CAPITULO 5

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Esa noche se encontraron en el baile, ella llevaba un hermoso vestido azul, ajustado de la parte de arriba y suelto hacia abajo, guantes azules y el pelo semirrecogido y cargado hacia un lado. Cuando Colin llego al lugar, Pen ya estaba ahí con su familia, en cuanto entro Colin lo primero que hizo fue buscarla, cuando se encontraron con la mirada, Penelope inmediatamente se dirigió hacia él para pedirle una disculpa y externarle que amaría que la dejara algún día leer más, ya que le había encantado. Colin acepto con la condición de que ella hablara por lo menos con un caballero esa noche.

Penelope no solo hablo con un caballero, por lo menos fueron tres; siempre que ella conseguía entablar una conversación con algún caballero Colin estaba a su alrededor como guardián custodiando un preciado tesoro. Pero pese a que la noche pintaba magníficamente, sucedió algo inesperado; cuchicheos comenzaron a rondar en torno a Penelope, ella no pudo hacer mas que salir corriendo del lugar mientras Colin y Eloise salían tras ella.

Esa noche antes de llegar al baile, Eloise le había reclamado a Colin que Penelope hubiera estado en su casa esa tarde; por lo cual él no tuvo mas remedio que confesarle que le estaba ayudando a Penelope a conseguir un marido, por eso las visitas y las caminatas frecuentes; también le pidió que guardara el secreto, ya que era impropia esa situación para una señorita. Eloise en un arranque de envidia al ver a su Hermano y a Penelope platicando animosamente, le conto a Cressida lo que estaba haciendo su hermano con Pen; también le dijo que no contara el secreto, pero detrás de ellas se encontraban un grupo de debutantes, la cual una de ellas alcanzo a escuchar lo que Eloise dijo y lo comenzó a divulgar por todo el salón de baile.

Cuando todos esos rumores llegaron hasta Penelope y Colin ya era tarde, puesto que todo mundo ya se había enterado. Cuando Colin salió corriendo tras Penelope observo que Eloise también lo hacía y ahí le reclamo que a quién se lo había dicho, las dudas cayeron por supuesto sobre Cressida, pero ya el daño estaba hecho. Colin siguió el carruaje de Penelope en el suyo, pero no la alcanzo y al llegar a casa no le permitieron el paso.

Penelope se sentía destrozada por la humillación, pero algo era cierto, LW tenía que escribir sobre eso, no podría ser posible que no lo dijera; así que una vez mas con el corazón adormecido de tantos golpes comenzó a escribir sobre ella. Al siguiente día era la comidilla de todo Londres, para algunos solo una confirmación. Penelope no salió de su habitación en todo el día, y a pesar de que su madre fue a preguntarle si era cierto que había acudido a Colin para que le ayudara a buscar marido y ella asintió, no hubo palabras reconfortantes de su parte, solo un reclamo.

La noche había caído, y Colin atormentado todo el día por cómo podría estar Penelope, acudió a su casa y espero que la doncella saliera para sobornarla y trajera a su ama a la parte trasera de la casa Featherington. Ya era muy tarde, Penelope se encontraba con su ropa de dormir cuando su doncella entro y le dijo que tenia una visita, era quien menos se esperaba encontrar, era él, era Colin.

Le pregunto como se sentía por las infamias que había escrito LW contra ella, Penelope solo contesto – Hubiera sido muy sospechoso que no lo hiciera – esa frase dejo pensativo un poco a Colin, pero al verla llorar se olvidó y solo quería abrazarla, tenerla entre sus brazos y por qué no... besarla. Pero sucedió algo que él no esperaba, Penelope le pregunto si podría pedirle un favor, el asintió - ¿Podrías besarme? – Colin quedo estático, era como si ella le hubiera leído la mente, se puso muy nervioso y ella siguió hablando argumentando que no significaría nada, pero que nadie la había besado y no quería morir sin que nadie la besara.

Lo único que hizo Colin fue acercarse a ella lentamente, ¡por Dios si quería hacerlo! Con una mano la tomo de la cintura y con la otra de la nuca y la beso, ese día, en aquel jardín una cálida noche primavera, Colin besaba a Penelope. La calidez de sus labios recorrió todo su cuerpo, su perfume lo tenia extasiado, la suavidad de su piel; su lengua poco a poco abrió los labios de Penelope, la cual se sorprendió al sentir la intromisión en su boca, pero le gusto, abrió gustosa un poco los labios para permitírselo. Mientras ese beso se profundizaba, las manos de Colin se posaron en su espalda e hicieron que todo su cuerpo estuviera totalmente pegado al de él; era una locura sentir el calor de su piel, sus pechos completamente pegados a su abdomen, y ella ahí a su merced, solo recibiendo sus caricias.

Se estaba volviendo loco, sus manos comenzaron a recorrer su cuerpo, sus caderas eran como las había imaginado, curvilíneas; sus nalgas eran generosas, su pecho era exuberante, Penelope definitivamente tenia el cuerpo que debería de tener una mujer y se sintió estúpido por no haberla visto antes. De pronto escucharon unos pasos que se aproximaban e inmediatamente se separaron, era la doncella que iba por ella, Pen solo le dijo Gracias y se marchó... Colin quedo ahí estático, sin saber cómo reaccionar, él no quería su agradecimiento, él la había besado porque quería hacerlo.

Esa noche el daño ya estaba hecho, Colin había caído a los pies de esa pelirroja, a partir de ese día comenzaron unos sueños, donde cada vez la veía con menos ropa. La imaginaba entregándose a él en ese mismo jardín. La soñaba en situaciones tan comprometedoras que de solo pensarlas él mismo se avergonzaba. Penelope era la protagonista de los sueños más eróticos que había tenido en toda su vida; dormía mucho, daba vueltas en la cama, comenzaba a comer menos, pero nadie adivinaba el porqué de esa situación.

Penelope no fue vista por un par de semanas en sociedad, fue Eloise la que la visito para pedirle perdón, ya que gracias a ella había salido el rumor. Penelope no le recrimino nada, solo la invito a la biblioteca, conversaron unos momentos y después se despidió Eloise; ese día las barreras que estaban puestas entre ellas comenzaban a derrumbarse. Después del desayuno decidió salir a caminar un momento, la caminata no fue nada agradable, ya que los cotilleos sobre ella estaban en todos lados; hubo un momento en el que se dio cuenta que Colin estaba ahí y se fue a refugiar bajo un árbol para que no la viera. Pero para Colin, Penelope era como un imán que siempre lo iba a llevar a ella; la siguió, ella se puso muy nerviosa, ya que desde esa noche no se habían visto.

Le dijo que ya no se podían ver, que era lo mejor, y que sus clases ya eran imposibles, Colin por su parte le era difícil mirarla sin volver a sentir ese sentimiento que lo había poseído esa noche, además de recordar sus sueños; ahora la tenia ahí, y no podía hacer nada de lo que él soñaba. Se despidieron y cada quien se fue por su lado.

Esa noche en el baile al que asistieron, un ya conocido caballero volvió a abordar a Penelope, pero esta vez ella tenia un semblante diferente, mas segura, mas ella.... Y por supuesto Colin no podía dejar de verla como le sonreía a ese caballero que no era él, como coqueteaba disimuladamente; Lord Debling quería la compañía de Penelope y ella parecía quererlo también. Toda la velada conversaron y la pasaron maravillosamente, al terminar la llevo a su carruaje y se despidieron; para ella fue un sueño, para Colin una pesadilla.

Al día siguiente había un evento de un globo aerostático, cuando llego Colin con su familia no fue más que Penelope le hiciera una pequeña seña para que él corriera tras ella. Entraron a una tienda de golosinas y actuaban como si fueran dos personas que solo estaban comprando, ahí Penelope le comento como se había sentido con Lord Debling la noche anterior, como había quedado maravillada con su platica y que seguiría permitiéndole que conversara con ella. Penelope compro un pastelito y la manera en la que ella comenzó a comerlo derritió a Colin, era casi como en sus sueños, pero estaban en público y a pesar de la mirada de Colin, Pen se marchó, dejándolo ahí nuevamente solo con sus pensamientos lascivos de cómo podría utilizar ese pastelito en su cuerpo. Compro uno para él mismo, porque quería probar un poco del sabor de la boca de Penelope, aunque ella no se la hubiera ofrecido.

AUN SIN TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora