de Elorrio, en el País Vasco, su vida ha sido una constante lucha. Con unos padres ausentes y una escuela llena de hostilidad, Kazuki ha apren...