La tensión en el aire era palpable. Frente a frente, Marcos y Takashi permanecían en silencio. Los otros hombres, los mercenarios de Ivan y los aliados de Kazuki, observaban desde las sombras, conscientes de que lo que sucedería a continuación marcaría un punto de no retorno.
Marcos, respirando profundamente, pensaba en las enseñanzas de su maestro, Jackson Barnes. "El combate no es solo físico," le había dicho Barnes. "Es también una batalla de voluntades. La verdadera victoria no es cuando tumbas al oponente, sino cuando destruyes su convicción."
Takashi, por otro lado, mantenía una postura sólida y relajada. Su mirada fija en Marcos no denotaba emoción. Era como una roca impenetrable. El gigante de los Yakuza sonreía, pero era una sonrisa vacía, sin alma, lo que lo hacía aún más peligroso. "Solo los fuertes sobreviven," había dicho una vez su maestro, un legendario luchador en las artes marciales mixtas japonesas. "No existe un combate justo. El que no esté dispuesto a destruirlo todo, caerá."
Takashi fue el primero en moverse. Su velocidad era sorprendente para alguien de su tamaño, pero cada paso estaba calculado. No era un luchador impulsivo, sino un estratega frío. Se lanzó con un golpe directo al pecho de Marcos, su puño tan sólido como una maza de hierro.
Marcos apenas logró esquivarlo, y sintió la fuerza bruta del impacto cuando Takashi golpeó una pared cercana, rompiéndola en pedazos.
Takashi habló en voz baja, pero lo suficiente para que Marcos lo oyera.
— "La fuerza lo es todo. La debilidad solo engendra caos. En el campo de batalla, no hay lugar para la compasión."
Su filosofía era clara: para él, el poder era lo único que importaba. Su enfoque era abrumador, buscando destruir al oponente física y psicológicamente. Los puños de Takashi eran rápidos, pero sobre todo, pesados. Cada golpe estaba diseñado no solo para dañar, sino para aplastar cualquier tipo de resistencia.
Takashi adoptaba una postura clásica de combate de MMA (artes marciales mixtas), donde la brutalidad y la técnica eran una sola cosa. Pero lo que lo hacía temible era su adaptabilidad. Marcos notó que su guardia cambiaba constantemente, anticipando y reaccionando a los movimientos antes de que estos se hicieran realidad.
Marcos recordó las palabras de Barnes: "En combate, no sobrevives siendo el más fuerte, sino el más inteligente." Sabía que no podría igualar la fuerza de Takashi. En su lugar, tenía que usar su entorno, aprovechar la velocidad y la precisión. Era el enfoque del CQC (Combate Cuerpo a Cuerpo). "No se trata de derrotar al enemigo de un solo golpe," pensó Marcos. "Se trata de desarmarlo pieza por pieza, hasta que no quede nada."
Mientras Takashi lanzaba otro ataque, Marcos se movió como el agua, evadiendo los golpes y contraatacando con rapidez. Usaba las técnicas que Barnes le había enseñado: neutralizar las articulaciones del oponente, desviar su fuerza y aprovechar cualquier abertura. Marcos no peleaba por el poder; peleaba por sobrevivir.
En una fracción de segundo, Marcos atrapó el brazo de Takashi con una llave rápida, doblando su muñeca en un ángulo doloroso. Takashi gruñó, pero no cedió.
— "La fuerza bruta puede quebrar un muro," murmuró Marcos, citando una de las frases de Barnes, "pero la astucia puede hacer que ese muro se derrumbe por sí solo."
El combate entre ambos era como una danza. Takashi, con la fuerza imparable de una tormenta, y Marcos, con la agilidad y precisión de una serpiente. Cada movimiento era medido, calculado.
Mientras intercambiaban golpes y técnicas, las diferencias entre sus filosofías se volvían cada vez más evidentes. Para Takashi, el combate era una manifestación de su poder. "El débil no merece estar de pie," repetía en su mente, con cada golpe buscando aplastar la resistencia de Marcos.
Para Marcos, el combate era una prueba de su determinación, de su capacidad para adaptarse y sobrevivir. Sabía que cada batalla era una oportunidad para aprender y mejorar. "No es solo el resultado lo que importa," recordó una de las lecciones más importantes de Barnes. "Es lo que haces con lo que aprendes en cada combate lo que define quién eres."
— "Un verdadero guerrero no pelea por el poder," dijo Marcos entre respiraciones profundas, "pelea por entenderse a sí mismo y a los demás."
Takashi, frustrado por no poder aplastar a su oponente rápidamente, aumentó su agresividad. Su fuerza bruta se intensificó, pero también comenzó a cometer pequeños errores. Cada ataque dejaba una abertura que Marcos aprovechaba. Aunque los golpes de Takashi eran más devastadores, Marcos comenzaba a ganar el control del ritmo.
De repente, Takashi lanzó un golpe salvaje que Marcos apenas logró esquivar. Era el golpe más fuerte que había lanzado hasta el momento, pero también el más descoordinado. Fue en ese momento que Marcos vio su oportunidad. Aprovechando el momento de desequilibrio, utilizó una técnica rápida de desarme, girando alrededor de Takashi y colocándose en su espalda.
— "Tu fuerza es grande," dijo Marcos con voz baja pero firme, "pero el equilibrio entre mente y cuerpo es lo que decide un combate."
Con un movimiento fluido, Marcos aplicó una llave de estrangulación alrededor del cuello de Takashi. No era un ataque basado en la fuerza, sino en la precisión. La sangre del gigante se detuvo momentáneamente, y su cuerpo comenzó a perder fuerza. Takashi intentó liberarse, pero la llave de Marcos estaba bien colocada. No necesitaba ser fuerte para ganar esta vez, solo ser más estratégico.
Takashi, viéndose superado por una técnica que nunca había experimentado, cayó al suelo, inconsciente. El combate había terminado.
Marcos se levantó lentamente, con el cuerpo adolorido, pero su mente estaba clara. Observó a Takashi tendido en el suelo, un hombre que vivía y moría por su creencia en el poder bruto. Marcos sabía que esa forma de pensar solo llevaba a la destrucción, y en este caso, había sido su caída.
Mientras recuperaba el aliento, recordó otra lección de Barnes: "El combate es solo una parte del viaje. La verdadera batalla es la que libras contigo mismo."
Julien se acercó, mirando a su compañero con una mezcla de asombro y respeto.
— "Vaya, lo lograste," dijo Julien, sin poder ocultar su sonrisa.
Marcos, exhausto, simplemente asintió. Sabía que había aprendido algo importante en este combate. No solo sobre su enemigo, sino sobre sí mismo. La batalla interna entre fuerza y sabiduría, entre poder y control, era algo que seguiría enfrentando en el futuro.
Mientras tanto Kazuki, Elena y otros miembros del equipo recibiendo noticias sobre el combate. Pero en las sombras, alguien más observaba. Uno de los líderes más peligrosos de la organización, conocido por su locura y psicopatía, había sido informado de los eventos. Y ahora, su mirada estaba puesta en Marcos y Kazuki.
"Pronto vendré por ti," susurró el líder en voz baja, mientras su siniestra sonrisa se expandía. Sabía que el verdadero caos estaba por desatarse, y él sería quien lo guiaría.
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¿Quieres morir o sobrevivir?
ActionKazuki Baldur ha conocido el sufrimiento y la soledad desde una edad temprana. Nacido en el pequeño pueblo de Elorrio, en el País Vasco, su vida ha sido una constante lucha. Con unos padres ausentes y una escuela llena de hostilidad, Kazuki ha apren...