Capítulo 27: La Sombra de Marcos

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El sol apenas había salido cuando Kazuki ya estaba entrenando intensamente en la base. Después de las últimas batallas, sus nuevos maestros, Nomura y Álvaro, habían intensificado su régimen. Ahora no solo se trataba de aprender a pelear, sino de entender el significado detrás del legado que representaba.

Nomura observaba cada uno de sus movimientos con ojo crítico.

—Debes moverte más rápido, Kazuki —dijo, bloqueando fácilmente un golpe que intentaba lanzarle—. Ser discípulo de Lee no solo significa tener su fuerza, sino su mente. La velocidad y la técnica deben ir de la mano.

Kazuki frunció el ceño y volvió a atacar, lanzando una ráfaga de golpes y patadas, que Nomura esquivaba o bloqueaba sin esfuerzo.

—El Judo se basa en redirigir la fuerza del oponente —explicaba Nomura—. Usa su energía contra ellos. No te enfoques en golpear, enfócate en neutralizar. Recuerda que la defensa también puede ser tu mejor ataque.

Nomura tomó el brazo de Kazuki en pleno movimiento, lo giró y lo derribó con un Seoi Nage impecable, un lanzamiento de hombro rápido y efectivo. Antes de que Kazuki pudiera reaccionar, ya estaba en el suelo, sintiendo el impacto en su espalda.

—Si puedes anticipar los movimientos de tu oponente, ya tienes la mitad de la batalla ganada —continuó Nomura, ayudando a Kazuki a levantarse—. Vamos de nuevo.

Kazuki se sacudió el polvo y se preparó para otro asalto, sus músculos ardiendo por el esfuerzo. Esta vez, decidió cambiar su enfoque, buscando adaptarse más rápidamente a los movimientos de Nomura.

Pero antes de que pudiera volver a atacar, Álvaro se acercó.

—Hoy, también vamos a trabajar en algo diferente —dijo, cruzando los brazos—. No solo aprenderás a combatir, sino que empezarás a entender cómo funciona esta organización. Tienes que saber a lo que te enfrentas.

Kazuki miró a Álvaro con curiosidad, pero antes de que pudiera hacer preguntas, Álvaro le hizo un gesto para que descansara.

—Tendremos tiempo para hablar después —dijo—. Descansa por ahora.

En una oscura y desolada fábrica abandonada, Marcos se encontraba solo, rodeado de caos. El suelo estaba cubierto de cuerpos inmóviles y charcos de sangre. Sus puños temblaban mientras la adrenalina corría por sus venas. La batalla había sido intensa, pero él había salido victorioso. Aún así, no había ni rastro de satisfacción en su rostro.

Marcos respiraba agitadamente, tratando de recuperar el aliento mientras miraba a su alrededor. Sabía que algo estaba mal, algo profundo y oscuro lo estaba arrastrando hacia este conflicto. Pero no podía retroceder.

De entre las sombras, un hombre encapuchado apareció, observándolo con una mirada penetrante. Su voz era fría y desprovista de emociones.

—Lo estás haciendo bien, Marcos —dijo el hombre—. Pero sabes que no podrás escapar de lo que está por venir.

Marcos frunció el ceño, sin dejar de mirarlo.

—No tengo interés en lo que tú o esa organización planean —respondió, con voz firme—. Yo no soy como ustedes.

El hombre encapuchado rió por lo bajo, acercándose un poco más.

—Oh, pero ya eres parte de esto, lo quieras o no. Te hemos dado un propósito, Marcos, uno que no puedes ignorar. Y tarde o temprano, tendrás que elegir.

Marcos apretó los puños con furia, sintiendo una oleada de rabia recorrer su cuerpo.

—Mi elección ya está hecha —dijo, dando un paso hacia adelante—. No voy a dejar que ustedes controlen lo que hago.

El hombre encapuchado lo miró con interés, como si estuviera evaluando cada uno de sus movimientos.

—Muy pronto, todo cambiará —dijo el hombre, enigmáticamente—. Y cuando llegue el momento, te enfrentarás a las consecuencias de tus decisiones.

Con esas palabras, el hombre dio media vuelta y se adentró en las sombras, dejándolo solo en la fábrica abandonada. Marcos se quedó allí, respirando profundamente, su mente llena de dudas y confusión. No podía evitar pensar en Kazuki y en lo que su amigo estaba enfrentando. Sabía que, tarde o temprano, sus caminos se volverían a cruzar, y cuando lo hicieran, ya no serían los mismos.

Kazuki había terminado su descanso y ahora observaba a Álvaro y Nomura en una conversación en voz baja. Aunque no podía escuchar todo lo que decían, sabía que algo grande estaba en juego. Su entrenamiento estaba mejorando cada día, pero aún sentía que había piezas del rompecabezas que no encajaban.

De repente, Nomura se volvió hacia él.

—Mañana, empezaremos con algo nuevo —anunció—. Aprenderás más sobre quién fue realmente Lee, y lo que significa ser su discípulo. Este no es un camino fácil, Kazuki, y necesitarás toda la fuerza y el enfoque que puedas reunir.

Kazuki asintió, sintiendo el peso de las palabras de Nomura. Sabía que lo que se avecinaba no sería fácil, pero estaba decidido a seguir adelante.

En un lugar oculto, bajo las sombras, un grupo de siete figuras encapuchadas se encontraba alrededor de una mesa. Sus rostros apenas eran visibles bajo las luces tenues, pero su presencia era imponente.

Uno de ellos, con una voz áspera y autoritaria, tomó la palabra.

—El discípulo de Lee está mostrando señales de despertar —dijo—. Su entrenamiento ha comenzado y está más cerca de convertirse en una verdadera amenaza para nuestros planes.

Otra figura, más alta y de voz grave, respondió:

—No debemos subestimarlo. Sabemos lo que Lee fue capaz de hacer, y su legado no es algo que podamos ignorar.

El primero asintió lentamente.

—Pero no es solo el discípulo lo que nos preocupa —añadió, sacando una carpeta y arrojándola sobre la mesa—. También tenemos que lidiar con aquellos que están empezando a movilizarse contra nosotros. Los hemos controlado durante años, pero la resistencia está creciendo.

—Los siete líderes controlamos diferentes partes del mundo —intervino otra figura—. Pero no debemos olvidar que todo comenzó aquí, en este lugar.

La figura que lideraba la reunión dejó escapar una risa oscura.

—Sí, y fue Lee quien estuvo más cerca de destruirnos —dijo con un tono sombrío—. Es por eso que debemos eliminar cualquier rastro de su legado. No podemos permitir que esta generación repita los errores del pasado.

El líder del grupo miró a su alrededor, asegurándose de que todos estuvieran de acuerdo.

—Hemos estado en las sombras durante mucho tiempo —continuó—. Y es hora de asegurarnos de que siga siendo así. La llegada de esta nueva generación no debe alterar el equilibrio que hemos mantenido.

Uno de los líderes, hasta ahora en silencio, levantó la vista.

—¿Qué haremos si el discípulo de Lee se convierte en una amenaza real? —preguntó.

El líder de la reunión sonrió fríamente.

—Nos aseguraremos de que no tenga la oportunidad de convertirse en uno.

El líder de la reunión se inclina hacia adelante y saca una fotografía de Kazuki, observándola detenidamente.

—El discípulo de Lee —murmura—. No dejaré que repitas la historia.

¿Quieres morir o sobrevivir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora