CAPITULO 16

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Un par de años más habían pasado, en casa Bridgerton habían recibido a Colin una sola ocasión, solo había parado una semana y había seguido su camino. Lo veían más reacio, se había vuelto un lobo de mar, había regresado con una gran barba, misma que su madre le pidió que se la quitara mientras estaba ahí; le obedeció, disfruto de sus hermanos, de su familia. Vio como la cada Featherington ahora era habitada por Philippa, su esposo, una hermosa bebe pelirroja y el nuevo Barón, producto de este matrimonio. Se le contrajo el corazón cuando por la noche vio la luz encendida de la habitación de Penélope, pero ya no era de ella, ahora pertenecía a alguien más. La había tratado de borrar de todos sus pensamientos, pero siempre que buscaba a una mujer, coincidía que eran pelirrojas, pero ninguna era ella; estaba obsesionado con historias de sirenas, los marineros decían que eran pelirrojas, de ojos azules, prominente curvas, frondosos pechos y una sonrisa que hacia que los hombres perdieran la cabeza – Penélope es una sirena, una sirena que engaña para perder a los hombres, pero primero los enamora, los hace perder la cabeza... a quién estarás embaucando en este momento mi querida niña? Quién disfrutara de tus besos, de tus miradas, de tus sonrisas, de tu cuerpo... tu cuerpo... -

Constantemente soñaba con ella, sus sueños para nada eran puros, todo lo contrario, la imagina de tantas formas, en tantas posiciones, en tantos lugares; que, si alguien adivinara sus pensamientos, lo quemarían por tan pecaminosos pensamientos. Pero desde que llego a Mayfair todo se había complicado, las noches eran un tormento, las erecciones eran tales que le dolían, mas de 3 veces por noche había tenido que hacerse cargo el mismo. No podía soportar la tortura de ver la casa de ella, pero ella no estaba ahí. Se ponía de mal humor por el solo hecho de pensarla en otros brazos, pero nadie, nadie sabia donde estaba.

Eloise seguía sin hablarle, sabía que había comenzado una amistad con Lady Danbury, y que constantemente la invitaba a su finca, donde pasaba días, e incluso alguna vez paso casi un mes. El día que se volvió a marchar de Londres, antes de abordar su barco y despedirse de toda su familia, volteo hacia todos lados, esperando encontrar unos ojos azules y un cabello rojo, quería ver a su sirena.. pero nunca apareció. Y así lo hacia en cada puerto donde paraba, la buscaba con los ojos, pero nunca aparecía.

Cuando la pequeña Agatha cumplió cuatro años, Penélope ya había escrito un hermoso libro donde la protagonista tenía fantásticos viajes a través del mundo, gracias a Lady D y su abogado, consiguió una editorial donde lo publicaran, todo bajo el seudónimo de Anne Miller, autora bastante conocida en Londres por el periódico, ya que cada domingo se incluían hermosos cuentos e historias dentro de él. La hermosa cabaña de Penélope había sido derrumbada y vuelta a construir, pero aun mas grande, era hermosa, el mismo encanto, pero de mayor tamaño; todo pensado porque había temporadas en las que había muchos visitantes, sus hermanas, sus esposos, sus hijos, Lady D, Genevieve, su abogado, Eloise e incluso alguna vez la misma Reina había pernoctado por una semana en dicha propiedad. Penélope se había convertido sin duda alguna en una protegida de la misma, amaba platicar con ella, amaba a Agatha y siempre estarían bajo su protección.

Todo iba viento en popa, su fortuna había crecido enormemente, tanto que Portia ya no tenia que preocuparse por nada, la tenía magníficamente asentada en una casa de cerca de su antigua residencia, con los sirvientes necesarios para que no se preocupara por nada, solo por estar bien. Solo Eloise sabia que todo eso corría por cuenta de su amiga, al igual que se había convertido en una gran inversionista en gran parte de Londres, diversas familias le debían a ella sus negocios, pero como todo se realizaba con su abogado, no sabían a ciencia cierta quien era el oculto caballero tras aquellos negocios tan crecientes últimamente en la ciudad.

-Mi querida Penélope, quiero festejar a mi ahijada a lo grande, quiero hacerle una gran fiesta en mi casa, también me gustaría que me la prestaras por temporadas, quiero educarla como es debido, tengo los mejores tutores, solo serán unos meses, yo se que contigo tiene una educación magnifica, además de que heredo tu inteligencia y curiosidad, pero hay cuestiones que solo un tutor puede dárselo- le comento Lady Danbury

-Agradezco mucho mi señora, creo que podríamos ver como acomodarnos, también a mí me gustaría que mi Agatha poco a poco se integre a la sociedad, ya que algún día tendrá que entrar de lleno en ella. Lo hare, pero solo le pido que no le comente a nadie de quien es hija, estoy convencida de que tengo que decirle a Lady Violet y a Anthony que ella es una Bridgerton, pero aun no, Eloise lo comprende y espero que usted también – lady D asintió y siguieron platicando de cualquier tontería.

Penélope por supuesto llamaba mucho la atención en ese pequeño pueblo, no era para menos, era una hermosa mujer joven, pero fuera de ello, su cabellera rizada y roja sobresalía siempre cuando la veían cabalgar por sus campos, cuando la veían como flotaba en el aire, era una visión para todos los lugareños.. era un gran enigma para todos esa joven y bella viuda, y más por que recibía visitas de importantes personas, incluso alguna vez se llego a rumorar que llegaron a ver el carruaje Real dirigirse a su propiedad, nadie sabia quien era ella realmente o quién había sido su esposo, solo sabían que era una persona importante en influyente de la sociedad Inglesa.

Cada cumpleaños, Penélope mandaba a hacer una pintura de ella con Agatha, todo por petición de la Reina y de Lady D, y siempre mandaba a hacer una pequeña para su amiga Eloise; quien estaba loca por Agatha, cada que la visitaba le enseñaba lecciones de Feminismo, de política, incluso esgrima; Penélope amaba verlas, eran los dos seres que más amaba.

Ese cuarto aniversario de la pequeña, Penélope le informo que la celebración oficial seria en casa de Lady D, así que allá se verían, por supuesto ella no estaría en la fiesta por obvias razones, pero pasaría un par de semanas con ella. Le volvió a enviar su anual retrato y lo guardo con los otros tres que ya tenía en un baúl escondido, donde guardaba toda la correspondencia con su amiga. Llego una invitación a la casa B donde se les invitaba a un cumpleaños de una amada ahijada de Lady D, era infantil, deseaba que las personas mas allegadas a ella conocieran a Agatha, ya que como planeo con Penélope, la pequeña tenia que aprender a comportarse ante mucha gente.

Benedict se ya se había casado con una hermosa señorita llamada Sophie y esperaban su primer hijo, Anthony tenia dos hermosos hijos con Kate, Francesca estaba casada con John pero aún no había quedado embarazada, Daphne y Simon esperaban su tercer hijo, la familia poco a poco crecía; todos fueron invitados para conocer a la hermosa Agatha, por supuesto Lady D hizo mucho hincapié a Violet que toda su familia asistiera.

Por esos días recibieron una carta de Colin donde les decía que regresaría pronto, que había conocido a una hermosa Irlandesa y que quería que la familia la conociera, y si Anthony daba su bendición, se casarían ahí mismo. Todos se sorprendieron, pero sabían que tenia que suceder, finalmente, Penélope nunca volvió a aparecer y era mas que obvio que así seria tarde o temprano. Faltaba una semana para la fiesta, en la finca de Penélope todo quedo arreglado con el administrador para dejarlo a cargo, le dijo que se ausentaría máximo un mes, pero ya sabía dónde la podía encontrar, y se marcharon a la casa de Lady D; Portia y sus hijas también se preparaban para la fiesta.

Pero en la casa B era otra historia, un Colin con pinta de pirata, un poco desaliñado, mucho mas bronceado, con barba creciente y de la mano de una hermosa pelirroja arribaba al puerto de Mayfair – Hemos llegado Amelia, conocerás a toda mi familia, requiero la bendición de la cabeza de mi familia para poder casarnos -.

AUN SIN TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora